En medio de la nueva campaña para la vendimia 2022, la bodega El Esteco, en Cafayate, emitió un comunicado solicitando cosecheros debido a que en los últimos años la oferta laboral mermó mientras las extensiones plantadas y la producción crecen.

En el anuncio se aclara que el transporte del personal está a cargo de la firma, que la cosecha se extenderá hasta finales de abril (tiempo en el que se puede colectar la uva), y resalta que “la contratación es en blanco y no se pierden planes sociales”.

En diálogo con Salta/12, el gerente operativo de El Esteco, Fabián Cornejo, expresó su preocupación ya que están a mediados de marzo, con la cosecha iniciada, y aún le faltan unos 40 cosecheros de los 90 que necesitan. Asimismo, sostuvo que una de las causas de esta falta de oferta laboral se debe al miedo que tienen muchos trabajadores del sector de perder las asignaciones, planes y programas con los que subsisten gran parte del año.

Ese miedo está provocado por un desconocimiento generalizado, ya que en agosto de 2021 el presidente Alberto Fernández, a través del decreto 514/2021, y por un pedido expreso de la unión de Trabajadores de la Economía Popular, le ordenó a la ANSES que sostenga el pago de las AUH, los Potenciar Trabajo y la Tarjeta Alimentar a todos los trabajadores rurales durante la época de cosecha a pesar de haber sido registrados.

Hasta el año pasado la Administración Nacional de Seguridad Social establecía que los beneficiarios de la AUH no podían percibir ingresos como trabajadores formales. Lo que provocaba que muchos empleos temporarios como el que se da durante la época de la vendimia, terminaban por voltear esas asignaciones o en otros casos se bloqueaban y luego les costaba mucho volver a darse de alta. Por lo que la medida nacional buscó justamente que se siga pagando ese beneficio permitiéndoles obtener un ingreso extra “registrados” por algunos meses.

“Acá la mayoría desconoce aún esa medida y tienen miedo de perder las asignaciones”, explicó Cornejo, quien además reconoció que “por ahí el precio acordado a nivel nacional por gamela (el tacho en donde se recolecta la uva) es bajo”. Ese precio se negocia una vez al año entre las cámaras de bodegueros y los sindicatos y para este año se acordó un valor de $72,75 por gamela de uva fina, que es la más difícil de recolectar, mientras que para otras variedades como la torrontés, el precio se baja a la mitad, es decir, unos $36 por cada tacho que pesa algo más de 20 kilos.

El gerente reveló que muchas bodegas más pequeñas “están contratando gente ofreciendo un mejor pago, pero de manera informal”, algo que aseguró ellos no pueden hacer por los controles. Añadió que comenzaron a aparecer “cuadrilleros”, que son quienes ofrecen el personal de manera tercerizada “no sé cómo ellos consiguen gente y en qué condiciones y nosotros no”, se preguntó el gerente, al tiempo que comentó que están buscando alternativas y gente de otros lugares “pero eso es para salvar la cosecha ahora, no sé qué vamos a hacer el año que viene”.

El representante de la bodega detalló que en los últimos años se mejoró la producción debido a que se amplió la cosecha, se mejoró el desarrollo y se plantó más superficie, lo que genera más necesidad de mano de obra. Aunque aclaró que eso no significa aún “un crecimiento significativo”, sino que es sostenido.

Por su parte, el delegado gremial del Sindicato de Obreros Vitivinícolas de Cafayate en esa bodega, Samuel Huerta, confirmó los dichos del gerente operativo de la empresa en cuanto al temor que tienen los vecinos de perder o que les suspendan las asignaciones “la gente tiene miedo de perder ese beneficio por 40 días de cosecha, que además no te deja una buena diferencia”, sostuvo.

Pero por sobre todas las cosas afirmó que el problema tiene que ver con el exiguo monto que se paga por cada gamela cosechada “el arreglo no fue el que se esperaba, está muy baja la paga”, sostuvo. Y lo fundamentó en cuanto a que en Cafayate la mayor cosecha es de uva torrontés “que se paga a unos $36 por cada tacho”, lo que para muchos que no tienen la fuerza, edad, o experiencia suficientes, no equivale a un mínimo jornal para cubrir la canasta básica.

El representante gremial relató que “la gente hace una ecuación básica y calcula la tira de pan”, que en los Valles Calchaquíes hoy supera los $40 “por lo que todo el trabajo de recolección y cargar el peso de una gamela, alcanza a cubrir una sola tira de pan, y ni hablar si lo comparamos con el kilo de carne, azúcar o yerba”.

Un cosechero joven, en buen estado físico y con experiencia, puede levantar entre 40 y 45 gamelas por día, contó, pero los demás, sobre todo los mayores “que ya no tienen la misma capacidad”, alcanzan la mitad de esa producción, lo que significan apenas entre $700 y $800 por jornales que muchas de las veces superan las 8 horas y en donde deben caminar cientos de metros y hasta subir escaleras con tachos que superan los 20 kilos sobre sus hombros para depositarlos en los toneles que luego procesan la uva hasta convertirla finalmente en vino. “Es un trabajo muy sacrificado para la poca paga que se recibe”, expresó Luna.

Recordó que en sus épocas “hace más de 30 años”, quienes trabajaban en la cosecha podían vivir de lo que obtenían “entre tres a cuatro meses fácil”, pero esa paga se fue deteriorando de tal manera “que hoy en día no sirve y no convence a nadie”. “No hay incentivo para venir a trabajar”, agregó. Y se quejó de la representatividad gremial a la hora de acordar el precio de la cosecha y de los sueldos de los pocos contratados de manera regular. Allí, indicó, si bien se acordó un aumento del 47% para este año con un 10% no remunerativo y en tres cuotas: “los salarios son tan bajos que no impacta en el bolsillo ese aumento”. Calculó que en ningún caso superaban los $50.000, por lo que al final del camino obtendrían algo más de $70.000 mensuales.

La cosecha

El gerente de la bodega El Esteco consideró que la cosecha de este año será buena, aunque no superará la de años anteriores debido a que no acompañaron las condiciones climáticas: “fue una temporada muy húmeda” que provocó que la madurez de la uva se prolongue y otra tanda se termine por pudrir. “Si el clima se estabiliza se mejorará un poco”, agregó.

El viñatero relató que los rendimientos varían mucho de acuerdo al varietal y la calidad que se busca. Mientras que en el torrontés se pueden obtener desde 15.000 kilos hasta 30.000 por hectárea de acuerdo a la calidad que se quiera obtener, “no es como la producción de soja, que se estima si es bueno o malo de acuerdo a cuánto se obtuvo por hectárea, acá depende de la calidad también, que puede hacer bajar la cantidad”.

Recordó que si bien Salta es una de las provincias productoras de vino, ocupa un porcentaje residual al lado de otras provincias como Mendoza o San Juan y genera alrededor del 3% de la producción nacional.

Según los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, en 2021 se obtuvieron unos 32 millones de kilos de uva en la zona vitivinícola de Cafayate, registro que superó por poco los 31 millones de 2020.