El ala dura del PRO jugó su última carta para buscar un rechazo al acuerdo con el FMI en la reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, pero se encontró con una pinza armada entre la UCR y la Coalición Cívica, que le impidió a la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, desplegar su discurso incendiario habitual. Todo ocurrió en un nuevo encuentro de la cúpula de Juntos por el Cambio, que comenzó tarde porque iba en paralelo de las negociaciones en el Congreso, que fueron debilitando la posición extremista de la presidenta del PRO y el expresidente Mauricio Macri con el correr de las horas. La mesa nacional luego entró en suspenso a la espera de un texto definitivo de la ley, que se negociaba en Diputados, para luego darle el visto bueno definitivo, cosa que ocurrió caída la noche. Como premio consuelo, el expresidente logró que eliminaran del proyecto su responsabilidad en el megaendeudamiento.
Según pudo reconstruir este diario, la reunión arrancó a las 18 -una hora tarde- porque estaban esperando una redacción definitiva del proyecto. Tras un rato de discusión, pasaron a un cuarto intermedio, y finalmente cerraron filas a favor de acompañar el texto. Macri y Horacio Rodríguez Larreta participaron del encuentro. "Somos una coalición que unida resuelve que el país no vaya al default", expresó la alianza a través de un comunicado, en el que aprovechó para fustigar al Frente de Todos: "Consideramos una gran irresponsabilidad institucional del oficialismo no haber logrado reunir la totalidad de sus diputados". En el documento, además, dejó en claro que el programa económico es "competencia exclusiva del Ejecutivo", y que por eso sus legisladores no lo quisieron avalar.
Más allá del desenlace con unidad, los últimos momentos de la mesa nacional volvieron a mostrar a cada sector haciendo su juego.
Radicales
El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, jugó a que la oposición no quedara como un espacio que obstruía el acuerdo y llevaba a la Argentina al default. Es, por supuesto, parte de su construcción como candidato a presidente. No sólo planteó que había que buscar la manera de votar el acuerdo, sino que toreó a los sectores más extremistas del PRO: "Me gustaría ver las garras de los halcones", dijo en los últimos días.
El miércoles Morales se la pasó fatigando el Whatsapp y los teléfonos, según cuentan quienes lo conocen. Con la negociación avanzada en el Congreso, en su entorno se sonreían: "Hoy los halcones pierden definitivamente", decían. Y describían la maniobra conjunta que le hicieron a Patricia Bullrich para que no pudiera hacer una de sus habituales salidas a prender fuego los acuerdos. Los radicales se mostraron muy contentos con la asistencia que tuvieron los integrantes de la Coalición Cívica, en especial, de su presidente, Maximiliano Ferraro. "Jugó bien", lo elogiaban.
Carrió
La líder de la Coalición Cívica desde el comienzo buscó un objetivo parecido a Morales: incluso llegó a presentar un proyecto de ley en el que le permitía al Gobierno nacional cerrar el acuerdo que creyera conveniente, lo que le valió las críticas del PRO. Desde ese espacio vieron esa jugada como una devolución de gentilezas hacia Cristian Ritondo por el rechazo del Presupuesto 2022, algo que Carrió se ocupó personalmente de criticar porque no iba de la mano con la idea de construir una imagen de oposición racional.
Sus referentes plantearon cambios en la redacción de la ley del acuerdo con el FMI (todos iban en el sentido de no tener que votar las políticas económicas acordadas entre el Gobierno y el FMI). Jugaron en el mismo sentido a la hora de la negociación final.
Otro articulador fue Martín Lousteau, quien se la pasó de rosca en rosca. No obstante, el jefe de su bloque, Rodrigo De Loredo, insistió en distintas instancias con que la ley tenía que incluir un compromiso para no aumentar impuestos, ni tampoco retenciones (incluso ante el aumento de los precios internacionales).
PRO
Patricia Bullrich y Mauricio Macri fueron consecuentes: siempre empujaron hacia un rechazo, mayor o menor. En los últimos días de las negociaciones, la presidenta del PRO agitó un aumento impositivo como parte del acuerdo del FMI y le habló a su electorado: "Ni locos lo votamos! Tranquilos que nuestro compromiso es de hierro".
Desde que gestionaron la salida teatral en pleno discurso de Alberto Fernández -en la que no fueron acompañados ni por los radicales ni por la Coalición Cívica, ni por los otros bloques- desde el ala dura del PRO buscaron arrastrar a toda la coalición hacia una posición de votar en contra o abstenerse. Las negociaciones de los últimos días debilitaron esa posición y de allí la sonrisa socarrona de Morales a Bullrich.
La presidenta del PRO se ganó varias críticas en la reunión del domingo de la mesa nacional de Juntos por el Cambio cuando se ausentó del Zoom para ir a hablar con una señal de cable y contar una serie de cuestiones sobre las que habían acordado reserva. En la del miércoles, no le fue mejor. Algunos imaginaban anoche cómo iba a lograr diferenciarse la presidenta del PRO si la coalición opositora terminaba votando mayormente el acuerdo con el FMI.
Larreta, en cambio, jugó una estrategia sutilmente distinta: buscó diferenciarse todo lo posible en público (de hecho, se ausentó durante el discurso de apertura de sesiones) y hacerle pagar al Gobierno el costo político de acordar con el FMI, pero -a su vez- sus operadores en el Congreso siempre dejaron un espacio para negociar.