Un posgrado en la Universidad de Economía y Negocios de Beijing (UIBE) le permitió a Gonzalo Tordini profundizar sus conocimientos sobre la cultura, la economía, la política y el idioma de China, una potencia con la que Argentina mantiene relaciones diplomáticas desde hace 50 años, pero con la que existen brechas significativas y desconocimiento de sus producciones académicas.

Su meta fue transmitir los saberes adquiridos y fomentar los intercambios educativos entre ambos países. Hoy Tordini es director del Programa Estratégico Sino-Argentino (PESA) de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF) y de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). En los últimos años, trabajó en la internacionalización de las casas de estudios argentinas a través de la gestión, la docencia y la investigación en distintas áreas de las universidades de San Martín, Tres de Febrero, Quilmes y Rafaela, y del Ministerio de Educación. Además, en 2017, junto con otros colegas fundó la Asociación de Ex Becarios Argentina China (ADEBAC), que realiza charlas, cursos, actividades y proyectos orientados a los jóvenes argentinos interesados en el gigante asiático.

En diálogo con el Suplemento Universidad, el académico analizó el ingreso de Argentina en la Nueva Ruta de la Seda, a partir de la visita a Chima del presidente Alberto Fernández en febrero último, y subrayó que, en ese sentido, se abre una “oportunidad de mejorar la deficiente infraestructura e incrementar los vínculos con Asia”.

–¿Cuál es el alcance de la Nueva Ruta de la Seda?

–China propone interconectar distintas partes del planeta a través de la Nueva Ruta de la Seda (oficialmente “La Franja y La Ruta”). Para entender la iniciativa, es importante comprenderla primero como concepto geopolítico y luego como conjunto de acciones concretas. Es una iniciativa integrada, multidimensional, compuesta por un conjunto de proyectos que incluyen autopistas, rutas, aeropuertos, vías marítimas, oleoductos y gasoductos, líneas de transmisión eléctrica, redes de comunicación de datos, etc. con el objetivo principal de recomponer una de las piezas faltantes en el estado actual del mundo para el desarrollo económico: la infraestructura para la conectividad.

–¿En qué beneficia a Argentina ingresar en este acuerdo?

–Ante la iniciativa existen partidarios y detractores, y las perspectivas para Argentina son parte del debate cotidiano de académicos, políticos, trabajadores y empresarios. Por ello, se torna imprescindible estar preparado y construir una política exterior soberana, donde podamos aprovechar las distintas oportunidades que colaboren en mejorar la calidad de vida de la población.

–¿Cuáles son las oportunidades y los desafíos que se plantean?

–Países de la región ya han firmado el ingreso y Argentina se sumó durante el último viaje de Alberto Fernández a China. Nuestro país tiene una oportunidad de mejorar su deficiente infraestructura e incrementar los vínculos con Asia, a través de una nueva plataforma internacional. El ingreso permitirá mejorar la conectividad tanto física como digital y acercarnos cultural y económicamente a una región distante, pero altamente dinámica. La iniciativa nos propone desafíos a resolver en conjunto, como la articulación de estrategias para que los excedentes económicos, producto de la venta de materias primas, sean funcionales a la industrialización; fomentar la asociatividad empresaria por sobre las adquisiciones; incentivar la transferencia tecnológica para un desarrollo endógeno y promover los intercambios comerciales protegiendo sectores estratégicos. Será nuestra tarea orientar los proyectos hacia el bien común, fortalecer las instituciones nacionales de supervisión, alcanzar consensos internos para la implementación y generar los mecanismos de política exterior que no limiten el margen de maniobra.

–¿Qué análisis hace del vínculo entre Argentina y China después de medio siglo de relaciones diplomáticas?

–En términos generales, la relación es necesaria, complementaria y promisoria. Tenemos una asociación estratégica integral que realmente incluye distintos ámbitos de la cooperación, como el científico-tecnológico, la defensa, el educativo, el deportivo, el cultural, el financiero, en materia de seguridad, energía, agronegocios, aeroespacial, entre muchos otros. El plano comercial suele ser el más conocido y abordado, siendo China nuestro segundo socio tanto para exportaciones como importaciones. Sin embargo, la base de la relación es mucho más amplia y tiene bases cada día más firmes.

"Con el ingreso a la Nueva Ruta de la Seda, Argentina tiene una oportunidad de mejorar su deficiente infraestructura e incrementar los vínculos con Asia, a través de una nueva plataforma internacional."

–¿Esos lazos pueden afectar la relación con países como Estados Unidos?

–Como cualquier tipo de relación, se basa en la confianza, que se construye con los años, con reglas, señales y expectativas sinceras y claras. China tiene un plan y políticas específicas que orientan la relación que desea tener con los países latinoamericanos y los ámbitos de cooperación en los que considera que ambas partes pueden ganar. Los países latinoamericanos en conjunto debemos trabajar más articuladamente y a largo plazo en este sentido. En la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde Argentina asume su presidencia pro tempore en 2022, existe un excelente mecanismo de diálogo a través del foro China-CELAC para trabajar en la relación regional, enfrentando las turbulencias mundiales y centrado principalmente en la recuperación económica posterior a la pandemia de COVID-19.

–¿De qué se trata el Programa Estratégico Sino-Argentino?

–El PESA de la UNDEF tiene como objetivo el estudio, investigación, formación y reflexión especializada de los agentes, militares y civiles, vinculados con la defensa y el desarrollo nacional, permitiendo establecer una estrategia de mediano y largo plazo de vinculación con China, profundizando la asociación estratégica integral entre ambos países. El Programa trabaja articuladamente con la Secretaría de Relaciones Internacionales para la Defensa del Ministerio de Defensa.

–¿Qué balance realiza de la Diplomatura en Estudios Estratégicos Chinos, una de las actividades desarrolladas por el PESA?

–La diplomatura se dictó en 2021 abordando los aspectos militares, sociales, políticos, lingüísticos, históricos y económicos de la República Popular China y su relación con Argentina y América Latina. Generó gran interés, habiendo superado los quinientos inscriptos y 90 profesionales de las relaciones exteriores, civiles y militares, cursaron durante un semestre con un prestigioso cuerpo docente.

–¿Cuáles son los pasos a seguir?

–La formación se articula con una intensa promoción de acciones de investigación, reflexión e intercambios, complementarias entre sí y un eje importante en la enseñanza de idioma chino mandarín. Con relación al idioma, hemos establecido un convenio con el Centro para la Educación y Cooperación del Idioma Chino de la República Popular China para la implementación de acciones de cooperación para la enseñanza y difusión del idioma chino en Argentina. Asimismo, durante la misión presidencial a China, se suscribió un importante convenio con la Universidad de Defensa de China, a través del cual se intensificarán los proyectos conjuntos.