LOVE AFTER LOVE 6 puntos
Di yi lu xiang; China, 2020
Dirección: Ann Hui.
Guion: Anyi Wang
Duración: 144 minutos.
Intérpretes: Sandra Ma, Eddie Peng, Faye Yu, Ning Chang, Fan Wei, Isabella Leong, Paul Chun.
Estreno en Mubi.
Ann Hui, una de las escasas voces femeninas de la Nueva Ola Hongkonesa que tomó por asalto el cine de la excolonia en los años 80, nació en la China continental y se mudó al territorio administrado por los británicos durante su juventud. Una mudanza compartida por muchos compatriotas (y por casi todos los fundadores de la industria cinematográfica de Hong Kong), a su vez un derrotero similar al recorrido por Eileen Chang, una de las escritoras chinas más importantes del siglo XX, en cuya obra Hui ha abrevado en varias oportunidades.
Es el caso de Love in a Fallen City (1984), adaptación de la novela Amor en la ciudad en ruinas, publicada originalmente en 1945, el film que la transformó en una cineasta de alcance internacional, seguida por Dieciocho primaveras en 1993. La trilogía de versiones fílmicas se completa ahora con Love After Love, largometraje estrenado en el Festival de Venecia que adapta la novela corta Primer incensario, reconstrucción de la Hong Kong de las clases acomodadas durante los primeros años 30.
Como en el texto de Chang, la protagonista es una joven de Shanghái llamada Weilong (Sandra Ma, actriz muy popular en su país) recién llegada a H.K. con la intención de terminar allí sus estudios. La recibe su tía, conocida por la élite de la región como Madame Liang (Faye Yu, una de las protagonistas de El club de la buena estrella, de Wayne Wang), viuda de un empresario acaudalado cuya pequeña mansión es el salón de recepción para los encuentros sociales más apreciados. La dueña de casa también hace las veces de preceptora de un puñado de jóvenes que, como Weilong, provienen de grandes ciudades o pequeños poblados chinos, previo arreglo económico. No es raro que hombres bastante mayores se interesen por alguna de las chicas con intenciones matrimoniales, y ese rasgo de celestina es manejado con pulso firme por la anfitriona. Los modos y el ambiente en el cual se mueven los personajes –entre ellos George, un joven mujeriego interpretado por la super estrella Eddie Peng, actor y cantante de origen taiwanés-canadiense– mezclan la sofisticación con una evidente decadencia. Y, como es de preverse, cuando George conoce a Weilong comienzan los problemas.
Ann Hui se acerca a la historia bajo los modos del melodrama –hay algo aquí de educación sentimental, algo cruenta y agria– pero las pasiones nunca terminan de explotar en pantalla. La intención, desde luego, no es abrazar el culebrón, sino describir una sociedad con sus usos y costumbres. Pero en Love After Love hay mucha cáscara y bastante menos sustancia de la que podría esperarse. A diferencia de Love in a Fallen City, que lograba aunar el gran espectáculo romántico con el aguafuerte social, aquí el exquisito diseño de producción –potenciado por la dirección de fotografía a todo color de Christophe Doyle, el compañero de ruta de Wong Kar-wai– amenaza con sepultar la narración con sus espejos de colores y vestuario en modo desfile.
A pesar de todo el talento involucrado, que incluye una banda sonora de Ryuichi Sakamoto, la sensación es la de una oportunidad perdida, aunque la historia sostiene la trama central con cierto interés, como así también su corolario directo: el descubrimiento de la protagonista de que el amor romántico tal vez sea sólo una fantasía irrealizable.