Dice un viejo dicho popular que se tarda años en construir lo que se destruye en segundos. La ley que le dio las respuestas al deporte amateur se terminó de construir en el año 2009, durante la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. El Honorable Congreso de la Nación, casi por unanimidad, sancionó la ley 26.573 que dispuso la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). Un ente con autarquía, con recursos propios complementarios a los que el Estado Nacional invierte, independiente de cualquier gobierno de turno, y con la misión de acompañar a nuestros atletas para que puedan planificar sin dificultades su carrera deportiva.
Inmediatamente a la promulgación de la ley, el ENARD le entregaba becas a más de 900 atletas, apoyo económico para viajes y compra de material deportivo iniciando así un circuito virtuoso de acompañamiento a nuestros deportistas. El ENTE se financiaba producto de un cargo del 1% aplicado sobre el abono a los usuarios de telefonía móvil.
Durante ocho años, observamos como el deporte argentino a través de un ente con autarquía, y con solvencia de recursos acompañaba a nuestros deportistas.
En el año 2017, Mauricio Macri, martillo en mano, embistió contra el deporte argentino. Envió un proyecto de reforma tributaria al Congreso, y en segundos se derogó el artículo que aportaba el financiamiento al ENARD. Le sacó el financiamiento privado y también su autonomía, dado que en la actualidad el ente se financia a través de los recursos asignados en el presupuesto nacional.
El deporte argentino atraviesa un momento crítico. Según proyecciones realizadas en base a datos públicos sobre los ingresos percibidos por empresas de servicio de telefonía móvil, el ENTE debería percibir según el artículo que derogó Macri, al menos, el doble de los recursos corrientes que recibe en la actualidad. Esto provoca dos escenarios. O se acompaña a la mitad de los deportistas que anteriormente se apoyaba, o en términos generales se degrada la calidad del acompañamiento.
El desfinanciamiento del ENARD no es un hecho aislado. La política macrista tuvo una clara línea. A lo largo de los últimos años, intentaron vender al Centro Nacional de Alto Rendimiento, degradaron la Secretaría de Deportes a una agencia del Estado, durante más de un año y medio la Ciudad de Buenos Aires estuvo sin autoridad del Deporte, sumado a los tarifazos de los servicios públicos que asfixiaron a los clubes barriales entre otras acciones.
En el inicio del gobierno del Frente de Todos se presentó en el Senado el proyecto 1278/2020 con el objetivo de recuperar la financiación del ENARD. La pandemia y ahora la negociación con el FMI por la deuda astronómica que nos dejó el gobierno de Cambiemos, dificulta volver a reconstruir la forma de financiación que le dio las respuestas necesarias al deporte argentino.
El martillo Macrista logró hacer retroceder más de una década al deporte amateur argentino. Habrá que empezar la reconstrucción para que nuestros deportistas sean dignamente acompañados.