Daniel Orsanic se desempeñó, durante un período de cuatro años (2014-2018), como director de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis (AAT). Varios de los chicos y las chicas que pasaron por aquella gestión hoy forman parte del pelotón de tenistas que buscan meterse para forjar una carrera en el profesionalismo.
El grupo de jóvenes argentinos pujantes en el circuito está liderado, hoy por hoy, por un jugador de 21 años: Sebastián Báez, quien se metió en el top 100 del ranking ATP a fines del año pasado después de luchar contra el congelamiento de los puntos, que protegió a los de arriba a raíz de la pandemia. Hoy es el 62° del mundo y el tercer argentino del listado internacional, números que lo llevaron a integrar la nómina de la Copa Davis por primera vez para la serie del próximo fin de semana ante República Checa, en el debut de Guillermo Coria como capitán.
"Báez es muy respetuoso pero entra a la cancha y no te regala una. El deseo y el hambre están intactos. Eso es lo que marca la diferencia", destacó Daniel Orsanic, ex Director de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis, sobre el crecimiento del jugador nacido en Billinghurst.
Para Orsanic el vínculo con Báez tiene un valor agregado: su entrenador Sebastián Gutiérrez es su amigo desde hace muchos años, una relación que se forjó en el club Arquitectura y que perduró durante la estadía del ex capitán en la AAT, tanto en su ciclo como conductor de Copa Davis, en el proyecto que llevó a la Argentina a ganar el trofeo en 2016, como en el que lo tuvo como líder del área de Desarrollo.
"La mejor parte de trabajar en Desarrollo es que conocés a muchos nenes. Son chicos que juegan bien, son competitivos, pero hay una evolución. La gran mayoría juega bien y no trasciende, pero hay un puñado de jóvenes que se puede hacer camino a través del tenis profesional. Los casos de Seba Báez, Juanma Cerúndolo, Tomy Etcheverry, Thiago Tirante, Facu Díaz Acosta, Tomy Farjat, los hermanos (Valerio y Leonardo) Aboian, Luli Moyano, Solana Sierra. Son tantos que ni siquiera importa que haya sido uno quien colaboró en ese proceso", explicó Orsanic en diálogo con Página/12.
Nacido hace 21 años en Billinghurst, partido de San Martín, Báez habría irrumpido en el top 100 varios meses antes. En 2021 ganó nada menos que seis títulos Challenger, jugó otras tres finales y acumuló 44 victorias, la mayor cifra de cualquier jugador sub 20 durante un año en la categoría, pero su acceso quedó retrasado por el congelamiento de los puntos. Recién se metió a fin de año y su avance continuó durante la primera parte de 2022. Accedió a la segunda ronda en su primer cuadro principal de Grand Slam en Australia -jugó un partidazo contra el griego Stefanos Tsitsipas, 4º del mundo- y redondeó una gira sudamericana de polvo de ladrillo muy positiva, con los cuartos de final en el Córdoba Open, los octavos en el Argentina Open y su primera final de nivel ATP en el torneo de Santiago de Chile.
Orsanic está muy conforme con la base que aportó, junto con su equipo, para el desarrollo actual de Báez y del resto de los jugadores de la nueva camada: "Creo que hicimos un muy buen trabajo con ellos en esa etapa pero no están donde están sólo por nuestro trabajo. Los contuvimos, los guiamos, colaboramos, fuimos una parte. Un entrenador como Seba Gutiérrez, que es muy amigo mío, se mantuvo siempre cerca de ellos: estuvo en la Asociación conmigo y ahora, en esa continuidad de trabajo con Báez, los ve a todos en los torneos. Hay cercanía. Siento mucha satisfacción por Báez y Juanma, que son los que encabezan ese grupito, porque los quiero mucho".
El ex 107° del mundo en singles y 24° en dobles, especialidad en la que ganó ocho títulos de ATP entre 1993 y 2001, lanzó una analogía para enlazar a Báez con un ex número uno del mundo y tricampeón de Roland Garros: "En los últimos tiempos Báez me hace acordar a Guga (Gustavo) Kuerten. No por su juego, sino por el hambre. Yo compartí con Guga y su entrenador Larri Passos una etapa, cerca de 1995, en la que ellos jugaban qualy de Challengers, hacían semifinales, se metían en el cuadro del siguiente… Ese deseo por jugar tantos partidos te cansa a vos de verlo. Pero el hambre y el deseo podían más. Con Báez veo lo mismo".