“Luego no pude evitar pensar en alguien por esa palabra “auténtica” y porque mi primera formación es en filosofía, no pude evitar pensar en Heidegger, aquel primer Heidegger de Sein und Zeit, para quien la palabra “autenticidad” tiene un peso particular hasta el punto de que cuando Adorno -el filósofo de la Escuela de Frankfurt se empecinó en demoler a Heidegger… y lo hizo bajo el nombre de «la jerga de la autenticidad». Esta autenticidad -voy a dejar el alemán de lado- es lo que, según Heidegger, llama el Dasein, lo que se traduce por la existencia, lo existente y luego los más puros heideggerianos lo tradujeron por el «ser ahí» -todo para no traducirlo por la conciencia o el alma- y los heideggerianos puros lo quisieron traducir por «el ser siendo ahí». Esto para decirles a qué punto difícil de traducir. Y Heidegger dice que el Dasein es esencialmente lo que puede ser auténtico, es decir, algo que le es propio. El Dasein es siempre mío, yo puedo captar lo que es mío, perderlo o al menos olvidarlo. Encontramos en Sartre -una versión de lo que ha leído en Heidegger- en El ser y la nada y análisis que hace de la mala fe no es ajena a Heidegger y lo auténtico. Básicamente la autenticidad para Heidegger es un modo de ser, de existir según lo que yo llamaría para ir rápido un ideal de autorrealización. Y es en este sentido que podemos decir que alguien es auténtico. Decimos que alguien es auténtico cuando se trata de alguien que no presenta falsos semblantes, alguien no tiene falsas pretensiones, alguien que está firme en lo que hace o dice y que no tiene reservas mentales, que no tiene reservas mentales y que así realiza -lo que diríamos en lacaniano- su deseo. Lacan cuando dice que tiene 5 años de edad mental elige una edad antes del declive del complejo de Edipo donde se cristaliza precisamente la represión, la humanización del deseo y, por lo tanto, preserva algo salvaje y una exigencia innegociable. Y es incluso antes de que se forme el respeto por la figura paterna. He aquí está la referencia de Lacan. Y es en este sentido que creo que sí, que Lacan era auténtico en este sentido, nunca fue cuestionado, sí en otros aspectos por enemigos”.