En los últimos años, y como resultado de una historia de lucha y organización de larga trayectoria, los movimientos de mujeres y diversidades sexuales estuvieron a la vanguardia en la conquista de derechos y en la promoción de debates públicos en torno a desigualdades y violencias por razones de género. En algunos casos esos debates se tradujeron en avances normativos, y en otros impulsaron a las instituciones públicas para que generaran datos que permitieran dar cuenta de la magnitud de las desigualdades entre géneros en lo que hace a la participación en la actividad económica y, por ejemplo, en las tareas de cuidado.

Si bien la existencia de leyes y normas no garantiza la materialización de cambios culturales, sí son una herramienta más para la promoción de políticas públicas y para demandar el cumplimiento efectivo de los derechos afectados. En ese sentido, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con uno de los textos constitucionales más modernos e igualitarios del país -al incorporar principios fundantes de igualdad de género y establecer criterios de diversidad para la composición de los organismos colegiados- como también con una batería de leyes que lo acompañan: entre ellas, el nuevo Código Electoral que se aprobó en 2018 e introdujo el principio de paridad y alternancia de género en la elaboración de las listas de precandidatos/as y en las listas de candidaturas para cargos electorales.

Pero a pesar de contar con este marco legal la situación está lejos de resolverse. Para entender en qué instancia está la Ciudad de Buenos Aires en relación a la desigualdad de género en distintos ámbitos, el Observatorio Gente en Movimiento junto a la Agencia +Estado hicieron un trabajo fino que ofrece algunas respuestas.

Mapas de género en caba

La propuesta de armar un mapa de género del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires surge de la necesidad de contar con datos que confirmen lo que está a la vista: son pocas las mujeres que ocupan cargos de decisión estratégica. En este sentido, los datos del Observatorio revelan que solo el 24 por ciento de los cargos máximos (ministros, Vicejefe y Jefe de Gobierno) están ocupados por mujeres, lo que da cuenta de la existencia de un importante “techo de cristal” o segregación vertical que limita a las mujeres en sus posibilidades de ascenso a los máximos cargos. Sobre todo si se tiene en cuenta cómo aumenta la presencia de mujeres a medida que desciende la jerarquía: en los cargos de “autoridades superiores”, que incluyen Jefe de Gobierno, Vicejefe, ministros, Secretario, Subsecretarios, Director General y Miembros de Juntas Comunales, la presencia de mujeres aumenta hasta el 40 por ciento; y si se observan los puestos de menor jerarquía y por consiguiente mayor inestabilidad laboral, como son las contrataciones por locación de servicios y las plantas transitorias, el 58 por ciento de quienes realizan este trabajo son del género femenino.

Policía de la Ciudad de Buenos Aires

En la Policía de la Ciudad la desigualdad en la distribución según género y jerarquías es aún mayor. Tanto que solo el 10 por ciento de los cargos de mayor jerarquía en la fuerza son ocupados por mujeres, mientras que en los niveles jerárquicos inferiores (subcomisario y las diferentes jerarquías de oficiales) la participación de las mujeres asciende al 30 por ciento.

Estos últimos datos también revelan que algunas jerarquías que integran el escalafón Grupo Auxiliar de Oficiales Superiores (G.A.O.S.), compuesto por los Suboficiales Mayores, Suboficiales Auxiliares y Suboficiales Escribientes de la Policía Federal Argentina, transferidos a la Policía de la Ciudad, están constituidos en su totalidad por personal masculino.

Justicia en la Ciudad de Buenos Aires

En el ámbito judicial de la Ciudad también se hace evidente de manera muy marcada la presencia del techo de cristal en las carreras profesionales de las mujeres. 

El Observatorio Gente en Movimiento recoge también los datos elaborados por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que afirman que en el 2020 no se registró ninguna mujer para el cargo de camarista en las distintas jurisdicciones de competencia nacional y federal con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (es decir, las Cámaras Nacionales de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, y la Cámara Nacional Electoral). En cuanto al nivel de la magistratura en las Cámaras Nacionales y Federales con asiento en la CABA, integrantes de las Cámaras y Tribunales inferiores, en el 2020 al menos hubo alguna mujer, mientras que las Cámaras con menor participación de mujeres a nivel de magistratura fueron la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional, y la Cámara Nacional Electoral. En el resto de las Cámaras también hubo mayoría masculina, siendo más leve en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil. Sólo se alcanzó la mayoría de mujeres a nivel de magistratura en la Cámara Federal de la Seguridad Social y, en menor medida, en la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo. Estos datos dan cuenta de cierto nivel de segregación tanto vertical como horizontal, ya que los varones tienden a concentrarse en los fueros penal, penal económico y en la Cámara Nacional Electoral, es decir, en las materias con mayor poder político y vinculado a lo público, mientras que las mujeres logran mayor presencia a nivel de la magistratura en las temáticas más vinculadas al cuidado (seguridad social, trabajo y derecho civil).

Legislatura porteña

Pese a que desde el 2017 Argentina cuenta con la ley 27.412 de “Paridad de género en ámbitos de representación política” -que incorpora la implementación del principio de paridad de género en las listas de candidatos a legisladores nacionales- hasta el 2019 en la legislatura porteña la proporción de mujeres ocupando bancas legislativas no superaba el 35/40 por ciento. Recién en 2020 el porcentaje de legisladoras mujeres se incrementó al 45 por ciento, el valor más alto de la última década. Pero hay un aspecto más que permite dar cuenta de la participación efectiva de mujeres en lugares estratégicos y de liderazgos, y es la presidencia de las comisiones. En este aspecto los números no indican paridad. Según los últimos datos disponibles, que corresponden a la composición de la legislatura hasta diciembre de 2021, solo el 41,7 por ciento de las comisiones estaban presididas por mujeres.

De esta manera, el trabajo que realizó el Observatorio Gente en Movimiento ofrece algunas coordenadas de las brechas de género que aún están presentes al interior de las estructuras institucionales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que, en vísperas de un nuevo 8M, deberían discutirse.

* Integrante del Observatorio Gente en Movimiento.