Los líderes del G-7 reconocieron por primera vez ayer, en la ciudad siciliana de Taormina, su división respecto a la cuestión del clima, después de que Estados Unidos se negara a comprometerse con el Acuerdo de París contra el calentamiento global.
Fiel a su estilo impredecible, el presidente estadounidense Donald Trump anunció con un tweet al término de la cumbre que decidirá la próxima semana si se retira o no del histórico acuerdo pactado en París en el 2015 con el fin de reducir las emisiones mundiales de carbono. Pese a las presiones de los europeos (Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña y la Unión Europea), de Canadá y de Japón, Trump no cedió y se tomó más tiempo para decidir si retira a su país del pacto a favor del clima. Estados Unidos está revisando su política sobre cambio climático así como el Acuerdo de París y por lo tanto no se llegó a un consenso sobre ese asunto, recalca la declaración final.
Tomando nota de ese proceso, “los jefes de Estado y de gobierno de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y la Comisión Europea ratificaron su compromiso para aplicar prontamente el Acuerdo de París”, subraya el documento. “El presidente Trump vino para aprender y la posición que adopte será la mejor para Estados Unidos”, explicó su consejero económico, Gary Cohn. La canciller alemana Angela Merkel, gran defensora del Acuerdo de París, reconoció por su parte ante la prensa su insatisfacción por el resultado de las discusiones sobre el clima.
La cumbre de dos días, que se clausuró ayer en el suntuoso balneario siciliano, estuvo marcada por las discrepancias sobre ese tema. “Toda la discusión sobre el tema del clima fue muy difícil, por no decir muy insatisfactoria”, contó Merkel. El presidente francés, Emmanuel Macron, se mostró menos pesimista respecto a los resultados. “Considero que hubo progresos y que hubo verdaderas discusiones e intercambios”, dijo ante la prensa al recordar el punto de partida, en el que se temía que Washington renunciara al Acuerdo de París.