Recuperar la calle, marchar, volver a gritar por las violencias machistas que atraviesan a diario a miles de mujeres y diversidad. Estas consignas convocaron a cientos de mujeres y disidencias sexuales que llegaron en la tarde de este martes a la Plaza 25 de Mayo para marchar por el #8M.
Organizaciones civiles, partidos políticos, sindicatos, agrupaciones universitarias y comunicadores, familiares de víctimas de violencias y sobrevivientes marcharon por las calles céntricas de la ciudad visibilizando la agenda de reclamos: "La deuda es con nosotres, no al FMI; infancias libres de violencia, justicia con perspectiva de género, y contra la precarización laboral, por absolución de Higui, la aparición con vida de Tehuel y la separación de la Iglesia del Estado".
Un reclamo puntual y recurrente fue la denuncia de persecución a la comunicadora Manuela Calvo, hoy criminalizada por la creación de contenidos feministas y la exigencia de medidas de protección para que aquellos trabajos que denuncien violencias no sean censurados.
La Rioja 12 consultó a militantes feministas sobre la agenda del 8M y cuáles son, desde su óptica, los desafíos que quedan y lo logros de la lucha feminista.
Antonella Sánchez Maltese, es periodista, comunicadora y es parte del UNLaR TV, canal de la Universidad Nacional de La Rioja, liderado por mujeres. “Algo muy positivo es que en el último tiempo, mujeres de la provincia pudimos organizarnos y reconocernos dentro de nuestra profesión, como trabajadoras de la comunicación. Como colectivo, con una integración transgeneracional, pudimos empezar a exigir cambios en las condiciones laborales, en las violencias y políticas públicas de los gobiernos y medios privados”, dijo sobre los avances locales.
Además advirtió que “hay una gran deuda de los distintos gobiernos (provincial, municipales) con las políticas públicas reales para prevenir y erradicar las violencias en y desde los medios. Además de capacitación, para los y las trabajadoras, directivos y funcionarios de medios de comunicación, públicos y privados, se necesita urgentes acciones realmente transformadoras”, señaló.
Al igual que otros espacios, la comunicación también está atravesada por las desigualdades. “En La Rioja, un gran porcentaje de estudiantes y graduadas de las carreras afines a la comunicación, son mujeres. En un bajísimo porcentaje accedemos a cargos de mayor responsabilidad, conducción o dirección. La mayoría tampoco somos parte de las líneas editoriales de los medios en los que trabajamos, para aportar nuestra profesionalización, experiencias y miradas que proponen nuevas formas de igualdad. La gran mayoría de los medios sigue representando a las mujeres, niñas, travestis, trans y lesbianas, desde un lugar de estereotipos, ignorando o no visibilizando las realidades que nos atraviesan e importan”, enfatizó.
Además del techo de cristal, también existe la precarización, el abuso y el acoso, afirmó Maltese. “Estamos formadas y profesionalizadas en nuestras tareas, pero en muchos casos la remuneración o los cargos no son iguales que los de nuestros colegas varones. Muchas estamos en condiciones precarizadas. Aún en la actualidad muchas mujeres, diversidades y disidencias somos víctimas de abuso, acoso y maltrato laboral en los medios de comunicación donde trabajamos muchas horas al día, sin que existan acciones sancionatorias y reparadoras”, dice la comunicadora integrante de Red Par.
Julieta Calderón es ingeniera y ocupa el cargo de secretaria de Industria, PyMe y Comercio del Ministerio Trabajo, Industria y Empleo. Conoce los espacios altamente masculinizados donde la participación de las mujeres es escasa.
“Este 8 de marzo para mí siempre es para reflexionar. Me surgen dos disparadores: cuál es el rol de las mujeres como funcionarias públicas y cuál es el rol de las mujeres en las organizaciones y movimientos feministas”, dice a este diario.
“Cuando llegamos a los cargos públicos, es difícil que estos lugares de poder nos permitan seguir viendo la realidad que nos rodea realmente, porque el micro clima nos absorbe, nos confunde y muchas veces nos hace creer que dimos pasos enormes. ¿Hemos avanzado?, sí. En mi caso no me siento conforme y por momentos hasta me siento frustrada. Poder tropezarme con la realidad me permite sacudirme para volver a empezar. Con otras estrategias, quizás otros/as aliadas u otras herramientas y otros planes y otros programas. No lo sé, pero entender que el poder siempre se va acomodar para resistir, el patriarcado no nos va entregar ese lugar que durante siglos les perteneció”, opina y considera que los gobiernos y los movimientos revolucionarios deben seguir en tensión para el cambio y la construcción colectiva”, dijo la funcionaria que también es docente.
“Dejemos que las pibas nos marquen la cancha, nos guíen, nos critiquen, nos interpelen; y luchemos para que nuestras mujeres sean gobernadoras, intendentas, ministras, que estemos en las áreas de producción, en obras públicas, en transporte, en energía, en la industria, en los sindicatos, en economía, allí donde históricamente están ellos y siguen estando, donde toman las verdaderas decisiones y donde nos relegan a trabajos meramente operativos”, sostuvo sobre la participación política y la toma de desiciones.
Para Victoria Estrada, militante feminista y coordinadora del equipo interjurisdiccional de Educación Sexual Integral (ESI) del Ministerio de Educación, “las deudas son con el cupo laboral trans, con las políticas de trabajo doméstico y tareas de cuidado, las licencias por maternidad efectivas y licencias parentales igualitarias, poder garantizar la IVE y la infraestructura con perspectiva de género”. Agrega la necesidad de una justicia con perspectiva de género que “marque el fin de la justicia patriarcal porque en la actualidad no hay justicia inmediata en casos de violencia, abusos sexuales infantiles y en mujeres y disidencias y femicidios”.
Rescata la voluntad política de aplicar políticas con perspectiva de género, como Ley Micaela pero aún es un desafío porque la batalla cultural es compleja. “El patriarcado es omnipresente y estructural”, afirmó.
“La ESI es quizás una de las políticas públicas más importantes para la igualdad de géneros y la erradicación de las violencias, porque justamente construye un nuevo modelo de infancias y adolescencias, brindando a niños, niñas, adolescencias, las familias y la comunidad, el reconocimiento y la garantía integral de sus derechos. Repensando todo lo que duele, lo que es injusto: las violencias, los abusos, los estereotipos, y luchando, desde las aulas en la primera infancia hasta los institutos de nivel superior, por una nueva sociedad libre de prejuicios y de violencias, por una sociedad justa, igualitaria y equitativa. La ESI es en esencia revolucionaria, porque la ESI es justicia social”, asegura Estrada.
Una ciudad feminista
Leila Torres es Dra. en Comunicación, docente y feminista. Para ella, hay que repensar la agenda porque está recortada y sesgada. “Hemos logrado muchas cosas y una de ellas es la visibilidad en la agenda de los temas que nos importan, pero sigue recortada. Lo que nos falta es que se amplíe y que se trabaje de manera real con fuerte asignación presupuestario para trabajar en la feminización de la pobreza, el acceso a los recursos naturales como la tierra y al sistema de salud, por parte de las mujeres”.
Leila advirtió sobre el contexto pospandemia: “Es muy preocupante después de la pandemia, el retroceso de nuestros derechos; pero por supuesto que hay muchas cosas por rescatar. Hay una número escandaloso de nosotras que viven al margen, excluidas y en medio de una crisis humanitaria”, reflexionó y sumó temas de los que no se habla: “Debemos pensar cómo ponemos en la agenda la salud mental y una ciudad feminista donde vivamos libres de miedos”.
“Es necesario empezar a problematizar todo aquello que nos pone como ciudadanas de segunda categoría y lo deben hacer las instituciones críticas y a niveles muy profundos para su despatriarcalización”, consideró.