Volodymyr Zelenski llegó al gobierno en 2019 como principal referente de la “antipolítica” frente a una clase política corrompida y falta de representatividad. De ahí que sus principales propuestas fueran en contra de la corrupción y del poder sin límites de los empresarios conocidos como “oligarcas”.

Tratándose de un candidato mediático, no resultó extraño que el centro de su campaña y del posterior gobierno fuera la productora Kvartal 95, fundada por Zelenski en 2003, y que produjo algunos de los más importantes éxitos de la televisión ucraniana, entre ellos, la popular serie “Servant of the People”.

Protagonista

La tira se centraba en la vida de Vasyl Petrovych Holoborodkon, un profesor de historia de escuela secundaria que inesperadamente se convertía en presidente, después de que se viralizara un video filmado por uno de sus alumnos en el que el docente criticaba la corrupción imperante en Ucrania. Por supuesto: Zelenski era el protagonista de la serie.

El programa empezó a emitirse en 2015 y al año siguiente se estrenó la película. En 2019 se transmitieron los últimos capítulos prácticamente al mismo tiempo en que Zelenski se convertía en presidente. Y para reforzar todavía más el vínculo entre realidad y ficción, el título de la serie se convirtió en el nombre del partido del candidato triunfante.

Popularidad

Desde un principio, la popularidad de Zelenski resultó innegable. En la segunda vuelta electoral triunfó sobre el por entonces presidente Petro Poroshenko con más de un 74 por ciento de los votos. Posteriormente, su partido ganó en las elecciones parlamentarias obteniendo así la mayoría de los escaños en juego.

Tanto era el fervor por el nuevo gobernante que la opinión pública prefirió restar importancia a las acusaciones en las que Zelenski era apadrinado en las sombras por el principal oligarca de Ucrania, Íhor Kolomoiski, zar del petróleo, ex gobernador de la región industrial clave de Dnipropetrovsk y, casualmente, dueño de la cadena televisiva 1+1, desde donde se transmitía la serie “Servant of the People”.

De este modo, Zelenski inauguraba su nuevo gobierno con estabilidad política y un amplio respaldo social. Sin embargo, el apoyo de los primeros meses tendió a disiparse y se hicieron cada vez más nutridas las críticas de opositores e independientes. En el medio, hubo casos de corrupción y amplio favoritismo a la hora de elegir colaboradores.

Cuadros televisivos

En este sentido, uno de los principales problemas que atravesó la gestión fue la falta de cuadros idóneos para asumir las principales funciones. Por lo que fueron sus amigos y colaboradores de Kvartal 95 quienes se hicieron cargo de la administración pública.

Dentro del entorno más íntimo de Zelenski se encuentra Ivan Bakanov, su amigo de la infancia y ex director de la productora. Convertido en una verdadera sombra del mandatario, fue uno de sus principales lugartenientes en la campaña presidencial y, ya al inicio de su gestión, fue promovido como subjefe del servicio de seguridad interna de Ucrania.

En restantes puestos se ubicaron otros colaboradores de Kvartal 95. Así, Serhiy Shefir, ex guionista y productor, se convirtió en asistente principal del presidente. Serhiy Trofimov, ex productor ejecutivo, y Yuriy Kostyuk, ex guionista, pasaron a ser subjefes de la oficina presidencial. En tanto que otros directivos también fueron designados para el ente regulador nacional de radio y televisión y para el Comité Antimonopolio.

Pobreza y corrupción

Con el correr de los meses resultó evidente el desgobierno y la crisis. Conflictos con Donald Trump y Vladimir Putin, y el desinterés de la Unión Europea frente a Ucrania repercutieron en una nación golpeada por la pobreza y la corrupción. En julio de 2020, el número de quienes no confiaban en Zelenski superó al de quienes todavía creían en él (51 frente a 43 por ciento). Aunque disminuido, el presidente todavía conservaba buena parte de su capital político.

Pero el peor momento llegaría en octubre de 2021 cuando los Pandora Papers revelaron que Zelenski y dos políticos de su círculo íntimo, Shefir y Bakanov, operaban una red multimillonaria de empresas extraterritoriales en las Islas Vírgenes Británicas, Chipre y Belice. Aunque de manera previsible el presidente negó toda la evidencia, la opinión pública dictaminó que Zelenski no era aquel candidato “alternativo” sino un político más.

En efecto, y según diversas encuestas posteriores a los Pandora Papers, su imagen positiva se desplomó a poco más del 20 por ciento, cosechando más repudio que el ex presidente Porochenko, considerado hasta entonces como principal símbolo de la corrupción y de la decadencia ucraniana.

Los oligarcas

Ya casi sin alternativas para hacer frente a su creciente impopularidad, Zelenski retomó su campaña contra los “oligarcas” pese a que la demanda social situaba en primer plano al inminente conflicto con Rusia. Sin llegada al gobierno y frente a la amenaza cada vez más concreta de una guerra, una docena de empresarios abandonó el país. Pero el clamor patriótico pudo más y, a su retorno a Kiev, declararon su disposición a financiar al ejército ucraniano (siempre que no se investigara el origen de sus fortunas).

Así, la intervención rusa favoreció una renovada alianza entre el presidente y magnates como Viktor Pinchuk, propietario de la siderúrgica Interpipe, o como Rinat Akhmetov y Vadim Novinsky, titulares de la minera y acerera Metinvest, que recibiría inversiones por mil millones de dólares. Por su parte Íhor Kolomoiski, señalado inicialmente como el protector del gobernante, mantiene un bajo perfil, sobre todo, desde que la administración de Joe Biden lo encontró culpable de corrupción y fraude.

Efecto guerra

Sin embargo, con la tragedia de la guerra la popularidad de Zelenski se elevó a más del 90 por ciento. Gracias a las redes sociales su imagen trascendió a prácticamente todo el planeta y su figura (contrapuesta mediaticamente a la de Putin) ha sido comparada a la de Winston Churchill. Hoy no sólo apuesta por llegar a la paz con Rusia sino que además aspira a un segundo mandato presidencial con pleno reconocimiento internacional. En Ucrania, la alianza entre cómicos y oligarcas finalmente parece haber encontrado su rumbo.

Mientras tanto la popularidad global de Zelenski generó una creciente cantidad de pedidos para comprar la serie “Servidor del Pueblo”. En las últimas semanas, varias cadenas internacionales y nacionales, de países como Reino Unido, Francia, Finlandia, Grecia y Hungría, han iniciado gestiones para su adquisición. Eccho Rights, empresa asociada a Kvartal 95 en la distribución internacional de sus producciones, efectuó una donación de 50 mil euros a la Cruz Roja Ucraniana. De igual modo, y a tono con los nuevos tiempos, Eccho Rights se comprometió a no difundir ninguna serie de origen ruso. 

Investigador CONICET-Universidad Torcuato di Tella.