La Cámara de Casación de Entre Ríos revisará a partir del martes el fallo que condenó a prisión perpetua a un hombre por el femicidio de su expareja, Fátima Acevedo, la joven de 25 años que fue estrangulada y arrojada a un aljibe en marzo del 2020 tras denunciar a su agresor seis veces por violencia de género y buscar asilo con su hijo en la Casa de la Mujer local.

La audiencia, prevista para las 9.30 en el Salón Oyhampé de los Tribunales de Paraná, fue solicitada por Luis Pedemonte, el abogado defensor del condenado Jorge Martínez, con el objetivo de recurrir la sentencia de un jurado popular que lo encontró culpable durante un juicio realizado en marzo del año pasado. La jornada estará presidida por el vocal Hugo Perotti e integrado por Marcela Badano y Marcela Davite. 

Martínez (35) permanece alojado en la Unidad Penal 1 de Paraná, tras ser hallado culpable de los delitos de "lesiones graves en grado de tentativa agravado por el vínculo, defraudación especial y homicidio agravado por tratarse de su expareja y por violencia de género". 

El primer delito del que se lo acusa data del 4 de febrero del 2020, cuando Fátima denunció a Martínez ya que "semanas antes habían discutido y Martínez le afiló cuchillos delante de ella amenazándola e intentó arrojarle ácido muriático". Por eso, Fátima lo denunció en el juzgado de Familia 1 de Paraná en 2017 y en 2018, y entre 2019 y 2020 había realizado otras cuatro presentaciones ante la policía y la fiscalía de Violencia de Género del Ministerio Público Fiscal (MPF). "Ya estoy podrida de denunciarlo en la policía y que nadie haga nada, ni la policía ni el juzgado ni nadie. Cuando termine muerta por culpa de él puede ser que la policía y el juzgado hagan algo", le dijo Fátima a una de sus amigas días antes de desaparecer.

Además, por esas denuncias y tras haber alquilado una vivienda, la joven vivía en la Casa de la Mujer de Paraná junto a su pequeño hijo, fruto de su relación con Martínez. El 1 de marzo Martínez "logró que Fátima salga de la Casa de la Mujer y se trasladara a la que habían convivido, con la promesa falsa de que le iba a regalar un celular".

Una vez allí, "entre las 15.25 y las 17 horas se dirigieron hasta la zona de un aljibe, a unos 800 metros de la vivienda" donde "le ocasionó la muerte mediante asfixia mecánica y arrojó el cuerpo dentro de ese pozo", se desprende de la investigación judicial.

Los días posteriores, intentó tomar una licencia sin goce de haberes en su trabajo, y tomó la tarjeta de débito de Fátima y trató de retirar dinero, movimiento que motivó su detención en un cajero automático. 

El cuerpo de Fátima fue hallado una semana después del crimen, luego de que su familia denunciara su desaparición y se iniciara un amplio operativo de búsqueda. El 8 de marzo, bomberos y policías, con la ayuda de perros adiestrados y un helicóptero, hallaron el cadáver adentro de un pozo de 18 metros de profundidad, en una zona descampada de Paraná y a pocos metros de la vivienda de Martínez. El cuerpo presentaba tres lesiones, un corte en el mentón de cuatro centímetros, producto de un golpe "que había sido en vida, lesiones, hemorragias y hematomas propios de un ahorcamiento; y otras en la región occipital".

El fiscal de la causa, Leandro Dato dijo que Fátima padeció "una relación signada por la violencia de género psicológica, física y económica" y remarcó que Martínez tenía "una relación de desprecio a la mujer y desde la mirada de un psicópata".

La fiscal Ileana Viviani afirmó que cada prueba "permite armar un rompecabezas perfecto para explicar que Martínez la asesinó", y señaló que tras el crimen, el acusado "utilizó el celular de Fátima desde las 16.44 horas".

"Comenzó a auto enviarse mensajes haciéndose pasar por Fátima; y compró otro chip donde se hacía pasar por Fátima y hablaba con sus amigas diciéndoles que se había ido a otra ciudad con una comunidad gitana", agregó.