Desde una silla de ruedas que funciona como su altar simbólico, Marisol vocifera diatribas, rememora su vida de bailarina, dialoga con (¿el fantasma de?) Pina Bausch, discute telefónicamente con su marido, y comparte contenidos en las redes sociales. Grita desde la angustia, entre palabras que impiden el silencio. Hay varios matices en la caracterización de esta mujer encerrada, que Melisa Martyniuk interpreta de manera admirable a partir de su propio texto, bajo la dirección de Mayra Sánchez. La obra se titula Border, y se presenta los viernes a las 22 en Teatro de La Manzana (San Juan 1950).

“La obra la empecé a escribir en 2016, la ensayé con otra directora y la estrenamos en 2018. Tras una temporada, se incorporó luego Mayra (Sánchez) al proceso, pero nos agarró la pandemia. Volvimos a hacer algunas funciones el año pasado, entre ellas en Teatro La Comedia, pero teníamos ganas de hacer una temporada, para que la obra tenga un proceso en el tiempo y en su vínculo con el público”, explica Melisa Martyniuk. “Es mi primera experiencia donde me sumo a dirigir. Y si bien con Melisa somos amigas desde hace muchos años, es cierto que si un actor escribe también el texto es porque tiene un imaginario sobre lo que quiere hacer, sabe qué es lo que quiere. Al sumarme, por supuesto que aporté mi mirada e hicimos algunos retoques de dramaturgia, porque me parecía que la obra tenía que estar más enfocada en el ‘personaje artista’ antes que en el ‘personaje esposa’”, completa Mayra Sánchez.

-Con el tiempo, Border seguro que adquiere otras posibilidades, pienso en el retrato de una mujer quieta y sin embargo bailarina, cuyo marido puede salir de la casa- pregunta este cronista.

Martyniuk: -A la hora de escribir, por lo general no estoy previendo muchas cosas y voy viendo qué surge. Trato de conectar con lo que a mí me divierte, con lo que me parece que está bueno, pero sin la intención de abordar tal tema. Luego una lo comparte con compañeros y te hacen devoluciones, que van afinando las cosas, pero me gusta dejarme llevar por la escritura. De hecho, no es mi intención querer hablar sobre la discapacidad sino que tenía ganas de actuar en silla de ruedas, como una dificultad que jugara a favor de la obra, como algo que, así como un obstáculo, podía ser una potencia para el personaje. Ahí apareció el tema de las redes sociales, porque al estar encerrada, ella se contacta con el mundo de esta manera. Después surgió el estallido de las redes con la pandemia, algo que de alguna manera ya se anunciaba a partir del vínculo que veníamos teniendo con la tecnología.

-La actuación está trabajada desde un registro muy intenso, es destacable la caracterización.

Sánchez: -Al ensayar siempre decimos que el personaje ya está en un umbral de locura y que tiene que terminar de estallar hacia el final. No podía presentarse de una manera naturalista porque hubiese sido imposible sostener lo que dice, con ese nivel de desfachatez, incluso con comentarios discriminatorios. En el comienzo, hay una serie de informaciones al principio, como con el video de presentación, que aportan un tono de alguna manera paródico. Tratamos de inspirarnos en aquellas figuras más paraculturales, como las de (Humberto) Tortonese y (Alejandro) Urdapilleta, vimos algunas de esas actuaciones pero sin extralimitarnos, porque no queríamos algo muy abigarrado, sino que estuviera en un borde, que fuera una mujer posible y que tuviera esos colores que por momentos le estallan; sin olvidar la figura de la artista, la de alguien que está un poquito más allá de lo que sería el normal de la gente.

Martyniuk: -Por momentos, Marisol habla desde una profunda realidad, si bien es alguien que está en el límite de algunas cosas y puede sonar medio raro. Pero hay cuestiones de su vida personal que comparte muy abiertamente con el público, entre sus dolores y fracasos; parece que está muy arriba pero hay momentos en donde se puede ver un sufrimiento muy grande. Son distintas facetas o puntitas de lo que puede ser este personaje, y eso me parecía interesante. El registro de actuación está bien arriba, pero hay situaciones que son más íntimas, donde ella se puede abrir un poco más.

Sánchez: -Incluso tiene momentos de lucidez. Más allá de si Pina Bausch aparece o se la imagina, ella manifiesta ser una artista en Rosario, con todo lo que eso significa.

Martyniuk: -Ella encuentra en las redes un lugar desde donde legitimarse, para que la puedna ver; sin llegar a este extremo, todos estamos un poco en esa. Creo que es algo que le está pasando a mucha gente de mi generación. ¿Qué vamos a hacer con lo que soñamos, cuando vemos que nuestro trabajo no puede trascender, muchas veces por determinados límites que impone la ciudad? De alguna manera, nosotros tenemos responsabilidad sobre eso, y es una discusión que hay que dar.

Border es un unipersonal por fuera de lo que sugiere, las más de las veces, el término. Como lo expresa la actriz: “no quería que el personaje estuviera todo el tiempo hablando con el público o con un monólogo interno, sino que me interesaba pensar en los recursos con los que podría contar para que el personaje hiciera cosas, y la historia suceda en el aquí y ahora. ¿Qué recursos podía utilizar para ir un poco más allá de lo que tradicionalmente es un monologo de unipersonal? Eso hizo que de repente la obra adquiera un ritmo vertiginoso”.