"El gran problema de la actualidad es que ambas partes tienen sus razones", explica el economista Jacques Sapir, uno de los mayores especialistas sobre Rusia en Francia, en relación a la guerra en Ucrania. Sapir es miembro de la Academia Rusa de Ciencias y autor de libros como El crack ruso de 1998, Los economistas contra la democracia, La desglobalización y El gran regreso de la planificación.
En diálogo con Cash, Sapir realiza un amplio racconto de una serie de hechos que ofrecen explicaciones sobre lo que está pasando en Ucrania, lo cual es complementario al repudio a la invasión rusa y la consecuente catástrofe humanitaria.
Menciona los conflictos internos en el país del Este, que son causa de la posterior escalada militar, junto a la relación de la OTAN con Rusia y en particular el fracaso de instancias previas de negociación con los Estados Unidos. Advierte que el impacto económico de las sanciones aplicadas por la Unión Europea y por Estados Unidos puede no ser relevante para Rusia y explica que el actual contexto geopolítico profundiza la relación de Rusia con China. También subraya que la dependencia europea del gas ruso impide un corte total de la relación económica.
1. ¿Cuáles son las causas del conflicto?
--Las causas son múltiples, hay algunas que son internas a Ucrania. Desde 2014, tuvimos una insurrección en la parte oriental en reacción a la revolución de ese año, que había declarado que aboliría los derechos específicos de las poblaciones rusófonas y de la población de Crimea. Hay que recordar que Ucrania es un país muy heterogéneo en su población, donde se habla húngaro, ruso, ucraniano y rumano. Tanto es así que el propio presidente Zelensky es rusoparlante y ha utilizado ese idioma en varias oportunidades en esta crisis. Eso no implica que no pueda existir la nación ucraniana. Pero sí define que para reforzarla hay que hacer equilibrio en un contexto complicado, lo cual no se hizo desde 2014. Asimismo, el Acuerdo de Minsk 2 nunca se aplicó. Recordemos que este acuerdo, firmado en febrero 2015 luego del fracaso del Acuerdo de 2014, implicaba un cese al fuego y el retiro de armamento pesado de la línea del frente, la liberación de prisioneros de guerra, la reforma constitucional en Ucrania, que otorgaría el autogobierno a ciertas áreas de Donbás, y el restablecimiento del control de la frontera estatal al gobierno ucraniano. Este segundo fracaso hizo que las regiones del Este ingresaran en un régimen de conflicto de baja intensidad, creando una situación de inestabilidad en un contexto aún más grave de tensiones entre la OTAN y Rusia.
2. ¿Cómo analiza el desenvolvimiento de la OTAN?
--En 1991, la OTAN se comprometió a no expandirse más allá de Alemania, pero en 1999 ingresaron al tratado Polonia, Hungría y República Checa, lo que hizo crecer el sentimiento de inseguridad en las élites rusas, que se plasmó en el discurso de Putin en febrero de 2007 durante la Conferencia de Seguridad de Munich. En esa Conferencia, le dijo a los países de la OTAN que “no pueden considerar que el Derecho Internacional es lo que ustedes quieren, sino que debe ser fruto de un consenso”. En diciembre del año pasado, Putin parece haber pensado que la situación no podía durar más y ofreció un acuerdo a Estados Unidos, en el cual la OTAN se comprometía a no aceptar la adhesión de Ucrania. Sin embargo, Washington rechazó la propuesta en febrero. A partir de entonces hubo un quiebre en la estrategia de Rusia, que llevó a Putin a reconocer oficialmente la existencia de las dos Repúblicas independientes del Este, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk, lo cual implicaba que ya no era un problema interno ucraniano y habilitaba Rusia a intervenir para su seguridad. Pero además se lanzó en una operación militar buscando la destrucción del ejército ucraniano. Esto es condenable porque no se puede permitir un conflicto en Europa. Pero tampoco se pueden ignorar las demandas de seguridad de Rusia. El gran problema de la actualidad es que ambas partes tienen sus razones.
3. ¿Cuál puede ser el impacto de las sanciones económicas tomadas contra Rusia?
--Las sanciones empezaron siendo simbólicas, sin efecto real. Prohibir la toma de deuda en Rusia es ridículo, porque su deuda es de 17 por ciento del PIB, de la cual un 80 por ciento la tienen los bancos chinos y 20 por ciento los bancos rusos. La suspensión del gasoducto Nord Stream 2 también es simbólica porque aún no estaba en funcionamiento. Pero la verdad tampoco la Unión Europea (UE) y Estados Unidos pueden hacer gran cosa. La UE es muy dependiente del gas ruso, en particular Alemania e Italia, y no hay sustitutos posibles, porque el gas que pueda venir de Estados Unidos o Nigeria solo puede ser entregado por GNL y en la actualidad las instalaciones de regasificación europeas están trabajando a su máxima capacidad. El Banco Central Europeo hizo un estudio por el cual estima que si hay una baja de 10 por ciento de la oferta de gas en Europa, el PIB de la UE bajaría 0,7 por ciento y el de Alemania, 1,2 por ciento. Sobre las sanciones del sistema interbancario SWIFT, los rusos y los chinos empezaron a poner a punto un sistema alternativo hace siete años, con lo cual creo que el tema se puede sortear. Respecto de los embargos sobre los microprocesadores, estos se fabrican en China y Taiwán, con lo cual existen alternativas de abastecimiento. De la misma manera, Rusia podría sustituir las exportaciones de gas de Europa por la demanda china, porque la infraestructura ya está lista.
4. Como reacción a las sanciones, ¿es posible que haya medidas de Rusia reduciendo su abastecimiento de gas hacia Europa?
--Rusia podría replicar reduciendo sus provisiones de gas, pero por ahora no podemos esperar un corte total. El gas ruso es muy importante para ciertos países europeos, como por ejemplo Alemania, en donde explica el 55 por ciento del consumo, o Austria y Finlandia, en donde entrega la totalidad del gas consumido. El recurso se entrega bajo dos modalidades: contratos a largo plazo, que representan 60 por ciento del abastecimiento, y negocios en el mercado spot del día, equivalentes a un 40 por ciento del total. Las sociedades rusas, Gazprom esencialmente, siempre dijeron que respetarían sus obligaciones en el marco de los contratos a largo plazo. Pero nada les impide reducir sus entregas sobre los mercados spots, lo cual tendría efectos devastadores sobre la economía de los países europeos más dependientes. Si bien la reducción de exportaciones también podría tener un costo para las empresas rusas por una baja de cantidad, el alza de precios podría compensar las pérdidas.
5. ¿Qué impacto espera en los mercados de granos, en particular el trigo?
--Ucrania y Rusia son grandes exportadores de cereales. La capacidad de exportación de Ucrania, aunque la guerra terminara en estos días, quedó aniquilada. Por otro lado, hay una demanda creciente en los mercados mundiales este año, porque China anunció malas cosechas y consume mucho trigo. Eso hace que los precios del trigo, que están en máximos históricos, podrían seguir subiendo hasta fin de 2022, lo que implicaría problemas dramáticos para los países en desarrollo que son muy dependientes de los mercados mundiales y que no podrán pagar sus importaciones. Un razonamiento análogo se podría plantear para los metales como el aluminio, cobalto y níquel.
6. ¿Cómo quedan las relaciones entre las tres potencias mundiales en este contexto?
--Es posible que esto acerque aún más a China y Rusia, pero ese acercamiento ya se venía dando desde 2008/10. La crisis en Ucrania acelera el acercamiento, pero no lo genera. De hecho, en 2010 el gobierno ruso publicó su estrategia energética 2050, en la cual ya preveía el cambio de sus destinos de exportación hacia Asia. Es notable el error estratégico de Estados Unidos. Si no querían que Rusia intervenga en Ucrania deberían haber puesto tropas anticipando esa posibilidad. Esto revela que esa región nunca estuvo en el corazón de su estrategia, como sí lo es Taiwán y China. Esa elección de prioridades genera consecuencias. Si lo que pasa en Ucrania es secundario, no deberían haber sido tan tajantes en su rechazo para negociar con Rusia. Ese error se notó en las posiciones contradictorias de Washington, que osciló entre discursos provocadores y declaraciones conciliadoras. Por ejemplo, el 20 de enero, Joe Biden había dicho que si la invasión era menor, Estados Unidos no intervendría. Pero si se reconoce el derecho de Rusia en intervenir en esas dos repúblicas, no se puede decir que es una invasión. Esas declaraciones generaron críticas en Ucrania y anticiparon lo que vino después.
*Coordinador del Departamento de Economía Política del CCC