La inflación se mantuvo durante febrero en valores similares al mes anterior con los alimentos picando en punta, mientras que para marzo se espera una suba todavía mayor, según los especialistas consultados por PáginaI12. Cuál será el impacto provocado por la guerra en Ucrania, el acuerdo con el Fondo Monetario y la evolución del tipo de cambio.
La economista Agostina Myronec, de la consultora Ecolatina, menciona que “según nuestras estimaciones, no vimos en febrero una desaceleración significativa respecto a lo que fue enero (3,9 por ciento). Una de las cosas que impactó en febrero fueron alimentos y bebidas que sigue evolucionando por encima del nivel general y se sintió más que nada en el precio de la carne. Que en febrero tuvo una aceleración en torno al 5 por ciento".
El consultor económico Santiago Manoukian destaca que "a pesar de la menor estacionalidad que suele mostrar el mes, la inflación no cedió, dando cuenta de la preocupante dinámica de los precios, aún con un tipo de cambio corriendo por detrás. El registro del febrero estuvo impulsado por alimentos, subiendo bien por encima del promedio, combustibles (estimo que el aumento de 9 por ciento aporta 0,4 puntos porcentuales), parte del aumento de prepagas que quedó de enero y parte de educación ante el comienzo parcial de clases”.
Para marzo se espera que la inflación sea todavía mayor. Myronec explica que "el conflicto entre Ucrania y Rusia que lleva al alza de los precios de los commodities puede impactar en determinados alimentos como harinas, fideos, etc. pero incluso también en carnes ya que se incrementa uno de los costos para alimentar el ganado vacuno. Hay que ver qué tan transitorio o no es este efecto, no queda claro que sea algo permanente en los próximos meses”, destacó la economista.
"La inflación core, es decir, la que no abarca ni los precios regulados ni los estacionales, se mantendría así por encima del 3 por ciento por decimoséptimo mes al hilo. En marzo posiblemente observemos una aceleración en la inflación, impulsada por ajustes en colegios, prepagas, tarifas de energía, carne, indumentaria y una aceleración en la tasa de devaluación. También es relevante comenzar a monitorear la mayor presión de la aceleración en la inflación internacional", señala Manoukian.
El acuerdo y la inflación
Luego de que el acuerdo con el FMI tuviera la aprobación en la Cámara de Diputados la duda que surge es cómo impactará en los precios una vez que el Senado y el directorio del organismo den el visto bueno.
“La intención plasmada en el acuerdo con el FMI de propiciar un ajuste real de las tarifas, por un lado, en simultáneo con una mejora de los salarios reales y una reducción de la inflación en forma sostenida, por el otro, luce de difícil concreción”, afirma Manoukian.
Y agrega que “la inflación de este año va a estar por encima del rango que fijó el gobierno con el acuerdo con el FMI, es decir, superior al 48 por ciento, básicamente porque hay que hacer ajustes en los subsidios y eso impactará en las tarifas, donde va a haber mayor presión de los precios internacionales, variables que no se tuvieron en cuenta a la hora de pensar el acuerdo porque el conflicto entre rusia y ucrania no se había desatado".
Por su parte, Martín Vauthier, economista de Anker Latinoamérica, explica que “en el acuerdo, se resolvió que el tipo de cambio multilateral real se mantenga en los niveles de diciembre de 2021. En ese sentido, si la inflación se mantiene en la zona del 4 por ciento mensual, se va a plantear un desafío para sostenerlo en relación a ese período, teniendo en cuenta que el movimiento del tipo de cambio oficial hasta ahora se mantuvo en la zona del 2,9 por ciento"
En este sentido, Monoukian afirma que “mantener la competitividad del tipo de cambio real implica acelerar la tasa de devaluación desde los niveles actuales, en un marco de una inflación con fuerte inercia y persistencia aún con anclajes recientes en el tipo de cambio y tarifas. Esto de por sí genera mayores presiones inflacionarias, a lo que se sumaría un ajuste real de las tarifas, que te acelera en el corto plazo el recalentamiento y entorpece la intención de una desinflación progresiva, a la vez que dificulta la recuperación de los salarios reales”