Mauricio Macri puso el bridge en boca de todos. El expresidente logró un permiso de la Justicia para salir del país y disputar un torneo de ese juego de cartas en representación de la Argentina. Nada menos que el mundial senior de la especialidad.
El líder del PRO recorrerá Estados Unidos, Qatar, y otros puntos de Europa, pero lo llamativo de su periplo es su presencia en el 45º mundial de bridge, a disputarse en la ciudad italiana de Parma. Estará fuera del país del 25 de marzo al 9 de abril, y tuvo que pedir autorización en el marco de la investigación por espionaje a los familiares de la tripulación del ARA San Juan, en la que está procesado.
El bridge es una pasión familiar en los Macri. Se trata de un juego de cartas de origen inglés, que se juega por parejas: hay cuatro jugadores en la mesa, y se los denomina por los puntos cardinales: Norte y Sur, una pareja; y Este y Oeste, la otra. Las cartas se reparten en sentido horario.
El nombre del juego deriva del término "biritch", que alude a un juego similar al whist (el antecesor del bridge). La palabra "biritch" se deformó en inglés en bridge ("puente", en castellano). El juego se empezó a imponer en el Reino Unido a partir del siglo XVI.
Se practica con la baraja inglesa. En la mesa, casa jugador se sienta opuesto a su compañero. Los cuatro palos de la baraja están escalonados en un rango de importancia. De forma decreciente: Espada, Corazón, Diamante y Trébol. Así, los dos primeros son "palos mayores" y los otros dos son "palos menores". Hay 13 cartas por palo, con lo que el mazo consta de 52 naipes.
En el mazo, las 13 cartas también tienen un rango. De la más importante a la menos relevante, son: As, Rey, Dama, Jack, diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos. Se denomina "honores" a las cinco cartas más fuertes: As, Rey, Dama, Jack y diez.
Hay unos 125 países en los que se practica el juego, cada uno con una federación, y se calcula en 900 mil la cantidad de federados que compiten en torneos nacionales e internacionales.
Cómo se juega
El objetivo del juego es ganar o cobrar bazas, o sea, 4 cartas que cada jugador ha servido de su propio mazo, por turno de juego.
Se reparten trece cartas por jugador, o sea que todos los naipes del mazo está en juego. Quien juega la mano se denomina "declarante". La primera parte del juego se llama subasta o remate. Hay que tratar de ganar al menos 6 bazas y el declarante dice cuántas cree que puede lograr. En esta parte del juego, compiten a ver cuál pareja propone el contrato de mayor altura. La última declaración válida es la que se toma como determinante.
El declarante determina lo que se llama "palo de triunfo", es decir, el palo que otorga más puntos. Su compañero es el "muerto", que pone las cartas boca arriba. Los otros dos dos jugadores son los defensores de la mano. En el carteo, que es la segunda parte del juego, es cuando se ponen las cartas sobre la mesa y el "palo de triunfo" le gana a los demás. En esta parte del juego es en la que se ganan las bazas. Una baza son cuatro cartas, una por jugador, con lo que hay 13 bazas en cada partida. Cada jugador debe seguir el palo de su antecesor. Si no puede seguirlo, juega otro naipe.
En cada baza se impone la carta más alta del palo de salida, a menos que la baza tenga cartas del "palo de triunfo". En ese caso, gana la carta más alta del palo de triunfo. El jugador que gana la baza tiene la saluda en la mano siguiente, y se juega hasta completar las 13 bazas.
Macri heredó la pasión por el juego de su padre Franco. Incluso, se cuenta que el patriarca del clan solía torear a su hijo en las partidas que jugaban, lo focalizaba siempre como el rival a vencer, amén de los compañeros de mesa. El expresidente suele juntarse a jugar con un grupo de amigos de su padre, varios de los cuales son jugadores profesionales.
La periodista Ana Ale relató en su libro La dinastía: vida, pasión y ocaso de los Macri, que Franco Macri sumó a su hijo mayor a regañadientes a su mesa de amigos y que sorprendió a todos al ganar. Su padre daba por sentado que no sabía jugar o que tenía conocimientos rudimentarios del juego. "Después me confesó que había estado más de un año tomando clases en secreto para sorprenderme", recreó Ale la voz del creador de Socma. Ahora habrá que ver cómo representa Mauricio Macri al país y si deja bien posicionado el "honor" del bridge argentino.