El gobierno nacional finalmente cerró un nuevo acuerdo con el FMI, que pasará en los próximos días por el Congreso de la Nación y que tiene el objetivo de refinanciar la enorme deuda por más de 44 mil millones de dólares que dejó el gobierno del expresidente Mauricio Macri. Alberto Fernández vivió una noche y un día muy intensos en las horas previas y posteriores al cierre. "Estuvimos todos los miembros del gobierno hablando permanentemente durante toda la noche", contaron a Página/12 personas del entorno más íntimo del mandatario.
Mientras el Ministro de Economía, Martín Guzmán, estaba a las cuatro de la mañana reunido con el staff del fondo, la secretaria legal y técnica, Vilma Ibarra, en colaboración con el asesor presidencial, Juan Manuel Olmos, terminaban de ultimar los detalles del escrito que enviarían al Congreso.
También estuvieron conversando durante la madrugada con el Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y con la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, que se dedicó al armado del comunicado oficial para informar el final de la negociación. Tras el cierre, Fernández tuvo un día cargado de reuniones y actividades con sindicalistas, empresarios y distintos miembros del Frente de Todos.
"Más desembolsos para consolidar reservas"
El miércoles a la noche ya estaba todo prácticamente definido: desde el Gobierno habían cerrado con el Fondo el capítulo tarifario --desde el FMI veían los aumentos del macrismo del 3 mil por ciento y querían que el Gobierno aumente mucho más de lo que se terminó acordando--, y también estaba finalizado el capítulo de los desembolsos. Se definió que finalmente va a haber más desembolsos de los que habían conversado en un comienzo y desde el Gobierno aseguran que eso es algo "positivo" porque "nos va a servir para consolidar reservas".
A esa altura, desde Casa Rosada suponían que cerca de las dos o tres de la mañana iba a estar el nuevo acuerdo firmado. Pero todo se detuvo cuando, cerca de las cuatro de la mañana, desde el Gobierno vieron que el Fondo había redactado un párrafo en el que, por cómo estaba escrito, se daba a entender que el Gobierno no podría dar más ningún tipo de moratoria ni previsional ni de impuestos nacionales o provinciales.
En ese momento, Guzmán se lo comunicó al Presidente, quien rechazó de plano esa opción. Finalmente, a las siete de la mañana, desde el Fondo avisaron que ese tema ya había sido corregido y retomaron la negociación. "A las 10 de la mañana todo se encarriló de nuevo", detallaron a Página/12 desde Balcarce 50.
Reuniones para ultimar los detalles
Luego de la intensa noche de reuniones y de teléfonos al rojo vivo, Fernández comenzó un día cargado de reuniones. Por la mañana se juntó con Guzmán para ultimar todos los detalles y luego escuchó la conferencia de la vocera Cerruti.
Antes del mediodía se dirigió a Casa Rosada, donde almorzó con uno de los secretarios generales de la CGT, Antonio Caló; más tarde estuvo con el Canciller, Santiago Cafiero, con quién participó de una cumbre de países de Centroamérica y el Caribe, y recibió a Christel Bories, directora ejecutiva del grupo minero francés Eramet, quien lo interiorizó de los avances para la construcción de una planta de litio en Salta.
El apoyo de la CGT, más allá de la reunión con Caló, también había quedado demostrado el día anterior, cuando otro de los miembros del triunvirato, Héctor Daer, dijo que "es la primera vez que no se va al FMI con reformas laborales y previsionales que cambian la estructura social de una país".
Una señal de unidad
Cerca de las 16, Fernández recibió a una delegación de funcionarios de la provincia de Buenos Aires. En su despacho, se encontró con el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y su par bonaerense, Martín Insaurralde; con el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y con su par de la provincia, Andrés Larroque.
Si bien la visita oficialmente se debió a que el Gobierno nacional firmó convenios por más de 75.000 millones de pesos con la provincia de Buenos Aires, la foto de Larroque e Insaurralde, dos hombres muy cercanos al diputado Máximo Kirchner, al lado del Presidente y chocando el puño con Zabaletta, uno de los ministros "albertistas", fue leído como una señal de apoyo de esa otra pata del FdT al gobierno nacional, en un día muy importante.
Al salir de la reunión, Zabaleta y Larroque realizaron declaraciones juntos a la prensa. "Podemos tener miradas, matices, discusiones y debates en el marco de una fuerza política diversa, pero es muy claro que todos estamos comprometidos con el día a día de la gente que está saliendo de una situación muy difícil", destacó Larroque.
Zabaleta, por su parte, aseguró que con el nuevo acuerdo "no va a haber ajuste, tarifazo ni una sola política en el ministerio de Desarrollo que se vea afectada. Hay una recuperación de más del 90 por ciento de los empleos que se han perdido en pandemia y vamos a seguir en ese camino".
La visión del albertismo
Desde el Grupo Callao, el núcleo duro del albertismo desde antes que Fernández asuma la presidencia, emitieron un comunicado titulado "Firmes en el camino de la reconstrucción". Allí, defendieron la gestión del mandatario en pandemia, los números de crecimiento de la economía y el acuerdo con el Fondo.
En diálogo con este diario, desde ese espacio aseguraron que "el acuerdo era central para seguir avanzando con agenda de la producción y el trabajo. Una agenda que hay que desplegar y que va a ir dando cada vez mejores resultados". Además, añadieron que "había que ocuparse de la deuda que dejó Macri. No hay que perder el foco, porque si perdemos el foco de la política productiva, del empleo, de la mejora del ingreso, perdemos la esencia y terminamos discutiendo cosas que no tienen sentido".
Para los funcionarios más cercanos a Fernández, "con el acuerdo finaliza una etapa de reordenamiento atravesada por la pandemia, para comenzar una dedicada al futuro".
Desde el oficialismo aclararon que "nosotros no fuimos a buscar ese préstamo, es algo que nos tocó arreglar y que lo hicimos con una actitud de negociación férrea, que nos permitió llegar a un acuerdo que tiene tres elementos clave". Esos elementos son: que el acuerdo generará un alivio financiero que permitirá continuar con la reactivación iniciada en 2021; que no contendrá ninguna de las clásicas reformas neoliberales que implican reducir los derechos de los trabajadores o jubilados y, por último, que "hay un planteo de sendero fiscal que, tal como ha sido negociado, nos permitirá reducir el déficit fiscal sin necesidad de recurrir a ningún tipo de ajuste", explicaron.