La asunción de Gabriel Boric a la presidencia de Chile genera expectativas en el país trasandino y en la región. Aunque su programa es progresista e inclusivo en diversos aspectos, asume sin mayoría parlamentaria y con un Congreso muy fragmentado. Su primer desafío político será que el pueblo chileno refrende la nueva Constitución en las urnas. Caras y Caretas dedica su edición de marzo, que estará este domingo en los kioscos opcional con Página/12, a esta transición de signo político que vive el hermano país y que podría renovar la esperanza en América latina.

En su columna editorial, María Seoane reflexiona: “Ahora que Alberto es el presidente de los argentinos y sufrimos el embate de un destino miserable heredado del saqueo neoliberal; ahora, a punto de que comience el gobierno popular de Gabriel Boric, empujado por la rebelión de los jóvenes más prolongada en medio siglo, recordé que Chile y la Argentina nos pertenecen, como dijeron Darío, Allende y Perón, y Néstor y Hugo Chávez en Mar del Plata en la Cumbre de las Américas, en aquel lejano 2005. Que esta patria latinoamericana es nuestra, carajo, y que la resistencia y la resiliencia son esas anchas alamedas por donde pasa la historia”.

Felipe Pigna celebra en su editorial que “en los recientes comicios triunfó un proyecto que llena de esperanza a Chile y a toda la región, ojalá Chile vuelva a ser modelo, esta vez virtuoso de un proceso de cambio que lleve al país a la justicia para con los crímenes impunes de la dictadura, a la equidad social y de género e ilumine al resto de América latina”.

Desde la nota de tapa, Telma Luzzani plantea que el triunfo electoral de Boric fue “consecuencia de las grandes movilizaciones populares” en Chile. “Boric batió tres récords: es el presidente más joven (36 años), el más votado en la historia de su país y ganó en una elección que fue la de mayor asistencia desde 2012, cuando el voto dejó de ser obligatorio en Chile”, escribe la especialista, y agrega: “Aun con las diferencias de época, Boric expresa, a su modo, el rescate de un hilo histórico que une los actuales reclamos y protestas populares con el Chile de Salvador Allende, antes de que la democracia fuera brutalmente interrumpida con el aval de Estados Unidos, el 11 de septiembre de 1973. ‘Si Chile fue la cuna del neoliberalismo también será su tumba’, prometió el joven presidente cuando todavía era candidato. ¿Habrá llegado la hora en que las palabras proféticas de Allende –‘más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor’– empiecen a cumplirse?”.

Federico Larsen traza un perfil de Gabriel Boric, Emiliano Guido analiza las características del nuevo gabinete, Néstor Restivo hace un panorama sobre la agenda de Chile para América latina y Mariano Beldyk da cuenta del proceso que alumbrará la nueva Constitución del país trasandino.

La escritora Diamela Eltit opina sobre el fenómeno Boric y lo pone en relación con la pandemia y con la cultura: “Un conjunto de sucesos inesperados, una multiplicidad de eventos políticos, sociales y culturales que sintetizaron años de injusticias se desencadenaron de manera masiva. Fue muy significativo el año 2018, marcado por una nueva reemergencia feminista. Antes hubo innumerables muestras de malestar, debido a diversas problemáticas, especialmente del movimiento estudiantil de 2011. Pero el 18 de octubre de 2019 se inició el estallido social como señal de protesta ante el prolongado y voraz sistema neoliberal. Fue impactante, radical. Fue múltiple e incesante. Vi cómo las ciudades cambiaban, de qué manera confluían diversos signos, marchas, saqueos, enfrentamientos. Sentí que la democracia era siempre un estado tembloroso ante la multiplicidad de atropellos a los derechos humanos. El crimen, la ceguera, las golpizas y la cárcel se precipitaron. La policía mostró la patológica violencia que recorre a sus Fuerzas Especiales. Y mientras seguía transcurriendo el estallido, se desencadenó la pandemia”.

Silvina Pachelo reconstruye las jornadas que dieron inicio al estallido social en Chile, preludio del proceso constituyente y del presente político del país. Y Gabriel Merino recuerda el gobierno socialista de Salvador Allende y el golpe de Estado que lo derrocó, encabezado por el dictador Augusto Pinochet y promovido por los Estados Unidos.

Demián Verduga analiza las relaciones Argentina-Chile en el nuevo contexto. Damián Fresolone reúne testimonios de diversos especialistas. Ricardo Ragendorfer trae al presente la crónica de la fuga del penal de Rawson hacia Chile, en 1972, cuando Allende les dio asilo político a los guerrilleros argentinos que pudieron evadir los fusilamientos. Y Ana Jusid traza una parábola entre el Chile de Allende y el de Boric, tan prometedor.

El número de completa con entrevistas con Elisa Loncon (por Jeremías Batagelj), Patricio Contreras (por María Zacco) y Juan Pablo Sutherland (por Adrián Melo).

Un número imprescindible, con las ilustraciones y los diseños artesanales que caracterizan a Caras y Caretas desde su fundación a fines del siglo XIX hasta la modernidad del siglo XXI.