El último encuentro de la mesa nacional de Juntos por el Cambio no terminó de alejar la idea de que la alianza vote dividida. Por eso, habrá nuevas reuniones tanto en el Congreso como de la mesa nacional (que volverá a verse este martes, probablemente). En el encuentro del domingo generaron controversia distintas situaciones en torno a Mauricio Macri y Patricia Bullrich, las dos figuras que militan el rechazo o la abstención. El resto tiende a buscar un escenario de habilitar la ley, pero difierenciándose lo más posible del oficialismo. Facultados por la conducción, los jefes de bloque de Juntos por el Cambio apuntan a un cambio en la redacción de la ley que les permita votar solo el financiamiento. Si no, irán con su propio dictamen de minoría.
El primero que generó una discusión fue Macri, quien tomó la deuda con el FMI, de la que se terminaron cobrando 45 mil millones de dólares. El ex mandatario mantiene una posición en la que argumenta en contra del acuerdo actual y propone un rechazo parcial o total de la ley. Uno de los asistentes a la reunión dejó circular la versión de que Macri, ofuscado porque no encontraba consenso en su postura, se retiró a los 10 minutos de haber comenzado el Zoom de la mesa nacional. En el entorno de Macri, en cambio, sostuvieron que eso es falso. Este diario consultó con otros asistentes al encuentro -ninguno de ellos del PRO- y señalaron que Macri permaneció en la reunión. Eso sí, habló al principio y luego se quedó callado.
La segunda que despertó polémica en el encuentro fue Patricia Bullrich, pero en su caso fue porque en medio de la reunión los abandonó para ir a hablar con una señal de cable. Mientras ella estaba al aire, le llovían cuestionamientos en el chat de la mesa nacional por dejarlos colgados por una nota televisiva.
En el encuentro, se volvieron a ver todas las posiciones: Macri y Bullrich, más en línea con el rechazo. Horacio Rodríguez Larreta, jugando a diferenciarse lo más posible en la sesión en la que se trate el acuerdo del FMI, pero con la idea de negociar para que termine saliendo; los enviados de Elisa Carrió, con la línea de no obstruir el acuerdo (ellos ya presentaron un proyecto de ley para que el Gobierno avance con el entendimiento que pueda lograr con el FMI) y el radicalismo, dividido en dos posiciones. Por un lado, el sector de Gerardo Morales y Mario Negri, con la idea de votar una parte de la ley y abstenerse en otra (o alguna fórmula similar). Y el de Martín Lousteau, que todavía coquetea con rechazar el acuerdo si implica subas de impuestos.
Lousteau, según se dice, no tuvo la más amable de las conversaciones con el jefe del bloque del PRO, Cristian Ritondo: lo culpan de haber sido el que propuso la idea de irse del recinto en el discurso inaugural de Alberto Fernández y, no obstante, fue uno de los que se quedó. Macri también le dedica chicanas similares. En cambio, Lousteau le advirtió a Macri en un encuentro la semana pasada que, habiendo sido el que tomó la deuda, lo iban a responsabilizar si intentaba obstruir un nuevo acuerdo con el FMI.
En ese escenario fue que se dio esa reunión de la mesa nacional: intentar calmar las internas -que no se calman nada- y tratar de aunar una posición única. Eso último tampoco resulta facil, por lo que finalmente delegaron todo en los jefes de bloque en Diputados. El documento final del domingo de la mesa nacional decía tres cosas:
* "No podemos empujar al default" (un punto de la UCR y la CC a Macri).
* "No compartimos el programa económico del Gobierno" (lo que viene empujando el ex presidente de la mano del diputado Luciano Laspina: al programa le falta ajuste, reforma laboral y de las jubilaciones).
* "Se facultó a los presidentes de bloque a llevar adelante la estrategia parlamentaria" (traducción: les pasamos la decisión a quienes están en el Congreso).
Estos últimos tratarán de modificar el texto de la ley, en línea con lo que vienen planteando: dividir los artículos para poder votar el financiamiento, y no hacerse cargo del programa económico que conlleva. Lo que buscan es que la Comisión de Presupuesto saque un dictamen con solo el artículo de financiamiento, o bien que diferencie más el financiamiento de la política económica en dos artículos separados. Si no hay acuerdo, la idea que tienen es llevar a la sesión su propio dictamen de minoría.
De cualquier manera, las reuniones en el Congreso y la nueva reunión que tendrá la mesa nacional de Juntos por el Cambio indican que nada se ha cerrado realmente. Con el Presupuesto 2022, por ejemplo, los opositores creían que habían acordado abstenerse, y luego una serie de bloques se volcaron a último momento a votar en contra. Por lo que todavía no se puede descartar una votación divivida de Juntos por el Cambio, que refleje un escenaro similar al de las bancas vacías y ocupadas de hace una semana.