Desde Santa Fe
“¡Señor juez, el señor (Victor) Brusa se encuentra sin ropa!”, reaccionó la fiscal Jimena Caula cuando descubrió en la pantalla de la sala de audiencias, la puesta en escena del imputado. Del otro lado del monitor, en su casa, Brusa se había sacado la remera a rayas y quedaba al descubierto ante los jueces del Tribunal Oral de Santa Fe, con el torso desnudo. Otra tentativa más de banalizar los juicios por delitos de lesa humanidad, el cuarto en su cuenta personal, en los que ya sumó tres condenas a 23 años de prisión por once “apremios ilegales” a perseguidos políticos y “asociación ilícita”. Cuando la fiscal avisó, el presidente del Tribunal Mario Gambacorta levantó el tono: “¡Brusa, me escucha!”. Fue suficiente para que el ex juez federal de Santa Fe se vuelva a calzar la remera. “Eso le iba a pedir, que se coloque su vestimenta correctamente”, le dijo Gambacorta. “¡Le pido por favor que no tome estas actitudes. Es una falta de respeto al Tribunal, a la querella y a su propio defensor!”, lo reprendió.
El hecho ocurrió el jueves, en el juicio a Brusa y a dos represores de la Policía de la provincia: el ex oficial del Comando Radioeléctrico, Juan Eduardo González y su colega María Eva Aebi, ex carcelera del Area 212 del Ejército, que operaba en la Guardia de Infantería Reforzada (GIR). Antes de llegar al debate, fallecieron los otros dos imputados, ambos comisarios: el ex jefe de Aebi, Juan Calixto Perizzotti (en julio de 2019) y el ex jefe de la comisaría 4ª, Ricardo Ferrerya (en marzo de 2021).
La audiencia del jueves era para ampliar las indagatorias. Brusa y Aebi aceptaron declarar. Pero González no se conectó. El secretario del Tribunal dijo que era por “problemas técnicos”, aunque el defensor oficial, Fernando Sánchez, dijo desconocer “los motivos” del faltazo. “Puedo suponer que el señor González ha tenido algún problema técnico para participar en la audiencia. Intenté comunicarme por teléfono, le mandé un mail, pero no tuve respuesta. En el teléfono de contacto que tengo no atienden”, explicó. La audiencia siguió entonces sin González.
Brusa está acusado por otros tres casos de “apremios ilegales”: a los militantes peronistas Carlos Chiarulli, Luis Eduardo Baffico y Francisco “Pancho” Klaric, durante la dictadura. Chiarulli y Baffico lo denunciaron por judicializar declaraciones que les arrancaron bajo tortura en “La casita”, un centro clandestino de detención que aún no fue localizado. “No hay apremios ilegales en la Argentina y si querés saber lo que son los apremios ilegales te llevo a la pieza de al lado”, dicen que les contestó Brusa. A Klaric lo presionaba para que involucre al ex líder de UPCN, Alberto Maguid en la organización Montoneros y en diciembre de 1983, cuando Klaric denunció el hecho ante el juez federal Héctor Tripicchio, dijo que Brusa –que era el secretario del Juzgado- interrumpió la audiencia y lo amenazó: “¡Con ustedes, la próxima vez se termina en la primera noche!”.
El jueves, Brusa negó las acusaciones de sus denunciantes, a quienes llamó “imputados”. Y dijo no tener “idea de quiénes son, ni dónde andan, ni qué hacen, ni nada…”. Aunque después, los identificó. “Yo a Klaric, no le tomé declaración, jamás lo amenacé, ni fui a transar con él una situación, para nada. No existe”. “Chiarulli creo que fue hasta sobreseído. Y de Baffico ni idea, no recuerdo bien la situación. Pero a ninguno, yo jamás lo apremié o lo amenacé o algo por estilo. Niego total y absolutamente los hechos que se me imputan”.
Después, siguió Aebi, que leyó su descargo, pero no aceptó preguntas. Contó que era “escribiente en el Area 212, que funcionaba en la GIR” y cumplía horario de oficina, de 8 a 14. Igual que Brusa, negó todo. “Nunca participé de ninguna detención, traslados, privación ilegítima de la libertad o tormentos. Nunca jamás”. Explicó que su tarea era confeccionar fichas de los detenidos y redactar notas. “Durante el tiempo que estuve allí -en la GIR, donde su jefe era Perizzotti-, “nunca vi un acto de tortura”.
Brusa escuchaba desde su casa. Y apenas Aebi dijo que "nunca" había visto “un acto de tortura”, él se descubrió y se sacó la remera a rayas. “¡Señor juez, veo que el señor Brusa se encuentra sin ropa! ¡Me llama la atención!”, reaccionó la fiscal Caula.
-Sí, lo acabo de advertir -dijo el presidente del Tribunal. ¿Me escucha señor Brusa?, le preguntó Gambacorta, en tono alto. Brusa volvió a ponerse la remera. “Bien, eso le iba a pedir, por respeto a las partes y al Tribunal, que se coloque su vestimenta correctamente. Está bien, listo Brusa. Me ha entendido. Así que le pido por favor que no tome esas actitudes. ¡Es una falta de respeto al Tribunal, a la querella y a su propio defensor!”, lo retó. Los otros dos jueces, Germán Sutter Schneider y Eugenio Martínez Ferrero observaron la escena desde sus pantallas.
Gambacorta se disculpó con Aebi por haberla interrumpido y le pidió que siguiera su descargo. “No sé si me escucharon. Durante el tiempo que estuve allí (en la GIR) dije que nunca había visto un acto de tortura. Niego rotundamente las acusaciones”. Y comenzó a llorar: “Yo también me siento víctima y perseguida por el sistema”. Este es el sexto juicio a Aebi, quien ya sumó cinco condenas que se unificaron en 25 años de prisión -el máximo de la escala- por “asociación ilícita”, “privación de la libertad” y “tormentos” a 16 víctimas del terrorismo de estado y “partícipe necesaria en el delito de aborto a Silvia Suppo”.
En su indagatoria, Brusa aceptó haber participado en interrogatorios a perseguidos políticos en la cárcel de Coronda y en comisarías, entre ellas la 4ª, pero se escudó en la figura del juez federal, que en 1977 era Fernando Mántaras, un orgánico de la dictadura. La fiscal Caula le preguntó si estaba al tanto de declaraciones arrancadas bajo “apremios” o torturas. “Si había una denuncia se vertía en el acta y se actuaba en consecuencia”, le respondió.
-¿Recuerda algún caso en particular?
-No, uno puntual no, ninguno –dijo Brusa. Y admitió: “¿Si han ocurrido? Sí han ocurrido. ¿Si se han manifestado? Sí, lo han manifestado. ¿Si se tomaba la declaración? Si, se les tomaba (la denuncia) y se actuaba en consecuencia”.
-¿Usted en algún momento tomó declaraciones en el centro clandestino de detención conocido como La casita? -insistió la fiscal.
-No. No sé de qué se trata, ni jamás tomé declaración en un lugar de esos -cerró.
Brusa cumple su condena en prisión domiciliaria desde 2018. La Corte Suprema de Justicia de la Nación la anuló en octubre de 2021, hace cinco meses y ordenó al Tribunal de Santa Fe que dicte una nueva resolución, pero eso aún no ocurrió.