“No estamos todxs porque aún falta Tehuel” es una parte de la letra que acompañó la marcha desde la casa de la provincia de Buenos Aires hasta el Congreso el pasado 11 de marzo, día en que se cumplió un año de la desaparición de Tehuel de La Torre, un varón trans que fue a buscar un trabajo. Un varón trans que fue a buscar un trabajo en un contexto de hiperprecarización. Un varón trans pobre de 22 años.
¿Es un pibe trans? le preguntó despectivamente el oficial de la Comisaría 1 de San Vicente a Luciana, la novia de Tehuel, al momento en el que fue a denunciar la desaparición en 2021. No le tomó la denuncia porque ella era menor de edad. Al día siguiente Luciana fue a Alejandro Korn, allí sí se la tomaron pero recién empezaron a buscarlo 4 o 5 días después. En esa localidad, el día que se cumplió un año de la desaparición de Tehuel también hubo una manifestación. En los distintos puntos del país en donde aparece el nombre de Tehuel hay una pregunta que tiene otra pregunta empujando detrás: la primera es ¿dónde está Tehuel? la otra es ¿quién lo está buscando?
¿Quién me va a buscar si yo desaparezco?
“Si yo desaparezco quiero que se organicen y velen por mis derechos” es la voz de Florian Vives, activista por vidas vivibles para niñeces y personas TTNB. Florián llevó una de las banderas desde la casa de la provincia hasta el Congreso, convencide de que tenía que estar ahí en esa fecha tan resonante. 11 de marzo de 2022. Un año después. “Hay algo que es visceral y que tiene ese motor de conmoción interna en las fibras que a cada quien le toca. Las que me tocan a mí es ¿Quién me va a buscar si yo desaparezco? ¿Quién, dentro de este sistema, tiene el poder de tomar decisiones cuando yo no puedo? El sistema no le reconoce ese poder a mis compañeres y a mis afectos elegidos. La mañana en la que se cumplieron dos meses de la desaparición de Tehuel me llega un mensaje de mi viejo que decía “hola hija”, aparte de mal generalizarme, tratando de meterme miedo con la pandemia sugiriéndome que me vaya con los nenes a donde estaba él. Ese mensaje me produjo mucho dolor, pero en vez de quedarme ahí dije: hay que salir a buscar a Tehuel, hay que salir a laburar esto y por lo menos tratar de construir una forma para que cuando no podamos tomar decisiones haya alguna manera de que esas personas que elegimos puedan encontrar esa grieta para tomarlas”.
Primero cortaron un carril, después dos y a las 5 de la tarde ya estaba toda Callao sin paso al tránsito de extremo a extremo con la bandera trans celeste, rosa y blanca. Hecha cartel, cartón, como capa, cobijo. Interrumpiendo la vida cotidiana urbana con la canción que tiene otro verso que interpela “¿qué es lo que pasa que no lo ven? no estamos todxs porque aún falta Tehuel”. Hacía tres días la marcha multitudinaria del #8M había ocupado el mismo espacio, en esa fecha también la consigna de “Aparición con vida de Tehuel” fue medular así como también la de #AbsoluciónParaHigui.
Desde “Autoconvocadxs por Tehuel” sostienen que a los 8 meses de su desaparición y con investigaciones de bajo presupuesto se decidió darlo por muerto. ¿Por qué? Porque se encontraron gotas de sangre que pertenecían a Tehuel en el domicilio de uno de los dos imputados por el caso. En ese momento la carátula de la causa pasó de ser “búsqueda de paradero” a “homicidio agravado en contexto de odio”.
¿Quién busca a Tehuel?
“No existe en nuestro país una política de búsqueda de personas, tampoco una agencia que se comprometa con ello. Las dependencias administrativas que están obligadas descargan esa tarea en autoridades judiciales, y éstas a la vez señalan que sus diligencias están vinculadas con averiguación de delitos y señalan la falta de respuestas concretas de las primeras para asegurar la búsqueda” dice un comunicado del Cels publicado el mismo viernes a un año de la desaparición de Tehuel.
A pocos días de la marcha que además se realizó en varios puntos del país, la causa fue elevada a juicio: Oscar Alfredo Montes y Luis Alberto Ramos serán juzgados por el delito de "homicidio agravado por odio a la orientación sexual e identidad de género”. De acuerdo a la resolución de 16 páginas, el juez Rizzo da por acreditado que entre las 21 horas del 11 de marzo de 2021 y las 4.33 del día posterior, en el interior de una vivienda ubicada en la calle Mansilla 1203 de la localidad bonaerense de Alejandro Korn, Montes y Ramos “causaron intencionalmente la muerte de Tehuel de La Torre".
El mismo viernes, el Ministerio de Seguridad aumentó a 5 millones de pesos la recompensa para las personas que brinden datos que ayuden a encontrar a Tehuel. Pero los recursos que se ponen a disposición no son suficientes: “La falta de sistematicidad del trabajo judicial y policial, la persistencia de prácticas que solo generan confusión como la participación de “videntes” en las investigaciones, la falta de indagaciones serias sobre el contexto de las desapariciones, las filtraciones a los medios de comunicación que solo contribuyen a espectacularizar los casos siguen caracterizando a la mayor parte de las investigaciones” dice el comunicado del Cels y expone una posición muy clara respecto a que ni cuando desapareció Tehuel ni ahora, hubo por parte del Estado una búsqueda organizada: “En este momento, desde que la causa contra los dos acusados de homicidio tiene pedido de elevación a juicio, nadie está a cargo de la búsqueda”.
¿Cómo se busca a un varón trans?
En 2019 la ONU aprobó los Principios rectores para la búsqueda de personas desaparecidas realizada por el Comité contra la desaparición forzada. El primero de los puntos dice: “La búsqueda tiene que realizarse bajo la presunción de que la persona desaparecida está viva, independientemente de las circunstancias de la desaparición”
En el caso de Tehuel la deficiencia en la búsqueda lleva a un pivoteo entre el homicidio y la desaparición forzada, pero no es el único aspecto que da cuenta que no hay una estrategia de búsqueda que además pueda salirse del binarismo de género. En esos primeros días de la desaparición, la identidad de género de Tehuel no fue visibilizada frente a las autoridades judiciales que intervenían en el caso, se lo buscaba como “mujer” o “varón” dependiendo el caso. Sin ir mas lejos, la reciente suba de la recompensa no dice en ningún lado que Tehuel es un varón trans.
Uno de los puntos que acarrea la ineficiencia de la búsqueda es que las organizaciones, lxs activistas y quienes conocen muy bien el funcionamiento de la violencia hacia las personas por fuera del binarismo de género, no pueden acceder a la causa: “Pensamos que el impedimento de que muchísimas organizaciones de personas travestis y trans que no tengan una asociación civil pueden presentar su interés formal por el caso, es un problema estructural grave” dice Ese Montenegro, varón trans y activista de la Asamblea TTNB por la salud integral. Esto hace volver a la pregunta ¿Quién y cómo se busca a la identidades que están por fuera del sistema binario de género? “Leemos esto como un problema estructural, la Asamblea TTNB por la Salud Integral de la que yo formo parte no tiene asociación civil por tanto no tenemos acceso a herramientas como el Amicus Cuarae que permite presentar testigos a una causa. Esta herramienta en el juicio por el travesticidio de Diana Sacayán se utilizó mucho por parte de organizaciones y desde esas mismas organizaciones podían dar cuenta a qué nos referimos cuando decimos identicidio social, porque enlazamos este tipo de crímenes en una superestructura que da cuenta de un entramado que por acción u omisión admite la desaparición sistemática de personas travestis y trans”, cuenta desde una de las manifestaciones en Alejandro Korn.
El viernes la Asamblea TTNB por la Salud Integral publicó un documento que pone el acento sobre este punto: “No vamos a admitir que el Estado abandone la búsqueda, bajo el pretexto de haber encontrado a dos responsables materiales. Repudiamos también a todas las autoridades Judiciales y del Ministerio de Seguridad de la Pcia. de Buenos Aires que, por acción u omisión, dan cuenta de que están buscando a un muerto. De que no buscan a Tehuel y de no haber investigado nada sobre las condiciones estructurales que admiten y producen su desaparición”. Las cuestiones estructurales tienen que ver con un sistema cis hetero patriarcal que no sabe ni tiene las herramientas para buscar a Tehuel, ni a nadie que tenga una existencia por fuera del sistema binario, blanco, heterosexual y de clase media. Si no fuera por el activismo que levanta la consigna, problematiza su desaparición y hace visible su historia, hoy estaríamos frente a casos de desapariciones que, valga la parodaja, no aparecen en ningún lado. Así sucedió con Santiago Cancinos, un adolescente trans de 14 años que había desaparecido en 2017, en los primeros meses de su búsqueda se difundió una imagen que no condecía con su identidad autopercibida. Con el caso de Tehuel, llamativamente o de casualidad, el caso volvió a tener cierta injerencia mediática y en junio del año pasado su cuerpo apareció a orillas del Rio Wierna, muy cerca de donde se lo había visto por última vez, 4 años atrás.
“Muchos de los entornos que levantan la consigna de “Aparición con vida de Tehuel”, que agitan para que se problematice políticamente su desaparición y que no se invisibilice su caso, no están signados únicamente en torno al núcleo familiar como lo suele ser en otras causas de personas desaparecidas, en casos de gatillo fácil o de femicidios. Lo que sucede es que hay una comunidad muy organizada levantando el reclamo. Este levantar la posta tiene que ver con la historia de nuestra comunidad travesti, trans, no binarie, lesbiana, marica, con la independencia de los núcleos familiares, porque sabemos que en muchos casos no nos quieren, no nos contemplan y que no son las personas que nos han permitido desarrollarnos con mayor felicidad. Esto no quiere decir que sea el caso de la familia de Tehuel” explica Quimey Sol Ramos, parte de Autoconvocadxs por Tehuel que además suma y hace énfasis en un punto nodal: “el daño que produce la figura de un desaparecido no puede acotarse únicamente al ámbito familiar: el daño se expande a su barrio, a sus vecines, a la comunidad trans y travesti, al pueblo entero. Sabemos que la figura del desaparecido conlleva daños de muchos grados, también en lo simbólico, que se graba en el imaginario colectivo en de toda la sociedad. Lo que se manifiesta en el caso de Tehuel, es cómo hay una comunidad entera expresa su repudio a permanecer inmutable ante la desaparición de un pibe trans, porque sabemos también cómo repercute en nuestra propias vidas” explica Quimey.
La foto de Tehuel está en el afiche de recompensa de 5 millones. Solo eso. No dice que es un varón trans. Que no tenía lugar donde vivir ni una situación laboral estable. Que fue en busca de un trabajo precario y desapareció. ¿Por qué hay vidas que merecen ser buscadas vivas y a Tehuel se lo busca muerto? Una preguntas más de todas las que empujan detrás del nombre de Tehuel.