Somos las hijas de las brujas

(Pintada a raíz del Encuentro De Mujeres en Rosario)

 

  • "Cuando llegué a Alemania pensé que era muy fea. En Argentina me decían cosas por la calle, me tocaban bocina. Acá no, ni la hora, y eso que me he arreglado, puesto más linda... luego entendí que lo que yo consideraba indiferencia era respeto. Te miran y mucho, pero disimulan" declara Nerna en su facebook. ¿Qué era mejor entonces? ¿El delicado acoso callejero o la indiferencia? No lo sabe. Lo que si sé es que si yo fuese mujer putearía a todos, los de las groserías y los otros. Pese a ello, varón de estas tierras, creo que lo que no nos debería faltar sería el donaire, la palabra exacta, el cruce de miradas y el momento justo no para embestir, sino para poner algo rico sobre el mantel del mundo. Les habla un mudo, uno que nunca le dijo nada a una mujer por la calle, salvo algo gracioso que ella festejó sin darme ni la hora. Y con eso me doy por bien pagado, créanme.
     
  • Se habían casado por inercia de años de noviazgo. Ella, sumisa y buena cocinera desempeñaba las tareas de la casa sin  hijos. El manejaba un taxi. Así transcurrieron la vida. Una tarde a el se le dió por abandonar la casa. Al tiempo ella empezó a hablar: "No, pegar no me pegaba nunca, lo único a lo que me obligaba es a acostarme con él, durante años". "A las 2 de la tarde en punto yo llego y quiero cojer, ¿estamos?", decía con su brutalidad de cuello rojizo y sus ciento veinte kilos". Hay veces cuando se aproximan las 2 de la tarde me empiezo a desnudar para meterme en la cama pero después me río, sigue confesando.
     
  • Ella se le quejó al marido porque el tipo de la cochera, cada vez que pasaba, le chistaba desde adentro, como si fuese su dueño y ella un pichicho. El se cruzó y al increparlo no supo si trompearlo o escupirlo. Alcanzo a escuchar: ¡Pero si ella es muy grande para mí!" . Ahí sí, le pegó un enpujón hasta hacerlo caer. Decirle vieja a su esposa, eso sí que era una afrenta. Pero ella nunca se enteró del dicho. Era su marido y todo un caballero. "Se cagó de miedo", sintetizó sin entrar en detalles.
     
  • "Otra cosa que me ha costado mucho en Argentina es tener amigos varones, yo que vengo de una familia con muchas mujeres inteligentes, creativas, estaba interesada siempre en el punto de vista masculino sobre los temas. Sobre todo música, cine, política ¿Y qué me pasaba? Que quedarme a charlar con un amigo o a escuchar un disco, como cualquier chico habitualmente lo hace sin problemas, a mí como chica, me suponía ponerme en una situación incómoda porque el malentendía qué era lo que yo buscaba. Y a veces algunas mujeres también. Claro, después te dicen histérica o no sé que más. Yo decía, como me gustaría ser chico solamente para quedarme con amigos tirados en el sillón hasta las cuatro de la mañana escuchando música sin que nadie me quiera levantar!", sigue declarando por Facebook Malena.
     
  • Accedió al taxi y, a la media cuadra, una chica sensacional que camina por la vereda opuesta, entonces sucede la frase del taxista: "!Pero mirá un poco que buena que está! Dan ganas de cagarla a trompadas de lo buena que está". El pasajero pide descender en la esquina, pero antes se asegura de hacerle saber al chofer que así, de ese modo, nunca va a poder levantarse a nadie. "Andá, puto", le responde y sale arando con  su auto.
     
  • El chico cursa cuarto grado y cuenta: "Las chicas te empujan, te pegan o le dicen mentiras a la maestra sobre que las tratamos mal". "Están protegidas por ser mujeres -explica el padre-, pero no se le pega a una nena, eh?", amonesta. Luego en una reunión, las maestras, didácticamente acusando el problema, explican a las sorprendidas mamás de preciosas damitas que las nenas son más bravas y feroces a la hora de violencia que los varones. Repiten, repican lo que ven quizás. El padre que oye, no termina de entender qué hacer, qué decir, qué historia sana narrarle al niño infortunado de estar preso dentro de una cultura de machos y machistas con faldas.
     
  • Manonga, le decían. Manonga primera horma, le cantaban en sonsonete los chicos. Ella vivía detrás de la Canchita de los Muertos, la placita que lindaba con el muro del Cementerio de Disidentes. Ella, Manonga,  una humana con aspecto de chimpancé, salía a correr a los chicos que jugaban, intentaba patear la pelota, era desplazada y burlada, pero se reía siempre. Manonga tuvo un hijo y lo llevaba en brazos como una mona capturada en selvas. Manonga no era de acá, de nosotros, de la civilización. Hoy la recuerdo y siento una pena honda de no haberla comprendido, cómplice callado del primer femicidio que dejamos ejecutar sobre su cuerpo, su almita de enferma, su territorio sin bondades primitivas. A Manonga le quitaron el hijo pues la declararon insana. Manonga un día se murió de pena. Su cuerpo, tallado a tristezas y remedios, debió haber servido de estudio para los alumnos de Medicina. Tendida sobre el mármol, Manonga debería haber parecido una mona, vieja y joven a la vez, una presa de los idiotas y la crueldad del mundo adulto de mi infancia.
     
  • Imagino la escena y siempre la sitúo en una cocina, no sé por qué: gente alrededor del televisor, mirando a la ex presidente Cristina. Comiendo de un barril de impurezas, masticando rabia y vertiendo inmundicias escupidas con desdén e impericia. Antes sentía odio, hoy una profunda pena por sus almas sin rebote, acalladas, encerradas para siempre en un cajón de manzanas podridas que hiede y hiede y no deja salir nada del poco oxígeno que queda. Femicidios, los otros femicidios que se han cometido en nombre de la República y Dios. Dos objetos, dos entes que ignoran realmente pero nombran a cada rato, llevándose las manos al pecho.
     
  • El cuadro es en Tribunales donde han acudido los dos actores a punto de divorciarse. La abogada de la dama acusa al señor de amoral, vida revuelta y de ser incompetente para ser padre. La abogada defensora del tipo se indigna. Nada es cierto. La jueza, con una pesada cruz al cuello, verifica la magnitud criminal del macho de la especie. Lo acusan de todo ello y de más aún. Al salir, él invita a su abogada a tomar un  café y solo comenta: "Es una injusticia:  jamás hice nada malo. A ella también ‑por su ex‑ la están matando, porque ella sabe que todo es mentira". "Es un triste femicidio al revés", deduce con pena e inteligencia. Por meses no verá a su hija.
     
  • "¿Cómo sería el mundo manejado por mujeres?", se pregunta a la vez que se advierte: "Primero habría que sanearlo, puesto que ellas seguirían con la guerra, la discordia y el desenfreno ¿Por qué? Porque así parecen estar hechas las cosas", se contesta. "Es como una marea que no puede parar. Es como la luna". Se contradice, se enerva, se amasa y se putea.Intuye que hay algo mejor detrás de este vallado de machos cazadores de países, cuerpos y almas; de entrever que un resquicio de salvación podría empezar con el gobierno de las damas, pero también desconfía. "Empezaría la tiranía del matriarcado. Habría que limpiar primero toda la mierda de las instituciones", se dice mientras se remueve en la cama de soltero, inquieto por no encontrar la salida al laberinto. Y como en todo comienzo de las dietas, se susurra: "El lunes empiezo". Cierra los ojos. Sueña con sirenas.
     
  • ¡Si supieran todo el machismo que nos tenemos que bancar los hombres en una reunión ocasional! Si se advirtiera que algunos estamos presos de la estupidez insípida del imbécil prostibulario y miedoso que dice frecuentar "privados" con un desdén de canchero! !Si se enteraran que la calle y el mundo arjo esta repleto de pelotudos que ensalzan al Baby Echecopar, a Lanata y a toda la porquería misógina que se irradia desde los medios concentrados! Celulares repletos de fotos de señoritas con tetas esculpidas, en bolas con un osito de peluche; menores que besuquean a la cámara insinuando, siempre insinuando. Por todo esto es que el Pelado Cordera pisó el palito dulce del inconsciente y derramó las oraciones que hoy lo condenan. Por idiota y por "sincero" ‑Pelado dixit‑. Aunque la "sinceridad" suene a macrismo que significa criminalidad protegida, violación social de nuestros derechos como aventura antropológica, desprecio por la intimidad ajena. Castrados, en suma, que nunca han roto las cadenas que lo unen a su mamita, grandotes de pijas cortas, bolsillos repletos y almas sucias.
     
  • En el 31º Encuentro de Mujeres en Rosario se pintó la ciudad con  aerosol. A los gritos, a los escupitajos, a las manchas en la piel de la sociedad es que se hacen escuchar quienes son ocultadas sistemáticamente por las trompadas, el agravio, la muerte. ‑Una mezcla explosiva, alargaba un orangután junto a mí en un bar. ‑Borrachas, drogadas y con odio. Algunos periodistas locales se hicieron eco, hermanados por la misma liana.
     
  • Por Araceli González en bombachita violó; por Pampita semidesnuda en el mar se metió con una menor, por cualquiera que saliera casi en bolas en cualquier afiche, revista o internet hizo todo el resto. Y por Carlos Monzón y Silvester Stallone mató. Por macho, por guapo,porque se la banca.Quince años y la condena reducida si el abogado la trabaja bien. En ocho estará afuera. Mientras, dentro de la leonera tiene una "señora" a la que faja regularmente para no perder la práctica.

 

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