Desde Santa Fe
Horacio Rosatti es el primer presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que recusa al juez que lo investigaba por supuesto “enriquecimiento ilícito” y logró sacarlo de la causa. A su pedido, la Cámara de Casación Penal (Sala I) apartó al juez federal de Santa Fe Reinaldo Rodríguez del expediente, que ahora quedó cerca del archivo. Se trata de una denuncia anónima que agitó sospechas sobre la conducta de Rosatti durante cuatro años, entre 2004 y 2007, que el fiscal federal Nº 1 Gustavo Onel ya desestimó dos veces: primero solicitó archivar el trámite al entender que la acción penal estaba prescripta y luego requirió el sobreseimiento de Rosatti. Como el juez Rodríguez rechazó el cierre de la causa y ordenó que se investigara, Rosatti lo recusó por supuesto “temor de parcialidad”. La Cámara Federal de Rosario le dio la razón a Rodríguez y lo ratificó en el cargo, en setiembre de 2021. El presidente de la Corte recurrió entonces a los tribunales de Comodoro Py, donde logró su objetivo: la Sala I de Casación desplazó al juez Rodríguez con los votos de sus tres camaristas: Ana María Figueroa, Diego Barroetaveña y Daniel Petrone.
En el operativo contra Rodríguez, el presidente de la Corte utilizó como ariete a su hijo, Emilio Rosatti, quien era secretario electoral del juez de Santa Fe. En febrero de 2018, apareció en las puertas del tribunal un “panfleto anónimo” que advertía sobre la conducta de Emilio, que Rodríguez judicializó. La causa del panfleto se extinguió en veinte días porque el entonces juez federal Nº 2 Francisco Miño, la archivó el 22 de febrero de 2018.
El presidente de la Corte asoció los dos anónimos para sacar a Rodríguez de la causa por una supuesta “animosidad” contra él y su hijo. Enumeró seis motivos: 1) La “actitud” del juez en la denuncia contra Emilio, que “lo afectó laboral y moralmente”. 2) La “necesidad injustificada del juez Rodríguez de avanzar en la investigación de los hechos denunciados”, a pesar de que el fiscal Onel “solicitó en dos ocasiones” el “sobreseimiento” de Rosatti y “el archivo de la causa”. 3) La “actitud” de Rodríguez de “darle curso a una denuncia anónima que carece de los requisitos formales”. 4) “Su intención de analizar una denuncia que ya fue estudiada en otro expediente penal por otros magistrados”. 5) “El llamativo cambio de criterio” de Rodríguez que “no delegó la investigación” en el fiscal Onel y 6) “La publicidad mediática que se le ha dado al caso”.
En el primer voto, la jueza Figueroa analizó la teoría Rosatti, pero rechazó su queja por la “publicidad mediática”. Una investigación al presidente de la Corte es una “causa sensible para la sociedad, los poderes del Estado, la prensa y los poderes fácticos”, dijo. “Sobre la difusión mediática de las denuncias” contra los Rosatti “debo señalar que la prensa adopta ese comportamiento” cuando se trata de funcionarios públicos. "Es el riesgo con el que se debe convivir en virtud del principio de publicidad de los actos de gobierno”. Además, no hay pruebas que “permitan entender que dicha difusión se deba a un activismo” del juez Rodríguez, agregó.
Sin embargo, Figueroa admitió el “temor de parcialidad” de Rosatti “fundado en las denuncias anónimas” que recibió y le dio curso Rodriguez. La de 2018 contra Emilio y la de 2021 contra él. “La actividad desplegada por el juez Rodríguez al haber tomado conocimiento en dos ocasiones distintas, de hechos presuntamente delictivos, permite observar razonable el temor de parcialidad que ha expresado el apelante de ser juzgado por Rodríguez”.
“Si bien la existencia del vínculo familiar entre ambos denunciados –padre e hijo- no funda por sí el temor de parcialidad –dijo Figueroa-, señala una "coincidencia": ambas fueron “anónimas”, e “impulsadas e investigadas en el Juzgado del mismo instructor”. Error: la denuncia contra Emilio Rosatti, la instruyó y cerró otro magistrado: el ex juez federal Nº 2 Francisco Miño.
“Es entonces que esos elementos observados de manera concatenada, conducen a concluir que el apartamiento” del juez Rodríguez que reclamó Rosatti “es razonable”, aceptó Figueroa. “Si bien se trata de personas distintas”, el hijo y el padre, y “de hechos antijurídicos distintos, ambas denuncias han tenido idéntico origen: una denuncia anónima recibida por el juez y tramitada ante el mismo juez”. Error: la causa contra Emilio Rosatti la cerró Miño.
“Luce prudente el apartamiento” del juez Rodríguez que “recibió un panfleto (contra Emilio Rosatti), hizo la denuncia sobre circunstancias referidas en éste, vinculadas con un delito que en principio no lucía perseguible de oficio y luego recibió una segunda denuncia (contra Horacio Rosatti), esta vez anónima, la que continúa tramitando por impulso propio, sin acompañamiento” del fiscal Onel, “con el común denominador de tratarse de denuncias referidas a un mismo grupo familiar”, señaló Figueroa. Y propuso que la Sala acepte el recurso del presidente de la Corte y aparte a Rodríguez de la investigación, como ocurrió.
Los otros dos camaristas, Barroetaveña y Petrone, votaron en el mismo sentido, pero con lo cita íntegra del dictamen del fiscal de Casación Raúl Pleé, quien también pidió lo mismo: desplazar Rodríguez por una supuesta “animosidad” del juez contra los Rosatti.
El dictamen de Pleé anuncia como terminará la trama. El fiscal Onel ya "solicitó que se declare extinguida por prescripción la acción penal" contra Rosatti y "se decrete su sobreseimiento" por "los hechos denunciados, entre diciembre de 2003 y diciembre de 2007 y se disponga el archivo de la causa”.