A días de que se cumpla un nuevo aniversario del golpe genocida, la Biblioteca Nacional no sólo se propondrá preservar la memoria de la nación, sino también activarla y ponerla en funcionamiento. La centenaria institución será sede este jueves, viernes, domingo y el  27 de marzo de un festival de cine, teatro y literatura que acompañará a "Hijxs. Poéticas de la memoria", Hijxs. Poéticas de la memoria", muestra que presenta producciones creadas por la generación de hijas e hijos de desaparecidos. 

En la exhibición, que está abierta al público desde su inauguración en septiembre del año pasado, pueden verse cuadros, fotografías, instalaciones y películas de más de 40 artistas. También hay registros de movilizaciones callejeras, escraches y algunos textos literarios. Se trata de una muestra que refleja las manifestaciones de una voz colectiva surgida a mediados de la década del 90 al calor de las movilizaciones y los reclamos contra el negacionismo de la dictadura militar y la impunidad como políticas de Estado. 

“La idea es que las actividades del festival acerquen al público a la biblioteca y activen la exposición”, explica Federico Boido, coordinador de la muestra e integrante de la Dirección de Investigadores de la Biblioteca Nacional. “Es importante difundir las narrativas de los hijos e hijas y ver qué tipo de acercamiento tiene esta generación a la historia reciente y qué es lo que traen en sus producciones, qué preguntas”, detalla.

El festival comenzará este jueves a las 19 con la proyección del documental Adiós a la memoria, de Nicolás Prividera. A través de la figura de su padre, el director indaga en su memoria familiar y a la vez en la historia reciente del país. Luego continuará el viernes 18, también a las 19, con una jornada de lectura de poesía y narrativa en la Plaza del Lector Rayuela de la que participarán Josefina Giglio, Paula Bombara, Julián Axat, Mariana Eva Pérez y María Ester Alonso. Finalmente, el domingo 20 en el auditorio Jorge Luis Borges se presentarán dos obras del ciclo Teatro x la Identidad: La búsqueda y Vic y Vic. La primera trata sobre un joven que busca a su hermana con las herramientas, la fuerza y la astucia que su abuela le demostró. La obra relata la incansable lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo, desde sus inicios hasta hoy, e intenta destacar la importancia que tienen las nuevas generaciones en hacerse cargo de dicha tarea. La segunda es un trabajo documental que narra la historia de Victoria Donda y Victoria Grigera, quienes se conocieron militando en la Facultad de Derecho y se hicieron amigas. 

A su vez, el 27 de marzo a las 18 en el Auditorio Jorge Luis Borges se podrá ver Cuarto intermedio, una obra de Félix Bruzzone y Mónica Zwaig, quienes reflexionan e indagan sobre juicios de lesa humanidad con la dirección de Juan Schnitman.

En palabras de Boido, “el festival tiene un carácter un tanto anfibio, centauro, que está dado por la capacidad de los artistas de desplazarse por distintos registros”. Sucede que “hay un desplazamiento por los distintos soportes del arte, sea la escritura, la producción cinematográfica o la fotografía para encontrar la forma de hablar del pasado y de las ausencias. O como dijo uno de los artistas, ‘hablar de la presencia de las ausencias’. El espíritu del festival es dar cuenta de esa diversidad de producciones”, expresa.

Es un proyecto que le da lugar a un grupo de artistas que encontró en el arte herramientas para encarnar la búsqueda de la identidad desde nuevas perspectivas, con lenguajes, tonos y formas propias. “Es una generación reunida en torno a intereses, temas, formas de representación, tópicos e imaginarios compartidos que parten de la premisa de la memoria como construcción y no como algo dado. Los hijos e hijas traen al presente los restos de los restos, una foto, un álbum familiar incompleto y le hacen decir otra cosa”, afirma Boido. De esta manera, a través del arte exploran sus historias y memorias para también, en algunos casos, acercarse a las ausencias.

En un contexto donde todavía se escuchan discursos cercanos al negacionismo, que ponen en cuestión la cifra de los desaparecidos, resulta necesario poner en circulación estas producciones que invitan a seguir acercándose de otro modo, con otras inquietudes e incluso hasta con otra afectividad al tema. Para el curador de la muestra, “es un gesto interesante por parte de la biblioteca el alojar estas voces”. Sobre todo, porque “invita a la pregunta, para seguir pensando sobre esta historia reciente”.

También la propuesta repone la memoria más social sobre el terrorismo de Estado, a la vez que expresa avances y retrocesos, los cambios y mutaciones de esa memoria, y el rol del Estado en ese proceso: “A partir de estas obras queríamos pensar también cómo ciertas políticas performatean estas producciones o ponen nuevos temas a ser abordados”.

Por el momento, además de poder visitarla de manera presencial, el público puede acceder de manera virtual al catálogo y a los podcasts de la muestra, donde los autores leen fragmentos de su propia obra. En un futuro cercano, uno de los objetivos es que la exposición sea virtual en su totalidad, que esté en el micrositio de la biblioteca, para que pueda ser consultada y recorrida por todos. “Luego en general, lo que ocurre es que las muestras viajan a distintas zonas del país, a pedido de instituciones que la requieran”, detalla Boido, al mismo que tiempo que anhela que “ojalá que así sea, porque esa itinerancia es también otra forma de activar las memorias locales”.

*“Hijxs. Poéticas de la memoria” puede verse de lunes a viernes de 9 a 21 hasta el 31 de marzo en la Biblioteca Nacional (Agüero 2502).