Desde hace un buen tiempo se está llevando un proceso de reivindicación de luchas y derechos de las mujeres y disidencias, en pos de desterrar el machismo y el patriarcado de nuestra sociedad. Lautaro Martín Maino, estudiante de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, realizó una investigación que analiza las formas y modalidades de prevención y cuidado de la salud de las, los y les jóvenes y particularmente la reproducción de los micromachismos dentro de las relaciones sexoafectivas.
El trabajo se centra en entender cómo muchos de los elementos que configuran los roles, prácticas y valores en el área del cuidado de la salud, están atravesados por sesgos heteropatriarcales, presentes en actos y formas de vincularse aun avalados socialmente. Este estudio es parte de una investigación más amplia que tiene a la docente investigadora Cecilia Augsburger como directora.
El interés de Maino por la temática comenzó en 2015, cuando empezó a militar en la Asociación Civil Vox, una organización que procura por los derechos de la diversidad y salud sexual. Actualmente es ayudante en la Cátedra de Salud Pública y Salud Mental de la Facultad de Psicología, y también integra un equipo de investigación de la Secretaría de Ciencia y Tecnología. El foco de atención está puesto en analizar los modelos y las prácticas de prevención y cuidado de la salud de las y los jóvenes y cómo se relacionan estos con los adultos. Por ello, se desenvuelve como becario de investigación aplicada en el Consejo Interuniversitario Nacional. Su trabajo fue seleccionado para participar en las XXVIII jornadas de jóvenes investigadores organizadas por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo.
Augsburger destacó que se trata de un proyecto en donde participan docentes y estudiantes. "Trabajamos las políticas, modelos y prácticas de prevención y promoción de la salud particularmente centrándonos en los jóvenes. Es una temática valiosa porque no es un campo que esté hegemónicamente desarrollado en el ámbito de nuestra disciplina de origen ni de nuestra práctica profesional. En este sentido, es fundamental trabajar con los jóvenes sobre los cuales se depositan un montón de condiciones sanitarias, sociales, institucionales y de sus propias cotidianidades”.
La investigadora señaló que las prácticas de cuidado son heterogéneas y diferentes conforme a los distintos grupos sociales y géneros. Por ende, lo primero a reconocer es que las y los jóvenes no se cuidan todos del mismo modo. "En general se observan modelos de prevención, promoción y cuidado de la salud como si los jóvenes fueran homogéneos entre sí, suponiendo que realizan las mismas prácticas, los mismos valores, los mismos mandatos sociales. Reconocer e identificar esa diversidad es lo que nos permite en una primera instancia identificar aquellas situaciones donde se reproducen estereotipos heteropatriarcales y, al mismo tiempo, generar prácticas de cuidado de la salud que reconozcan esas diferencias”.
En ese marco y a partir de sus experiencias en el activismo con los grupos de reflexión sobre salud, masculinidades y disidencias sexuales, Maino articuló con el recorrido académico para poder investigar sobre los micromachismos en los vínculos sexoafectivos.
La investigación comprendió más de 380 entrevistas a jóvenes de Rosario donde se trabajó lo sexual junto a lo afectivo. "Si bien las entrevistas estaban relacionadas con varias dimensiones de los cuidados en las juventudes, nos encontramos que en una primera instancia las mujeres se hacían más cargo de las tareas de cuidado en la salud sexual que los varones”, comentó.
Cuando se piensa en políticas de prevención y promoción de la salud, la sexualidad se identifica con la no-reproducción y es donde se observa que la mayoría de las intervenciones son pensadas para las mujeres. “Las tecnologías que existen, como los métodos de barrera y hormonales, no son distribuidas de la misma forma y las intervenciones quirúrgicas siguen en la misma sintonía. En Argentina es muy dispar la diferencia de ligaduras de trompas que de vasectomías, siendo estas últimas mucho más fáciles de realizar", explicó el investigador.
Gracias a los movimientos feministas y de las disidencias sexuales actuales, hay ciertos discursos, acciones o situaciones heteropatriarcales que ya no son tolerables. Sin embargo, Maino detalla que el discurso machista sigue generando resistencias e infiltrándose de formas más sutiles en las personas, en la academia, en las relaciones, los medios de comunicación y en un entramado que es justamente lo que lo sostiene. “En este trabajo hablamos de micromachismos porque son expresiones que siguen estando instaladas en menor a mayor medida”.
El investigador de la UNR resaltó que el punto está en esas acciones que son invisibilizadas o naturalizadas, como por ejemplo "el caso de las mujeres cuando tienen su primer ciclo menstrual y son llevadas a especialistas para iniciar a temprana edad el uso de pastillas anticonceptivas o hacerse cargo de pautas de cuidado no solo pensadas para sí mismas sino también para otros. Mientras que en los varones los inicios en las de pautas de cuidado son más borrosos, individualistas y a más tardía edad."
En ese punto, se busca identificar cual es el compromiso de varones y mujeres que componen la muestra en el proceso de reproducción de esas prácticas. Si bien la investigación se centra en el ámbito de los cuidados en salud sexual, Maino subrayó la presencia de micromachismos en múltiples situaciones como el placer sexual, el consentimiento, el cuidado de las infancias y el hogar. "Hay toda una lógica que está atravesada por un discurso hegemónico, avalado y permite la filtración de concepciones machistas en la cotidianeidad”, aseguró el investigador y Augsburger agregó: “Lo rico de esta investigación es encontrar una categoría como la de micromachismos que es adecuada para situar ese proceso que muchas veces se da a nivel inconsciente y naturalizado y donde los sujetos contribuyen en fortalecer ese modo de vincular".
No naturalizar lo instaurado
"Hay una carga psíquica, física, laboral y económica extra sobre las mujeres que toman más medidas de cuidado para sí y la pareja a la hora de las relaciones sexoafectivas, que aparece invisibilizada ", explicó Maino.
Por esta razón, el investigador recalcó que es necesario revisar nuestra construcción social sobre los cuidados porque “se da en un sistema donde son las familias, la escuela, el mercado, incluso los trabajadores de la salud, los que inclinan la balanza a que las feminidades sean quienes se hagan cargo en mayor manera de los cuidados de la salud sexoafectiva”.
Augsburger destaca la riqueza y producción del trabajo, que en el caso de Maino conjuga su militancia y el proceso de formación académica, lo cual le da originalidad a las preguntas que va construyendo. “Para un estudiante avanzado, como es su caso, las posibilidades que la Facultad y la Universidad brindó estos últimos años son las que realmente le dan potencia al trabajo que hace y es también un objetivo que tenemos como equipo: sostener, promover y profundizar el proceso de formación de investigadores jóvenes".