“Menem estaba olfateando de que había un vacío en la conducción del peronismo, y se largó a la campaña, recorrió todo el país y nosotros nos quedamos en La Rioja gobernando, tenía mucha fe en nosotros”, recuerda Henry Sánchez, desde su retiro en San Blas de los Sauces.
Hay dos cartas de Menem sobre su escritorio, una desde Las Lomitas, en los pagos de Formosa donde nació Henry (https://www.pagina12.com.ar/406056-las-cartas-ineditas-de-menem-i).
La otra carta data de un año antes, algo rota, con pasajes ilegibles, enviada en 1979, cuando el caudillo riojano fue derivado por el gobierno de facto a Tandil, donde mantuvo una activa militancia.
“En verdad casi no las leo nunca, pero sí me gusta, esos testimonios que es parte de mi historia y de la historia de todos. En esas cartas Menem muestra su perfil que era el perfil de entonces. Luego no tuve nuevas cartas”, evoca Henry.
Si la carta desde Las Lomitas contenía una mirada más reflexiva, desde Tandil el mensaje de Menem es abiertamente militante:
“Querido compañero, amigo y hermano.
Hace unos días recibí unas líneas de Raúl Chacón y su familia; ahora las tuyas; anteriormente los salidos de Ricardo Mercado Luna. En esta larga permanencia fuera de mi tierra, lo mejor que me puede suceder es recibir noticias de mis compañeros y hermanos de causas en este duro trajinar por mil caminos testimoniando permanentemente la firme voluntad de hacer realidad los postulados de la doctrina justicialista, única solución para los graves males que van minando los cimientos de la Patria y su alma, el ser nacional. Nuestra preocupación fundamental, y por siempre nuestras acciones deben estar dirigidas a conseguir la libertad de todos los compañeros y hermanos riojanos que sufren persecución y cárcel por causa de sus ideas. Pero para enfrentar con posibilidades de éxito esta noble misión, debemos tener presente aquello de, ORGANIZACIÓN, UNIDAD, SOLIDARIDAD. Por el momento no importa que no se dé una absoluta coincidencia ideológica. Lo importante es corresponder en las conductas. Debemos ir preparándonos para hacer (ilegible) de una vez por todas la verdadera revolución política (ilegible) intelectual y económica. Para eso contamos con dos factores fundamentales: la verdad, que no necesita de la (ilegible) como la necesita la mentira que es el ámbito donde (ilegible) la sangrienta tiranía que nos azota, y el pueblo (ilegible) firme junto a la causa nacional y popular que representa el peronismo. Como expresaba el Gral. Perón: 'en esta lucha no importa que pase un año, o diez mil, porque al final el triunfo será nuestro, venceremos'”.
Luego de Tandil a Menem le permitieron ir a La Rioja, pero por su actividad política el gobierno de facto lo confina a Las Lomitas.
“No te puede imaginar la alegría que me dás (sic) al comprobar que estás íntegro y en carrera. No podía esperar menos de ti y de todos aquellos compañeros y hermanos que abrazaron la causa del pueblo no con fines especulativos, sino pura y exclusivamente, aún a riesgo de todo tipo de tranquilidad, con el firme propósito de hacer la felicidad de aquel, y la grandeza de la patria. De esto y muchas cosas más tendremos muy pronto, Dios mediante, ocasión para conversar personalmente”.
Y enseguida aparece el Menem de la campaña presidencial:
“En mí tampoco la cárcel hizo mella; por el contrario, sirvió para hacerme crecer en la fé (sic); reafirmar mis principios, convicciones y creencias (el peronismo más que una ideología es una creencia); y llegar, entre otras cosas, a la individualización plena del enemigo, de tal manera que si la próxima vez nos equivocamos no mereceremos el perdón de Dios ni del pueblo”.
Henry estuvo preso durante esos años en Sierra Chica; a través de las cartas se ponen al día de sus suertes:
Supongo que los comunes compañeros, amigos y hermanos, te tendrán al tanto de mis cosas por estos pagos de Tandil; como algo te habrán informado de mis 5 meses de prisión en el famoso barco 33 Orientales (…) los famosos 24 meses en la Prisión de Magdalena; los 5 meses de libertad vigilada en Mar del Plata. Considero redundante repetir episodios ya superados. Lo único que cabría agregar es que el dolor de la injusticia se vio permanentemente mitigado, compensado por el afecto y el reconocimiento, no tan solo de la enorme y fantástica familia peronista, sino también de muchos que sin serlo, no olvidan lo que desde nuestra humilde provincia, pudimos hacer por nuestra nada Patria. Respecto a lo que me pides en materia de trabajo y conexiones contá desde ya con todo lo que esté a mi alcance. Te ruego para tener posibilidades de éxito en las gestiones que me tengas al tango de las obras y a quien hay que hablar. Yo me las ingeniaré para que las cosas salgan bien”.
En la despedida, el futuro presidente muestra la comodidad con que se manejaba aún en Tandil:
“Esta carta te la envío al domicilio de Roberto, pues desde el mismo me enviastes (sic) la tuya. Deduzco que será por razones de seguridad. Yo no tengo problemas de escribir a tu domicilio; depende de lo que tú dispongas y me lo comuniques”.
Y concluye:
“Saludos a todos los compañeros, amigos y hermanos. A tu familia, y mi admiración por la entereza con que sobrellevaron de esta aberrante prisión; tú recibe un fuerte abrazo”.
La firma, como en la otra carta, es manuscrita: “Carlos”, y aclara:
“Te escribo a máquina pues de otra manera no me entenderías o tendrías la necesidad de alguien que descifre mi pésima letra”.