En una idílica cabaña de San Blas de los Sauces, La Rioja, disfruta su retiro Henry Sánchez, dirigente del peronismo riojano y compañero de campaña de Carlos Menem.
“Tuvimos una vinculación bien profunda, porque Menem era un tipo carismático, decía lo que quería hacer y nosotros coincidíamos en lo que quería hacer: continuar la revolución inconclusa de Perón. Tal no pasó porque después Menem claudicó y yo me fui desolado”, cuenta Henry Sánchez con las cartas de su amigo entre las manos.
Atesora dos cartas inéditas del “patilludo”, como a veces lo nombra: “Querido compañero, hermano y amigo: ¡Paz y Bien!”, comienza una de ellas fechada el 6 de diciembre de 1980. Entre septiembre de ese año y marzo de 1981 el entonces exgobernador de La Rioja estuvo confinado por el gobierno de facto en Las Lomitas, una remota localidad a 250 km de la capital de Formosa.
Henry nació en Formosa, así que durante el confinamiento en Las Lomitas además de la militancia compartieron amigos en común. En el inicio de la carta Menen se detiene en la idiosincrasia del norte, como asombrado de descubrir otra Argentina: “Cuando en alguna de mis cartas expresé que Las Lomitas era un ignoto lugar de la Patria no había en mi manifestación sentido peyorativo alguno; es que para los funcionarios policiales que dispusieron mi detención (más que tal fué un secuestro) y fueron encargados de notificarme de mi confinamiento, era también una parte del país totalmente ignorada”.
Enseguida Menem muestra su carisma y empatía, esa que hacía que lo siguieran incondicionalmente aquellos jóvenes militantes de los que Henry formaba parte: “Pero como no hay mal que por bien no venga en este momento soy un lomitense más; y como vos guardaré hermosos recuerdos de este rinconcito de nuestra nunca bien amada Argentina, de su gente maravillosa, del afecto y cariño que recibo en cada paso, todos los días; de matacos, tobas y pilagás, tribus indias que ven pasar los días casi sin esperanza de un resurgir de sus razas otroras símbolo de rebeldía y lucha ante el sanguinario invasor, sin advertir que esa lucha, esa rebeldía de siglos se fué rearmando en los movimientos nacionales y populares de Latinoamérica, el justicialismo aquí y ahora, que no admiten dominación, entrega, ni ningún tipo de imperialismo que pretenden la hegemonía total de la humanidad. Quizá por eso todos los indios de esta zona con sus caciques a la cabeza sean tan peronistas o más que nosotros”.
Henry recuerda les mandaba las cartas a través de sus amigos. Menem había sido alojado en la casa del Tubo Flores, un compañero de primaria de Henry, en otro “ignoto” pueblo de Formosa, Juan G. Bazán. Se nota en este tramo de la carta una sentida amistad, con la que se detiene a relatar la suerte de los compañeros de juventud de Henry.
“A tu hermosa carta me la entregó tu viejo amigo y ex-condiscípulo Lalo Zalazar, funcionario de jerarquía en el Banco de la Provincia, Sucursal Las Lomitas; y la casa donde habito es de propiedad de otro de tus ex-compañeros, Tubito Flores que se emocionó al leer tus líneas. Y averigüé de la suerte corrida por tus otros amigos y maestros. El Toto Villabras, siguió la carrera de gendarme y lo dieron de baja con el grado de sargento pues vive alcoholizado; Fermín Moreno tiene una relojeria (sic) y conoce a fondo su profesión; está muy bien; Maneco Moneta deambula por territorio salteño. Tus maestros, caso de la Sra. Sosa vive aquí aún; la Sra. de Pfeifer creen que falleció en Córdoba; lo mismo el maestro alegre. Como ves el tiempo vá dejando sus huellas, agradables algunas, pero también desalentadoras otras. Es el camino de ayer, de hoy, de siempre”.
Luego relata el conocido hecho de la inundación de aquel año y aprovecha para ponderar su compromiso social:
“Supongo que te habrás enterado por los diarios de la tremenda inundación que azotó esta zona. Aún a 8 dias (sic) del siniestro somos varios cientos de personas que seguimos evacuados. Como buen argentino, peronista, cristiano traté de ayudar en la emergencia a los que pude. Actualmente tengo mi dormitorio en una camioneta con cúpula que estaciono en una playa de la parte alta de la localidad. La camioneta es propiedad de Tubo Flores”.
Con el hilo conductor de la amistad, la carta de Menen desde sus primeras líneas muestra a un hombre atento a los problemas sociales. En este sentido, Henry afirma: “Son muy interesantes porque marcan el pensamiento de Menem de aquel tiempo: el que nosotros conocimos, comprendimos y queríamos”, sostiene Henry.
“Ahora bien, esta localidad tiene almacenes pero no aquellos que tú conocistes (sic); como todo el interior del país viene sufriendo los efectos de la agresión económica, social, política y cultural de ese monstruo que se llama Buenos Aires. Y se fue despoblando y perdiendo importancia comercial. Actualmente tiene luz eléctrica en forma permanente (suspendido el suministro por causa de la inundación que reventó la usina); agua corriente y algunos otros adelantos, como iglesia nueva; una moderna plaza, etc., etc. Pero la gente se fue y se sigue ausentando en busca de nuevos horizontes. Los pobladores de tu época que siguen firmemente aferrados a su terruño, me dicen que Las Lomitas actuales nada tiene que hacer con Las Lomitas de aquellos tiempos. No hay prácticamente (sic) grandes comerciantes, te reitero, sino pequeños negocios”.
Menem cierra la carta con una arenga de resistencia peronista:
“Hermano, solo me resta pedirte que tanto tú como los demás compañeros no desfallezcan; que sigan militando firmemente en nuestra causa justicialista sin ningún tipo de concesiones a la tirania (sic) que se abate cruelmente a lo largo y lo ancho del país (sic); que tengan presente las palabras del Gral. Perón: solo el pueblo salvará al pueblo; y el pueblo, por la gracia de Dios es profunda y sabiamente peronista. A los que actualmente mandan aquí y a todas las tiranias (sic) militares les espera el repudio de todos los pueblos capaces como el de Uruguay”.
Abajo su firma manuscrita: Carlos; y una posdata:
"Esta carta te será enviada desde Bs. As., por razones obvias. Tú emplea al correo de siempre en el interior".