La Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció este lunes la creación de un equipo de crisis para tratar de responder al impacto que el conflicto entre Rusia y Ucrania está teniendo en los mercados globales de alimentos, energía y finanzas.
"Esta guerra va mucho más allá de Ucrania. También es un ataque contra las personas y países más vulnerables del mundo", aseguró en diálogo con un grupo de periodistas el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
El problema de la escasez de alimentos --Rusia y Ucrania son dos grandes exportadores de cereales-- y del encarecimiento del petróleo y otras materias primas ha sido advertido por la ONU y otras organizaciones internacionales desde el comienzo del conflicto, recordó el funcionario.
La situación es aún más grave para los países en vías de desarrollo, consideró Guterres, si se tiene en cuenta que ya antes de la guerra estaban obligados a superar la pandemia con altos niveles de inflación, subidas en los tipos de interés y problemas de deuda, acentuados por el encarecimiento del crédito.
"Ahora, su granero está siendo bombardeado (...) Tenemos que hacer todo lo posible para evitar un huracán de hambre y un desplome del sistema global de alimentación", insistió el portugués, quien señaló que Rusia y Ucrania representan más de la mitad del suministro mundial de aceite de girasol y un 30 por cierto del de trigo.
Según los números aportados por el funcionario, Ucrania produce más de la mitad del trigo que usa el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la agencia de la ONU que apoya a países de todo el mundo para combatir el hambre.
Además, hay 45 países de África y de otras zonas que importan al menos un tercio de su trigo de Ucrania o Rusia y otros 18 que compran al menos la mitad, entre ellos Egipto, la República Democrática del Congo, el Líbano, Siria, Somalía, Sudán o Yemen.