Desde hace 7 años, luego de egresar de la carrera de dirección teatral de la Emad, Mauro Molina está al frente del grupo Caníbal, con la idea de privilegiar temáticas sociales en sus proyectos. Su último estreno, Una furia patria, contó con la dramaturgia de Andrés Binetti. La obra puede verse en Patio de Actores, de Lerma al 500. 

Si en La patria fría, Binetti se refería a la última etapa de vigencia del circo criollo, en Una furia…también aparece mencionado aquel ámbito donde se inició el teatro nacional. Es que la obra transcurre en un museo donde se exhiben vestuarios y elementos escenográficos que fueron utilizados en obras argentinas que hicieron historia. El caso es que esta institución languidece por falta de presupuesto y, ante esa realidad, “los empleados continúan respetando el protocolo de la maquinaria del Estado”, como resume Molina en la entrevista con PáginaI12, antes de aclarar que la obra es “una comedia sobre el vaciamiento cultural”.

Antes de ser estrenada en un festival en Brasil donde, al decir del director, la obra traspuso sin dificultades la barrera del idioma, Una furia patria participó de las actividades organizadas a fin del año pasado para impedir el cierre del Teatro Crisol, algo que finalmente se consiguió: “Hay que juntarse, sumar voces y avanzar desde el grupo por sobre la pretensión de sacarle a la gente algo que le pertenece”, propone Molina, también refiriéndose al peligro de eliminación del fondo de fomento que financia la producción audiovisual local.

“En este contexto neoliberal -sostiene el director– trabajar en grupo y armar espacios de resistencia y de crítica es oponerse al individualismo”. Es por esto que Caníbal, junto a otras agrupaciones, fundó el Corredor Latinoamericano de Teatro, una plataforma desde la cual se plantea el intercambio y la colaboración entre colectivos teatrales afines. “Es que venimos del espacio autogestivo”, advierte el director al tiempo que destaca que esta obra también está invitada a participar en encuentros europeos, como el Mundial du Theatre, de Mónaco.

–En Una furia patria un grupo de actores va a representar una obra que tiene lugar en un museo. ¿Cómo es ese ámbito?

–Es un museo público dedicado al teatro nacional que agoniza sin presupuesto. No recibe visitantes desde hace tres años y el patrimonio que contiene y la memoria cultural que allí se conservan, se encuentran en peligro. Todo esto por la desidia de los gobernantes y la ausencia de políticas culturales.

–La furia que se desencadena tiene varias causas…

–Tiene que ver con la situación de abandono que tiene el poder respecto de ese lugar de la cultura. Y también con la idea de un teatro que puede estar muriendo por falta de apoyo porque la cultura es considerada un gasto y no una inversión. Es lo que pasa cuando una obra, una película o un libro se transforman en objetos para ser vendidos. Juan Moreira aparece en Una furia… para hablar de nuestros orígenes teatrales. Pero la rebeldía que tuvo ese personaje frente al sistema, hoy es una metáfora de la resistencia contra el vaciamiento cultural. 

–En la obra se habla de otros museos que reciben muchos visitantes…

–Sí, se hace mención a otros museos que están llenos, en referencia al teatro comercial. También en referencia a un cierto teatro independiente o alternativo que se volvió snob y sin contenido reflexivo. Nosotros creemos en el teatro como un instrumento de transformación social, nos sentimos hijos o nietos de Barletta y de Teatro Abierto y queremos pensarnos como creadores. 

–¿Qué peligros acechan al teatro independiente, además de la falta de recursos?

–Cuando algo se transforma en moda pierde contenido y esencia. El sistema lo chupa y se transforma en una marca. Y en un espacio de vanidad. También nosotros como grupo lo tenemos presente, para evitar que nos pase.

–¿Qué valor tiene el humor en este montaje? 

–La risa es un elemento de distancia y sirve para hacer una crítica. También usamos 5 cámaras, con las que ampliamos el espacio y los puntos de vista.

–¿Es por eso que la palabra alemana Verfremdungseffekt (efecto de extrañamiento) aparece escrita en la pantalla?

–Sí, las cámaras son otro recurso de distanciamiento y las cámaras de seguridad  sugieren el panóptico del que habló Foucault para referirse a una sociedad disciplinada.

* Una furia patria, en Patio de Actores (Lerma 568), los martes a las 20.30