Con una primera jornada que comenzó a las 11 de la mañana, cuando llegaron los jueces a la Sala C del Tribunal de San Martín –aunque estaba previsto iniciar a las 9:30--, empezó este martes el juicio contra Eva Analía “Higui” de Jesús. Se la acusa por haber herido de muerte a Cristian Espósito, uno de sus atacantes, en un intento de violación "correctiva" por ser lesbiana, en 2016. Hasta las 18: 45, cuando terminó la audiencia, se escucharon declaraciones de familiares de Espósito. Mientras afuera de los Tribunales, seguía “el aguante” a Higui por parte de los colectivos LGBT.

En el inicio de las audiencias que continuarán por tres jornadas más, se presentaron los lineamientos de la acusación y la defensa. Luego los testimonios ofrecidos por la fiscalía: en este caso los familiares de la víctima. La primera fue Juana Recalde, la esposa de Espósito. También declaró Norma Jeréz, la madre de quien es consignado en este juicio como “la víctima”. Se escuchó tambien a Carina Recalde, Cristina Ferreira, Paulina Recalde y Franco Montenegro, entre los diez testigos que presentó la parte acusatoria.

En tanto Higui observaba el proceso detrás de la mampara de vidrio que la separaba del resto de las personas en el proceso en su contra, donde se prevé que declaren unos 30 testigos aportados por la fiscalía ya que ella, víctima del intento de violación, al estar sola en el momento del ataque no puede ofrecer testigos presenciales.

En defensa de Higui expuso Claudia Spatocco, una de sus abogadas, quien destacó que “la Señora Eva De Jesús fue víctima de un ataque e intento de violación grupal correctiva, dada la orientación lesbiana de la aquí imputada, perpetrado al menos por dos varones cisgénero”, integrantes de la familia Recalde. “La Señora Eva De Jesús, temiendo por su integridad y su vida –continuó la abogada--, se defendió legítimamente con el único elemento que tenía a su disposición, causando una herida en uno de los agresores, que luego le provocó la muerte” sostuvo Spatocco.

El murmullo de los familiares de Espósito, presentes en la audiencia no generó reclamo de las autoridades judiciales. Eran pocas las personas presentes ya que se dispuso para este juicio una de las salas más chicas del edificio y solo permitió ingresar a funcionarios de la casa, abogadas y familiares de las partes. Con Higui estaban las abogadas Spatocco y Gabriela Conder. Por parte de la acusación, la fiscal Liliana Tricarico, presidenta de la Asociación de Fiscales bonaerenses. El fiscal fue Germán Weigel Muñoz quien realizó la instrucción, y por negarse a creer en las palabras de Higui no hizo peritar el pasillo donde se produjo el ataque sexual. En tanto Germán Adolfo Saint Martin, Julián Descalzo y Gustavo Alfredo Varvello, los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº7 de San Martín, ubicado en Avenida Balbín 1753, conducían el proceso.

Allí habia llegado Higui, puntual antes de las 9 y media. Y un puñado de activistas la recibió entre aplausos mientras cantaban: “Higui corazón, acá tenés las pibas para la absolución”. Ella miraba, emocionada. “Gracias, gracias” repetía. Hubo abrazos y lágrimas. “Confío en la justicia”, dijo, aferrada a una pelota de fútbol que acababan de regalarle “las pibas de la 31”. Y secaba sus lágrimas con la manga de su campera. 

Así, acompañada por Conder, Higui recorrió la vereda que la condujo al interior del edificio donde se concretaría el proceso que la juzga por por la muerte de uno de los varones que la atacó en un intento de violación correctiva. “Por no dejarse intimidar por el patriarcado” dice Malena, una de las jóvenes que grita: “¡Higui estamos con vos!”

El aguante de "les amigues"

“¡Vamos Higui, fuerza! Van a llegar más amigues” dice otra voz al saludarla esta mañana. “Gracias”, repite Higui. “Solo eso puedo decir”, explica, mientras espera ya en el interior del edificio, frente a las puertas de los ascensores. Detrás, entran algunas personas con pancartas que dicen “Asesina” y “Justicia por Pino” (Espósito). Son familiares del victimario que resultó muerto por la puntada certera con la que Higui se defendió del ataque en patota: tres varones la encerraron a la salida de la casa de su hermana, en un pasillo del barrio Mariló, en Bella Vista, partido de San Miguel, el 16 de octubre de 2016.

Sin que medie custodia judicial o policial, en ese hall inmenso y frío se escucha: “Decime por qué mataste a un inocente”. Es Norma Jerez, la madre de Espósito. Y es la abogada de Higui quien ordena la escena y pide que los familiares de Espósito suban primero a la sala. El sentido común la respalda: “Hay mucha agresividad, esperamos otro ascensor”, le dice a su defendida, que mira en silencio.

Higui no se inmuta. Su figura se mece entre dos filas de baldosas, abraza a la pelota, una remera que le regalaron, su mochila cargada. Su boca apretada, los ojos abiertos.

“Ya estoy acostumbrada a que me bardeen –explica Higui a Página/12—, no me duele, es lo que menos me duele, yo los conozco del barrio, y yo siempre di la cara, no ando haciendo daño”. Sus palabras resumen la raíz del conflicto: Higui, lesbiana, cartonera y futbolista, porta el coraje de quien sabe que tiene la razón de su parte: será juzgada por defenderse de un ataque sexual “lesboodiante” señala la abogada Indiana Guereño, una de las representantes del Estado bonaerense que se acercó al Tribunal esta mañana.

En la sala no hay lugar

Diversos organismos del Estado, y colectivos de defensa de Derechos Humanos y LGBT quisieron ingresar a la sala. Pero en la sala no había lugar. Del Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Lucía Coppa explica que se busca “un monitoreo del juicio”. Por eso sorprende que se haya designado una sala con capacidad para no más de 15 personas. “Es un juicio dilatado y relevante, esto no es inocente y no pasa desapercibido para los jueces que vamos a tener los ojos en este proceso” agrega.

Indiana Guereño quien desde el Ministerio bonaerense de la Mujer trabaja en apoyo a la defensa de mujeres imputadas, para abordar los procesos con perspectiva de género explica: “Trabajamos para fortalecer las estrategias de litigio y apuntalar la legítima defensa”, ya que este caso "visibiliza las instancias discriminatorias y es emblemático”. Fueron los movimientos feministas quienes lograron ponerlo en agenda y lograron la libertad de Higui en junio de 2017. “Queremos que la legitima defensa se haga visible y este caso es paradigmático de un ataque sexual lesboodiante que debe ser reparado”, señala la abogada. “Queremos que se entienda que este no es un juicio más”, advierte.

La tensión por el debate social que plantea el juicio vibra en el ambiente. Dos empleadas del Tribunal, con carpetas en mano cruzan el pasillo del piso 10 y se dicen: “Son todas las de pañuelo verde”, “hay muchas más en la vereda”, “va a ser así hasta la sentencia”. En el proceso, donde se espera que declaren 30 testigos afines al hombre que la atacó, también se prevé escuchar a los policías que la apresaron cuando la encontraron inconsciente en ese pasillo del barrio Mariló.

En la calle no se callan

Afuera, se compartía la calle y el pan. Pasada las 10 de la mañana, llegaron muchas "más amigues". Hubo una radio abierta organizada por la Asamblea por la absolución de Higui. Y un aro de básquet donde se practicaba tirar al cesto. “Las compañeras de la 31”, del colectivo “La nuestra”, desde temprano organizaron un picadito sobre la avenida: las casacas verdes para el equipo #7M, amarillas para Visibilidad lésbica.

Desde la Comisión por Memoria, Verdad y Justicia de San Martín, acompañan a Higui porque “su caso muestra la falta de perspectiva de género y eso es un reclamo de Derechos Humanos” explica Gilda mientras detrás, un grupo colorido con ropas de fútbol, forma con letras gigantes las palabras: “Absolución a Higui”. La Coordinadora de Fútbol Feminista –con remeras de Boca, de River y San Lorenzo-- hace fotos para las redes sociales de #AbsoluciónParaHigui: el motivo, la causa, la bandera.

“Sabemos que ella representa al fútbol y lo popular y entendemos que es inocente” reflexiona Lucía, camiseta de Boca, sonrisa y trenzas. Alguien repartía pan dulce. Hubo sentadas en el piso y “cada une con su mate”, aunque no muchos barbijos: “el aire libre no anima”, explicaba Evangelina. Y bajo la bandera del frente Darío Santillán se estampaban paños con las consignas: “Absolución a Higui y aparición de Tehuel”, y “Yo también me defendería como Higui”.

En un gazebo, las militantes del Movimiento Evita conversaban con las jóvenes activistas LGBT mientras, juntas, pelan papas y batatas para el almuerzo, que sería colectivo y tendría sabor a lucha popular. Claudia Bufi, trabajadora del INTI y con remera de ATE, batía el parche de un bombo verde y blanco: "Queremos que la absuelvan y podemos lograrlo, resistimos al macrismo, logramos la reincorporación de siete compañeras trans en el INTI, ahora estamos preparando un triangular de fútbol femenino para fin de mes. Esperamos que sea festejando la sentencia favorable para Higui”.

La violencia judicial

“Buscamos que la absuelvan porque sabemos que la justicia es patriarcal –sostuvo el diputado Leonardo Grosso, del FdT —, ella fue acusada por defenderse de un intento de violación correctiva y queremos que pueda rehacer su vida, por eso tejemos redes”. Grosso se refiere a la capacidad de organización del movimiento LGBT, e insistía: "La justicia es violenta y patriarcal, no contempla la realidad social de Higui, una lesbiana del conurbano bonaerense. Creemos que se puede rectificar lo que se hizo con ella”.

De Libertador, un barrio ubicado entre San Martín y José León Suarez, una bandada de jóvenes vino para “apoyar a Higui”. “Porque ya lleva muchos años sin respuesta y eso frustra y te saca la esperanza” explico Ruth. Nancy agrego: “Es bueno estar acá, porque es injusto lo que le pasa, y está bueno que se pueda escuchar que estamos con ella”.

Desde la radio abierta se escuchó la explicación: “Una corporalidad chonga y futbolera, eso representa Higui, y estos cuerpos no tienen que ser violentados”. Es cotidiano el hostigamiento agregaba Rubi “abogade" y activista de la Asamblea travesti trans no binaria por la salud y la integridad. “La legítima defensa vale para mujeres cis, madres heterosexuadas. Por primera vez aquí se plantea un caso para una lesbiana, porque ese fundamento está autorizado para los casos que el patriarcado acepta, no para quienes sufrimos la violencia correctiva en la calle, día a día. Parece que nosotres tuviéramos que aceptar someternos a esa violencia, y en todo caso, resistir” argumentaba Rubi.

“Libres, diverses, saliendo del closet, ocupando la calle”, las banderas apostadas frente a los Tribunales, oficiaron de escenografía para el partido de fútbol. “Me paro en la cancha como en la vida” dice la remera de Majo, activista de “La nuestra”, de la villa 31, de Retiro, hoy barrio Carlos Mujica. “Quisimos hacer un partido, dado que Higui es futbolista y su absolución es la temática que nos importa estos días, porque es acusada por ser lesbiana, chonga, por no ser la mujer estereotipada y dócil que el patriarcado quiere” afirma Majo. Y en esa argumentación la reivindica: “Por lesbiana y marimacho, por eso venimos a defenderla, en la cancha y en la vida, en la calle y en los tribunales”.

Hace seis años que se inició la causa. “Es mucho tiempo arrastrando este proceso, pero la organización no permitió estar acá y que estemos más comprometidas, y eso la sacó de la cárcel, por eso vinimos, para lograr su absolución” aportó Isabel, antes de sumarse al picadito. “El feminismo visibilizó la situación y ante el atropello de la justicia, que sin perspectiva de clase ni de género, pretende juzgarla como homicida, es fundamental que se sepa que estamos con Higui”, refuerza Majo. La radio abierta afirmaba: “En 2017, se logró meter el pedido de libertad para Higui entre los reclamos del 8M”.

El activismo lésbico sostiene su bandera. Busca la absolución para Higui, atacada por lesbiana, enjuiciada por defenderse. “Basta de justicia heteropatriarcal, basta de violencia homo y transfóbica, ninguna presa más por defenderse”, recitaba Gerónimo, como un mantra, leyendo la consigna de la bandera que contornea el gacebo donde se preparaba el almuerzo colectivo. Y afirmó: "Justicia para Higui, es nuestro compromiso".