Había una vez una ciudad donde la gente que amaba las palabras y la música iba a "perder" el tiempo a ciertos bares del centro y ahí se juntaba -medio de casualidad y medio que no- con otros amantes de la música y las palabras para tener conversaciones presenciales grupales azarosas, en vivo, en tiempo real y sin límite de conexión sobre lo que se les antojara conversar. Había una vez el azar. Había una vez el pensamiento. 

Había bares, la lista de cuyos nombres resuena en la memoria de los náufragos de aquellos navíos que fueron hundiéndose, o que se modernizaron para adaptarse a un nuevo siglo en el cual "sin tiempo" significa apuro y andar a las corridas, y no aquella atemporalidad de bogar por la existencia entre cafés y charla. Lo que por supuesto tenía un costo, o dos: tenerla materialmente resuelta, y toparse a veces con el dolor de existir.

Hay, ahora, un ciclo que empieza esta tarde en un lugar que parece la materialización (en versión cuidada, siglo XXI y de luxe) de varios capítulos de la novela Rayuela, de Julio Cortázar: capítulos, hoy ya desactualizados en los aspectos sociopolíticos, que pese a todo divulgaron la modesta utopía bohemia de unas incalculables cantidades de tiempo libre para escuchar discos de jazz en vinilo y charlar. La editorial rosarina Homo Sapiens organiza, en y con la disquería-bar Paraphernalia (Rioja 1070, Rosario), el ciclo Sed de Libros, que arranca hoy a las 19.30 con los escritores Javier Núñez y Marcelo Britos. 

Es una serie mensual de conversaciones abiertas al público, los primeros o segundos jueves, y que continuará en abril con dos escritoras: Melina Torres y Natalia Massei. Los cuatro son autores reconocidos, leídos en su ciudad y más allá. Los cuatro son voces autorizadas respecto de cuestiones literarias y sociales. Algunos de los temas que se charlarán son: ¿Qué influencia recibe tu escritura de la música? ¿Qué estás leyendo y qué libros o autores recomendarías? ¿Un día como hoy hace 20 años, dónde estabas?

"Hablando con Seba (Sebastián Vargas, quien gestiona Paraphernalia y es subeditor de fotografía de Rosario/12), salió el tema de que en Rosario ya no hay un espacio de referencia donde sabés que te vas a encontrar con un autor", cuenta Silvia Otero (Homo Sapiens), principal impulsora de la idea. "Esos lugares donde te encontrabas con otro porque paraba ahí. ¿Cómo conseguís que este sea un espacio de encuentro?", pregunta Silvia. Luego elogia a los invitados: "gente piola, para nada densos, nada de plomazos". Y resume una posible lista de temas. "Que hablen de libros, de su obra, de literatura, de la música y de Rosario... o de lo que ya no hay en Rosario", añade con nostalgia. Y así la entrevista se transforma en remembranza de la noche rosarina vivida por generaciones, siendo la última la que rotaba por los bares musicales con sótano bailable a puro rock como Berlín, culturales como Jekyll & Hyde, para bailar rock nacional como Luna; y antes aún -incluso desafiando las razzias de la dictadura- las que frecuentaban el cenáculo del viejo Cairo, el Savoy con cortinas de tul, el Odeón, Saudades, Albatros, el legendario Café Literario Artaud o, más cerca en el tiempo, el bar La Puerta. 

¿Se podrá iniciar algo nuevo como aquello, en esta post pandemia de trabajo constante y sucedáneos electrónicos instantáneos del antiquísimo arte humano del intercambio pacífico de ideas en el ocio? Dependerá de las ganas de reencuentro. Por ahora, se prometen cerveza, vino y café, además de la atracción principal del lugar: una bandeja giradiscos amplificada donde Seba pasa todo el tiempo la mejor música de jazz de esta región y de los últimos siglos.