La verdad de la milanesa en cualquier préstamo se revela cuando se recibe o se paga. En el medio puede haber medidas restrictivas de ajuste o distributivas, pero al prestamista debería interesarle que haya dinero para pagar, si no no presta. No es el caso histórico del Fondo Monetario Internacional, que siempre exigió medidas estructurales para achicar el gasto, o sea ajuste más ajuste y reformas laboral y previsional. En este acuerdo se dejaron de lado esas exigencias en forma explícita, pero los puntos sobre reducción del déficit, aumento de las tasas de interés y el plazo de diez años para pagar le dejó un camino muy finito al gobierno para políticas distributivas o de inversiones públicas que favorezcan el crecimiento.
El macrismo aprovechó pequeñas trampas legales para tomar este préstamo desmedido que es uno de los peores problemas que deberá afrontar el país durante varios años. No tuvo la honestidad moral de consensuar con la sociedad una decisión que podrá arruinar la vida a cientos de miles de argentinos.
El gobierno de Alberto Fernández consiguió un acuerdo que no es bueno pero que es mucho mejor que el que dejó Mauricio Macri. Y ahora deberá buscar el consenso que el macrismo no tuvo la honestidad de buscar o consultar.
La búsqueda de consenso generó un realineamiento que atraviesa a las dos alianzas mayoritarias, la que está en el gobierno y la principal de oposición. En ambas hay posiciones a favor y en contra por primera vez desde que asumió Alberto Fernández. Es un escenario nuevo para las dos alianzas.
Los argumentos de Juntos por el Cambio
En Juntos por el Cambio, el PRO se plantó como una fuerza de derecha con el convencimiento que tiene derecho a transgredir los requisitos mínimos que garantizan la convivencia democrática. Cuando fue gobierno espió a opositores, manipuló al Poder Judicial y a la Afip para perseguirlos y encarcelarlos y ahora en la oposición bloqueó herramientas indispensables para la gobernabilidad, como es el Presupuesto.
Legisladores de ese sector se reunieron con Macri y parte de su equipo económico. Tras el encuentro anunciaron que no respaldarán el memorándum de acuerdo con el Fondo Monetario porque es “una bomba de tiempo” para el gobierno que suceda al de Alberto Fernández. Los técnicos macristas que hablaron en la reunión fueron los que tomaron el préstamo monumental para financiar la fuga.
Los dos sectores en que está dividido el radicalismo macrista plantearon en cambio que no obstaculizarán la aprobación del acuerdo. “Cualquier cosa para evitar el default” señalaron. Y también insistieron en que el acuerdo es “una bomba de tiempo”.
El argumento resulta grotesco si se tiene en cuenta que el acuerdo original que había hecho Macri era mucho peor. Implicaba quebrar la economía del país, quebrar a sus empresas y hundir en la miseria a la mayoría de los argentinos. Y sin embargo, ellos no hicieron nada para impedirlo ni lo criticaron. No hubo un solo radical del macrismo que criticara una de las peores medidas que haya tomado un gobierno argentino.
Pero en toda la alianza neoliberal, el argumento es similar. Consideran que es una bomba de tiempo porque no incluye reforma laboral ni previsional. Para el macrismo, al no incluir estas reformas, el acuerdo es “puro populismo”. El otro punto en el que coinciden todas las corrientes de la derecha es en no referirse al préstamo original que tomó Macri y presentar este debate como si se tratara de un desastre que creó Alberto Fernández. Por supuesto, este discurso tiene la complicidad de la corporación mediática.
Queda claro que si el próximo gobierno fuera de Juntos por el Cambio, los principales perjudicados serán los trabajadores con una flexibilización laboral y los jubilados con una reforma previsional. Está planteado en sus críticas al acuerdo que entrará el lunes al Congreso.
Las posiciones del Frente de Todos
Este debate atraviesa también al Frente de Todos, no solamente por la posición pública de Máximo Kirchner, sino porque en general en el kirchnerismo hay sectores que con críticas y advertencias decidieron respaldar al gobierno y otros que plantearon disidencias y no están dispuestos a refrendar el acuerdo con el Fondo.
El debate en el Frente de Todos está marcado por el que se produce en el peronismo, una fuerza que creció en una resistencia a lo largo de muchos años de clandestinidad lo que conformó una dinámica interna que podría calificarse de extrema. Y con pocas vías institucionales de resolución. Las condiciones del debate resultan más desfavorables que para Juntos por el Cambio.
La discusión de los más críticos va desde los que afirman que Alberto Fernández es igual a Macri y que a partir de ahora lo que se discute es su decisión y no la de Macri, con lo que coinciden tangencial y peligrosamente para ellos con el esfuerzo que realiza el macrismo para ocultar el acuerdo original.
Esa posición es quizás la más dura, comparada con la de Máximo Kirchner, más moderada, que planteó que no hubo una verdadera decisión de negociar fuerte y que se aceptaron metas que cierran la posibilidad de crecimiento. Máximo renunció como jefe del bloque de Diputados del Frente de Todos, pero aclaró que no obstruirá las iniciativas del gobierno y que dejará en libertad de conciencia a los legisladores que conduce. Alrededor de un tercio del Senado y de Diputados estarían en esa situación y hasta ahora no hubo una definición sobre si estos votos serán en contra o abstenciones.
Nadie festejó en el Frente de Todos el acuerdo, porque en el mejor de los casos se lo respalda al considerar que era lo más que se podía conseguir. Los movimientos sociales, la CGT y la CTA respaldan desde una actitud de vigilancia el cumplimiento de las premisas de no afectar a los trabajadores ni a los jubilados.
En realidad el acuerdo inmoral del macrismo con el FMI dejó una trampa que puede ser mortal para el FdT emboscado entre un acuerdo polémico y limitado con el Fondo o quedar como responsable de una crisis del gobierno. Porque, en el caso de que sectores del kirchnerismo voten en contra o que la abstención deje sin votos a Alberto Fernández, empujaría al gobierno hacia la derecha, que lo recibirá con los brazos abiertos y con sus exigencias. Los columnistas del macrismo vienen destacando lo que ven como ruptura del kirchnerismo con el gobierno y que los votos de la derecha son los que pueden ofrecer una salida de este laberinto.
Mientras Juntos por el Cambio busca ocultar el acuerdo original que ellos cerraron con el Fondo para que Alberto Fernández quede como el responsable de sus consecuencias, en contrapartida, el Frente de Todos tiene que enfatizar en la responsabilidad de Macri aunque haya que buscar alguno de sus votos. Y por otro lado necesita encontrar vías de diálogo y consenso entre las diferentes posiciones que se han formado alrededor del acuerdo con el FMI porque en el futuro seguramente deberá afrontar nuevas negociaciones. El camino que le quedó es muy finito y habrá más de un tropiezo.