Producción: Natalí Risso
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Efectos contrapuestos
Por Ramiro L. Bertoni (*) y Hernán J. Soltz (**)
Resulta lógicamente difícil predecir en qué medida la Argentina se verá impactada en lo económico como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania. Los efectos en definitiva dependerán de la duración, intensidad y desenlace del conflicto, de la magnitud y tipo de sanciones, así como también de las reacciones que vayan teniendo los principales actores involucrados. No obstante, es posible especular sobre las repercusiones que ciertas tendencias que se están observando en los mercados mundiales podrían tener en nuestro país, haciendo foco en la dimensión comercial y en el corto/mediano plazo.
En primer lugar, de mantenerse estas tendencias de precios habrá efectos contrapuestos sobre nuestra balanza comercial, favorables por el lado de las exportaciones de alimentos (cereales y oleaginosas) aunque desfavorables por el lado de las importaciones energéticas (GNL, gas oil y fuel oil). En estos días los precios de los commodities agrícolas se ubicaron en niveles récord de los últimos años, pero el impacto en el valor de las exportaciones podría no ser significativo debido a que al mismo tiempo por efecto de la sequía se proyecta una merma en las toneladas exportadas de soja y que buena parte de la cosecha de trigo y maíz ya se encuentra vendida a los precios anteriores. Pero si continúan estas subas y/o se verificase una mayor liquidación de stocks por parte de los productores, aumentarán las chances de alcanzar un efecto positivo sobre nuestras ventas externas.
Al mismo tiempo es poco probable un escenario de mayores exportaciones a Rusia en reemplazo de países que apliquen sanciones (o que sean sancionados) en lo comercial, considerando que ese mercado no supera el 1 por ciento del total exportado por Argentina y que las sanciones anteriores (luego de la anexión de Crimea, por ejemplo) no tuvieron efecto significativo. Incluso en el corto plazo podría haber dificultades para los exportadores argentinos que ya están vendiendo en ese destino.
En el mercado energético mundial, por su parte, también se están registrando cotizaciones de las más altas de los últimos años y esto claramente repercutirá en un mayor gasto de importaciones de GNL y combustibles líquidos. Los analistas estiman que el déficit comercial energético podría elevarse fuertemente por este motivo en este año.
En segundo lugar, surgen dudas con respecto a los impactos que tendrán estas tendencias sobre las cuentas fiscales en el corto plazo. Dependerá de si el aumento del gasto por las importaciones de GNL y otros combustibles se traslada a tarifas (y en tal caso en qué proporción), de cuanto terminen subiendo los precios de los productos agrícolas (por el efecto en la recaudación de los derechos de exportación) y de las eventuales medidas de política económica que pueda adoptar el gobierno en materia de gastos e impuestos. Este escenario implica todo un desafío para el gobierno en virtud del compromiso asumido con el FMI de reducir el déficit fiscal y en particular los subsidios a la energía. Vale agregar al respecto que si las perspectivas de crecimiento mundial (y de Argentina en particular) se revisaran a la baja por los impactos esperados de un escalamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania, el esfuerzo relativo que tendrá que hacer nuestro país para afrontar los compromisos obviamente será mayor.
Por último, cabe esperar que si se profundiza la tendencia a la suba en los precios internacionales de los productos agrícolas y energéticos probablemente se incremente la presión sobre la inflación doméstica. De todos modos, estos efectos sobre los precios domésticos podrían verse atenuados por las eventuales intervenciones de política económica, como por ejemplo un incremento de las retenciones a la soja (que también contribuiría a morigerar los efectos fiscales) o la conformación de un fideicomiso para maíz y trigo al estilo del que ya rige para las ventas domésticas de aceites vegetales.
(*) Economista y docente universitario e investigador.
(**) Economista y docente en la FCE/UBA y en la UNQ.
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El peso creciente de Rusia
Por Gonzalo Caceres (***)
El conflicto bélico que se desarrolla en territorio ucraniano marca un nuevo estadío en el escenario de disputa política y económica que se despliega a escala mundial. El 1ro de marzo último, el Ministro de Economía de Francia, Le Maire, declara en la televisión pública gala que los europeos “...librarán una guerra económica y financiera total contra Rusia. Queremos alcanzar el corazón del sistema ruso, apuntamos a Vladimir Putin, los oligarcas, pero también toda la economía rusa. Y el pueblo ruso pagará también las consecuencias. No conocemos otro camino”. Algunos datos económicos pueden ayudar tanto en la caracterización de la situación actual como en la comprensión de tendencias en términos de economía política.
La economía rusa se volvió relevante en el territorio europeo. Entre 1995 y 2018 el PIB de la Federación Rusa creció casi un 290 por ciento a pesar de la crisis del 1998, la del 2008 y las sanciones económicas a partir de 2014. En el período pasó de tener un PIB inferior al 30 por ciento a uno equivalente al 53,5 por ciento del de Alemania. De continuar la tendencia de crecimiento del PIB de la Federación, éste sobrepasaría al de Francia o al de Italia en un lapso de tiempo relativamente corto, cambiando el eje del escenario político económico europeo al este con un claro eje de gravitación en Alemania.
Pero no sólo el tamaño de su economía cambió. En el mismo período, el comercio internacional ruso mutó en su composición y se diversificó geográficamente. El conjunto de países que hoy motorizan las sanciones económicas y financieras contra Rusia (Europa, Estados Unidos, Canadá, Oceanía y Japón) significaban en 1995 el 72 por ciento de las exportaciones rusas y el 59 por ciento de sus importaciones. En 2018, pasan al 55 por ciento de las exportaciones y el 50,5 por ciento de las importaciones. En el período, Asia, y en particular China, pasa del 16,5 al 31 por ciento de las exportaciones y del 8 al 35 por ciento de las importaciones de la Federación Rusa. Este proceso se acompaña de un cambio en la composición de los bienes comerciados. En termino de exportaciones, hidrocarburos, minerales, metales y piedras preciosas acentúan su participación desde un 69 a un 75 por ciento del total; mientras que maquinaria, equipos, vehículos y productos de la industria química pasan del 45 el 65 por ciento de sus importaciones con una reducción considerable de la dependencia en términos de productos alimenticios que de un 30 por ciento de sus exportaciones pasa a un 12 por ciento siempre para el período 1995 - 2018.
Frente a las sanciones económicas noratlánticas, es factible que se profundice la relación económico-comercial entre Rusia y China, fortaleciendo aún más el eje de gravitación de la economía mundial a la región asiática en detrimento del espacio atlántico. La necesidad de provisión de maquinaria y equipos puede ser un motorizador de la industria china en el corto y mediano plazo. La importancia del comercio con Rusia en la región asiática se demuestra por ejemplo en el pedido del Ministro de Comercio de Corea del Sur el martes 1ro de marzo para evitar que las compañías de su país se vean alcanzadas por las sanciones impuestas a la Federación. En la región, se puede observar que México, Brasil y nuestro país han aprovechado marginalmente del crecimiento económico de Rusia para posicionar sus productos. El escenario actual permitiría fortalecer su rol como proveedores para Rusia de aquellos bienes que fuesen privados por las sanciones. Sin lugar a duda, estos elementos forman parte del conjunto de variables puestas en juego a la hora de los anuncios de los gobiernos de México y Brasil respecto de su posición neutral frente a Rusia.
Las sanciones financieras, como por ejemplo quitar algunos bancos del sistema SWIFT, también puede operar como un catalizador para volcar las transacciones financieras al sistema CIPS chino u otro mecanismo que permita canalizar las demandas de las empresas rusas en el corto y mediano plazo. Nuevamente, esto puede fortalecer del eje asiático e indo-pacífico de la economía mundial. La sanción financiera parcial es señal del costo que tiene para Europa un bloqueo económico a Rusia por aumento del precio del gas y su límite físico de procesamiento de gas licuado. El aumento de precio del mayor bien exportable de Rusia al tiempo que impacta desigualmente a los miembros de la alianza atlántica fortalece la posición de los EEUU, quien posee saldos exportables de hidrocarburos de shale, se ve beneficiado por el aumento de precio y fortalece en el corto plazo su moneda.
Para la región en general y nuestro país en particular, el escenario económico está abierto. La tendencia de fortalecimiento del espacio económico comercial asiático y la necesidad en aumento de mecanismos de intercambio y financiamiento innovadores, reafirma que la decisión del Presidente Alberto Fernández de suscribir los acuerdo de la Nueva Ruta de la Seda y el fortalecimiento de la relación financiera con China no sólo se demostraría acertada sino oportuna en el contexto actual.
(***) Magister en Estudios de Desarrollo de la Universidad de París 7 y Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires.