El elenco dirigido por Gallardo se tomó el partido sin subestimarlo, al menos desde la postura. Presionó alto como habitualmente y al minuto tuvo un pie a mano, que el arquero Morel le ganó a Julián Alvarez. Sin embargo, con un esquema con cinco defensores y mucho orden, Laferrere buscó dinamitar la zona de creación de su rival, y salir rápido cada vez que tuvo la chance. De esta forma, a los 11, asustó a Armani, que contuvo una contra veloz.
Le costó romper el partido al Millonario. No estuvo fino en los pases filtrados, lateralizó en exceso y no le imprimió ritmo a la salida, lo que generó el fastidio de Gallardo, que vio casi todo el primer tiempo sentado en el banco. A los 25 minutos llegó el 1-0: Juan Quintero envió un córner con rosca y Bruno Zuculini cabeceó en el primer palo.
Antes y después, por jerarquía, de todos modos generó chances. Como el tiro de Herrera y otras tres chances de Julián Alvarez (la más clara, un cabezazo de pique al césped, tras centro de Gómez). El chico se tomó revancha a los 33, tras un pase de Quintero, centro de Barco y testazo del juvenil que fue comprado por el Manchester City.
La diferencia le quitó ánimo al Verde, ante un River que siguió jugando con seriedad. De hecho, a los 45, Palavecino presionó la salida adversaria y se llevó un penal, que Quintero cambió por el 3-0.
El segundo tiempo bajó la intensidad, más allá de que permaneció en el aire la fragancia de gol en cada aproximación de River. Lo tuvo De la Cruz en el inicio y un par de centros inquietaron al arquero Morel. Pero la diferencia la aumentaron Herrera y Paradela.
Gallardo aprovechó la coyuntura para darles minutos a varios jugadores, profundizando la rotación: entraron Tomás Pochettino, José Paradela, Matías Suárez, Braian Romero y hasta Emmanuel Mammana, el refuerzo que todavía no había visto minutos en el comienzo de la temporada.