El 30 marzo de 2019, en una casa del barrio Santa Rosa de Florencio Varela, Vicky fue violada por diez jóvenes cuando tenía 17 años. “Dale que me toca a mí”, se peleaban los violadores. Ella gritaba, lloraba y decía No. Nadie la ayudó, ni dijo basta, ni llamó a la policía. Vicky hizo la denuncia el mismo día y le extrajeron restos de semen mediante hisopados. En julio del mismo año llegó al refugio para mujeres víctimas de violencia, Nuestra Señora del Milagro, que dirige la hermana Paulina Oviedo. A fines de diciembre de 2021, Laureano, Alexander, Eric, Nicolás, Agustín, Leonardo, Octavio, Matías, Alan y Ezequiel fueron condenados a 15 y 16 años por abuso sexual agravado por la pluralidad de hombres que participaron. Aunque están presos, la condena fue apelada. La causa está en trámite de revisión en el Tribunal de Casación de La Plata. Los familiares de los detenidos hacen “escraches” al juez Diego Agüero y a la jueza María Florencia Butiérrez para instalar la idea de “causa armada” por jueces “feminazis”, cuenta Martín Grizzuti, secretario del Juzgado de Garantías en lo Penal Nº 6 de Quilmes, a Página/12.

Perspectiva de género

Grizzuti precisa que el juez de Garantías Diego Agüero ordenó la detención de los acusados y denegó las excarcelaciones y prisiones domiciliarias a todos, incluso cuando se incorporaron los resultados negativos de cinco ADN. “El juez dijo que juzgaba con perspectiva de género, que aplicaba la Ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres, y que esa ley le permitía la amplitud probatoria. En resumen, le creía a la mujer víctima y con los resultados médicos de lesiones que se ocasionaron en delitos contra la libertad sexual, tenía probado que todos los acusados habían participado. Dijo que podrían haber utilizado profilácticos o que su intervención podría ser sujetar a la víctima, drogarla o filmar y esa conductas no se probaban con el ADN y merecían un reproche penal”, explica el secretario.

“El caso de la violación grupal de Palermo se aparta de la lógica de los delitos sexuales, que se llaman delitos de oscuridad porque ocurren en una habitación entre el agresor y la víctima”, aclara Grizzuti. “El hecho de Palermo se apartó de esas prácticas, al haber sucedido en la vía pública, y hasta fue filmado y pudieron intervenir terceros para interrumpirlo. Una mujer cuando se encuentra intoxicada, bajo los efectos de cualquier sustancia (alcohol, psicofármacos, etc.) se debe interpretar como una persona que no se encuentra libre para dar su consentimiento, y se despejan todas las cuestiones que se discuten para justificar a los agresores. Cuando una mujer se encuentra en ese estado, se considera para la ley, aplicando la perspectiva de género, que no prestó consentimiento para las relaciones sexuales; es como si dijera no. No hay que preguntarse si ejercieron los hombres violencia física, no hay que exigirle a la víctima una resistencia, o esperar los resultados médicos en busca de marcas de resistencia en el cuerpo. A la víctima se le debe creer y si estaba en condiciones de intoxicación se debe interpretar que no prestó consentimiento y que los hombres ejercieron violencia sexual y afectaron la libertad sexual de la persona, protegida por el Código Penal”.

Una mano que ayuda

La monja Paulina Oviedo, de la Congregación de las Hermanas de San José de Cuneo, hace viente años que trabaja en el refugio Nuestra Señora del Milagro para mujeres víctimas de violencia, que llegan al hogar derivadas por diferentes instituciones. “Vicky estuvo en distintos lugares, con personas conocidas, pero necesitó un espacio de mayor protección y seguridad y por eso una de las organizaciones que la acompañaba se contactó con nosotros para ver si teníamos un espacio para resguardarla a ella y a su hija, una niña que Vicky ha tenido fruto de la violación que ejercía su padrastro desde los 8 hasta los 15 años. Ella llegó en julio y estaba en proceso el juicio oral hacia el abusador, su padrastro. Ese hombre fue condenado a 17 años”, recuerda Oviedo.

El refugio-hogar transitorio que recibió a Vicky pertenece a la Asociación Civil Una Mano que Ayuda (UMA), una entidad que tiene hogares convivenciales para niños, centros de día y jardines maternales. En el hogar hay un grupo de diez mujeres voluntarias, algunas fueron víctimas de violencia y hoy acompañan a otras en la compleja tarea de salir de la espiral de violencias que han padecido. “Una situación como la de Vicky, una violación grupal, no habíamos recibido en estos veinte años, sí mujeres abusadas y violadas por su propia pareja o cuando eran niñas por familiares, a veces los propios padres y padrastros, pero no esta situación tan grave como fue la de Vicky, que se animó a denunciar y se presentó a la justicia”, subraya Oviedo y agrega que la misión del refugio es “brindar la contención necesaria para que las víctimas de violencia con sus hijos, hijas, e hijes puedan empoderarse y comenzar un proyecto de vida diferente y libre de violencia”.

Vicky estuvo cinco meses en el refugio, de julio a diciembre del 2019. Durante el día, las mujeres realizan las actividades de la vida cotidiana, se hacen cargo de todo lo que es el cuidado de los niños, el aseo y el mantenimiento de la casa, la organización de la comida en turnos. También participan de distintos talleres de acuerdo a los intereses que tengan. En el taller de cocina muchas aprenden a hacer pastas frolas o pan casero; hay talleres de porcelana, de bijouterie, de elaboración de alfombras, que les permite el aprendizaje de una actividad, como dice Oviedo, que pueda ser un recurso para ellas en el futuro. En este momento hay cuatro familias en el refugio, que tiene una capacidad máxima de hasta cinco familias. Otro trabajo fundamental es acompañar a las mujeres en los juzgados. “No es fácil salir de la violencia; por permanecer tres meses en el hogar una mujer no puede recuperarse plenamente. Muchas llegan en situaciones de riesgo de vida; porque pudieron salir no las mataron. Llegan muy heridas, además del daño interior que tienen, los daños físicos son grandes”, plantea Oviedo.

La fortaleza de Vicky

Oviedo destaca la entereza de Vicky, que pudo denunciar a su padrastro abusador y los diez jóvenes que la violaron. “Vicky es una adolescente con mucha fortaleza, a pesar de los dolores y sufrimientos desde su infancia, atravesada por el abandono, el no cuidado desde niña. Cuando estaba con nosotras y cuando la veo todavía, es admirable cómo está de pie; está ese libro que dice Rota se camina igual. Creo que es una joven que camina, que tiene proyectos, que tiene sueños propios de la juventud, que busca y en esa búsqueda seguramente algunas cosas le saldrán bien y otras no tan bien, pero ella busca. Hablo de ella y me parece que veo su rostro, su belleza interior, en definitiva, como así también vimos su sufrimiento. Yo creo que también tiene esa rebeldía que le ha permitido enfrentar con coraje esta situación que le ha tocado vivir”.

Violencia patriarcal

“Hacer fila, pelearse para el abuso, pegar ‘nalgadas’, grabar y violar a la vez a la víctima en forma anal, vaginal y oral mientras todos miran, tocan o chupan un seno y gritan en una clara arenga de grupo, de superioridad de género y numérica, no es meramente violencia sexual y cosificación de la mujer. Es síntoma de violencia patriarcal y símbolo obsceno de masculinidad”, fundamentaron la jueza María Florencia Butiérrez, Jorge Moya Panisello y Santiago Zurzolo Suarez, integrantes del Tribunal en lo Criminal n°1 descentralizado de Florencio Varela.

Vicky terminó de estudiar y trabaja. Ya no vive en Florencio Varela. Hace una semana, ante la violación grupal a una joven en Palermo, escribió en Instagram: “Las violaciones en manada siguen sucediendo y hablamos de ellos como si fueran enfermos. Son personas que piensan y deciden actuar porque sienten que hay algo que les pertenece, porque se les impulsa a pensar así. Los mismos que dicen ‘feminazis’ a las mujeres que hablan y gritan con desesperación para no ser abusadas, ¿feminazis? ¿estás seguro? ¿Vos sos de esxs que también le irritan que estemos enojadas todo el tiempo? ¿Te enoja eso? ¿Y no te enoja que tu amiga, tu hermana, tu madre pueda ser violada por 6 tipos a la luz del día como la piba de ayer? Si enoja el movimiento pero no una violación en masa, sos parte de esos 6 violadores, del sistema que oprime en masa violentamente a las mujeres”.

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