A la distancia y con el tango como huella, Abasto Base presenta su primer disco, virtual y notable. Con Cicatriz de la Mañana –disponible en las plataformas digitales–, el dúo que integran el compositor José Ianniello y el guitarrista Adrián Steinsleger ofrece nueve canciones, entre tangos, algún chamamé y también un bolero. El proyecto resultó ganador de la Convocatoria 2020 del Programa Ibermúsicas, y un primer corte de difusión –el bolero “Hablo solo”– se puede oír (y ver) desde hace un tiempo en YouTube.

El escenario para la amistad de los músicos fue Buenos Aires, pero Rosario es el núcleo del asunto. Ianniello es de la ciudad; y Steinsleger, que vive en Ecuador, es –como dice a Rosario/12–, “un porteño de sangre rosarina”. Y lo explica: “Mis abuelos eran rosarinos y mi abuela insistía en tener sus hijos en Rosario cada vez que quedaba embarazada. Por eso, mi viejo y mis tíos son rosarinos”. Por otra parte y como corresponde, los tangos de Abasto Base pintan algunas canas. “Las canciones son todas bastante viejas, y responden un poco a mi forma de escribir de otra época, se trata de letras totalmente personales, aun cuando algunas historias no sean mías”, explica Ianniello, cuyo anterior Proyecto Bonsai, Vol. 1 (2020) conjugó canciones breves e instantáneas, “con otro tipo de humor”.

“Me parece que el contenido íntimo de las letras de José se relaciona también, de alguna manera, con lo que pasa ahora, con el dramatismo en el que entramos la mayoría con el encierro y con la paranoia del contacto con los demás. El contenido del disco en general es fácil de asociar con el momento presente, aun cuando haya sido escrito en otro momento”, señala Steinsleger. Y Ianniello agrega: “En mis temas entiendo lo dramático como una especie de puesta en escena de lo que me puede estar pasando o de lo que veo, es como la saturación de una sensación; cuando escribo tratar de llegar al límite de la sensibilidad para poder decirlo de la manera que me gusta, y creo que con el tango va perfecto. No es que vivo sufriendo todo el tiempo ni mucho menos, pero sí me gusta cuando escribo ciertas canciones ir a ese dramatismo”.

-¿Cómo fue el proceso de trabajo?

Ianniello: -Como durante la pandemia estábamos con los proyectos parados, pensé en el concurso de Ibermúsicas, que se hace todos los años. Reunimos material de aquí y de allá, armamos una linda presentación, y ganamos. Creo que gracias a eso concretamos el proyecto porque de otra manera hubiera sido difícil de llevar adelante.

Steinsleger: -El compromiso con el premio sirvió para hacerlo posible. Gracias a esta tecnología maravillosa, a la que ya nos acostumbramos bastante, pudimos trabajar. José me dio bastante libertad para hacer lo que quiera. A la mayoría de los temas los conozco desde hace muchos años, ya tengo un vínculo afectivo, y como somos amigos desde hace tanto tiempo creo que puedo meterme en su universo y resolver cosas con arreglos que apoyan lo que él quiere decir; si bien me tomé algunas libertades y lo hice protestar un poco.

Ianniello: -El trabajo de Adrián fue titánico, y creo que si protesté fue en dos momentos, pero nacidos de la distancia misma, porque si hubiéramos estado juntos, tocando y cantando en el momento, le hubiese dicho ‘este final no me gusta’, porque él sabe que no me gusta el final de uno de los temas (risas); pero en todo el disco debe haber cuatro compases con los cuales no estoy de acuerdo, y para alguien como yo, que se hace su música de principio a fin, es muchísimo.

Steinsleger: -En general, para cualquier proyecto musical un nivel de desacuerdo tan bajo es poco usual.

-Dos tangos se escuchan con sonido de fritura, como si fueran viejos discos de pasta o vinilo.

Ianniello: -Esos tangos tienen una conexión, primero porque en mi historial son viejísimos, los hacía con el Polaco (Andrés) Abramowski, en el dúo que se llamaba El Polaco y Yo, cuando nos había gustado el tango por primera vez. Me gustó cómo quedaron y me sorprendió lo que hizo Adrián.

-El tema más “nuevo” sería el bolero, “Hablo solo”.

Ianniello: -Como la letra tenía que ver con la pandemia, lo sacamos antes, como un anticipo. Y se dio que fuera un bolero. A Adrián le causó gracia, porque en lugar de cantarle al amor, es alguien que se canta a sí mismo.

Steinsleger: -Cada género tiene algunos elementos que lo definen, en el tango por lo general es muy importante la instrumentación, si metés una trompeta suena raro; y en el bolero la temática es definitiva, pero acá es un tipo que está solo, encerrado, que quiere salir y no puede.

-“Cuando pase este bajón” se escucha en la letra, siendo una palabra más cercana al tango.

Ianniello: -Lo siento más como un término del rock. En realidad no escribo letras de tango ni de bolero, creo que son de rock, yo vengo de ese mundo. Y en el rock cualquier cosa se toma y se transforma. Adrián también, tocó heavy, trash, él agarra los géneros, los estudia y los hace canónicamente. Cuando nos decidimos por un bolero, estudió cómo se hace, yo lo hubiese hecho como hice “Llueve” en Proyecto Bonsai, simplemente por saber qué es lo que siento a través de ese género. En realidad nunca me pasó de ponerme a componer buscando un género, en este disco los géneros fueron apareciendo solos. Adrián, por su parte, también tocó chamamé.

Steinsleger: -Con Alejandro Brittes. Acá en Quito tengo un dúo de tango con mi mujer, y siempre digo que en América Latina en general hay un fenómeno hermoso, porque te podés ir de Usuahia a México y sentirte básicamente en tu casa, las músicas regionales de los distintos lugares reflejan este hecho. Acá hay tangos que se han hecho famosos como canciones medio “aboleradas” y no se sabe que son originalmente tangos. Creo que para los sudamericanos es casi natural meterse en una cosa y salir de otra, después te podés concentrar en algo específico y estudiarlo. Escucho tango desde chiquito, en mi adolescencia fue el rock, después trabajé tocando chamamé, estudié con guitarristas de folklore y de tango; y eso es algo que me gusta haya quedado reflejado en las grabaciones.

Grabado en Cumbayá (Ecuador), Rosario y Buenos Aires, Bruselas y Madrid, Cicatriz de la Mañana fue mezclado en Rosario y masterizado en Boulder, Colorado (Estados Unidos) por Daniel O’Connell. Contó con la participación del bajista Christian Basso (La Portuaria, Sexteto Irreal), la percusionista Victoria Virgolini, el cantante Ignacio Ianniello, el bandoneonista argentino Gerardo Agnese (residente en Bélgica), la violinista ecuatoriana Juliana Pontón y el cantante y acordeonista rosarino Nahuel Marquet.