“El tutorial de hoy es un poquito diferente. Aprenderemos juntas como limpiar una escena de un crimen sin dejar rastro”. Palabras de la protagonista de Las seguidoras (reciente estreno de Paramount+). Liv (María Bopp, de Llámame Bruna) es una mujer que, en su obsesión por conseguir followers, terminará por emular el raid homicida de Patrick Bateman. La primera serie brasileña para la plataforma de streaming no solo pivotea el thriller y la comedia negra sino que puede ser vista como una reversión millennial de Psicópata Americano (Mary Harron; 2000). Al igual que en la adaptación de la novela de Bret Easton Ellis, la rutina de la protagonista incluye asesinatos, delirio por la imagen pública y máscaras a punto de caer (la de la instagrammer está hecha con una sanguinolenta pulpa de remolacha).
Liv publicita en sus redes productos “cruelty free” pero despacha a sus víctimas sin problema alguno. En esa línea filosa se mueve esta creación de Manuela Cantuária que ironiza sobre el mundo de las influencers. Las seguidoras, entonces, mete en su coladora toda la jerga y la cultura de los tiempos digitales sea la cultura de la cancelación y la fama online. Tal como dice Liv: “es más fácil matar, desmembrar, transportar, embalsamar y esconder un cadáver, que ser juzgado en Internet”.