Escuchar (y aprender de) Quintino Cinalli (batería y percusión), Juampi Juárez (guitarrista) y Milton Arias (bajista), es hacerlo de tres virtuosos que comparten música y experiencias. Los tres se presentan hoy con una serie de clínicas, previas al show previsto a las 21, en La Casona (San Lorenzo 2157). “Es un proyecto compartido con Juampi Juárez, con quien venimos tocando desde hace muchos años, y con Milton Arias, bajista cordobés. La propuesta consiste en tocar standards, temas propios, pero de una manera un poco particular, desde la fusión de estilos. Vamos a dar las clínicas por la tarde y el show a la noche”, comenta Quintino Cinalli a Rosario/12.
Compositor y docente, dedicado a la investigación de la música latinoamericana, el músico nacido en Venado Tuerto acompañó con su batería a artistas como Rubén Rada, Jeff Berlin, Lila Downs, Pedro Aznar, Dino Saluzzi y Luis Salinas, entre muchos otros. Además, disfruta de escribir y compartir lo que aprende. “Es un incentivo paralelo. Los libros que hice fueron a partir de sentir que tenía algo que decir; de igual manera me sucede con los discos. Lo que más me entusiasma es poder transmitir lo que fui transitando en las clínicas y en los libros, también para hacerle el camino más corto al que comienza, por así decir. Mi primer libro –Candombe y Murga Rioplatense–, trata de mi experiencia durante la época de trabajo con Rada, con quien toqué 5 años. Ahí pude empaparme del candombe, de la murga, y el libro tuvo que ver con cómo transferir a la batería el lenguaje de los tambores y de toda esa música. El segundo –Visión– fue más puntual, luego de mi vivencia en Nueva York, donde estuve 5 años; es un poco sobre las cosas abstractas que no están en los libros, yo traté de codificar todo eso –cuestiones tales como cómo reaccionar ante una improvisación–, son cosas que no están en los métodos de batería o percusión, y tuvo mucha repercusión. El tercer libro –El Aparecido– viene con un DVD de un concierto en vivo; y el cuarto –Método de Bajo y Batería para Ritmos Folclóricos Argentinos– lo compartí con el bajista Pablo Santos, dedicado a cómo empezar a tocar nuestra música”.
-El jazz tal vez sea el mejor ámbito o lugar donde ensayar tales experimentaciones.
-El jazz hoy día es abarcativo y receptor de mil estilos; cuando escuchaba lo que se hacía desde la música cubana o la brasilera, me decía, ¿por qué no con nuestra música, con el folklore? Ahí encontré una veta. Mi propuesta como solista tiene que ver con traer el jazz a nuestra música y viceversa; esa estética da como resultado algo fresco, innovador. A la vez, siempre estoy investigando, porque hay que empaparse del jazz, conocer la música y el repertorio, tocar con músicos del género. Sea con la chacarera o el candombe, hay que profundizar en el estilo musical para luego hacer la música de fusión, sino seria música de “confusión” (risas); eso es muy importante y lo dejo muy claro en las clínicas.
-Con Juárez y Arias seguro compartís esta sensibilidad al momento de tocar juntos.
-El planteo de la fusión es una excusa para dar rienda suelta a la improvisación. Juampi viene del jazz y Milton es un todoterreno. La conjunción de los tres estilos da una cosa muy fresca, y la plataforma es el jazz. Podés hacer un tema de Monk y llevarlo al chachachá, o agarrar un tema de Rada y hacerlo más cercano al swing; pero siempre teniendo en cuenta la estética. Pero eso es lo divertido, hay plena libertad para aportar.
-En tu trayectoria, con tantos artistas notables, debe ser mucho lo que te aportaron, pero también vos a ellos.
-En los reportajes hablo siempre de los artistas inmensos con los cuales tuve el honor de tocar, pero mi señora en la intimidad me dice: “si estuviste con ellos es porque les aportaste algo” (risas). Creo que pude aportar toda esta búsqueda y todas estas cosas que vengo desarrollando desde hace años, algo que a estos artistas les interesó. Al ver quiénes son, aparece un hilo conductor: Pedro Aznar, Esperanza Spalding, Jeff Berlin, Hugo Fattoruso, Dino Saluzzi, Litto Nebbia; hay una música de vanguardia, de búsqueda, de autenticidad tremenda. Tocar con Rada me abrió el mundo de la rítmica; Saluzzi lo hizo con la excelencia, el minimalismo en la música, el folklore del norte con la música clásica; Aznar con la pulcritud, la técnica, la sonoridad; Litto Nebbia, ni hablar, ¡es la leyenda del rock!; cada uno me fue alimentando. Yo aprendí más de otros instrumentistas antes que de bateristas; aprendí tocando, y eso me dio un background importante. Cuando hago mi propuesta, sé exactamente con qué músicos quiero tocar, porque estuve mucho tiempo atrás de la escena.
La experiencia y la música vivida, encuentran en Cinalli un vínculo generacional ejemplar: “Hay una frase que no recuerdo si me la dijo Dino (Saluzzi) u otro músico de otra generación: ‘De la música se puede escribir todo en un papel, menos lo importante’; esa frase es la que uno quiere transmitir, lo que no está es lo que hay que caminar. En eso me siento útil para las nuevas generaciones o los nuevos públicos”.