Se cumplen cuarenta años de la publicación de Tiempos Difíciles, un disco fundamental para el rock argentino y la música contemporánea, para las trayectorias de su intérprete y de sus músicos. Hoy y mañana, a las 20.30 en el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito, la Trova Rosarina rememorará aquel suceso con la presentación de Tiempos Difíciles: 40 Aniversario. La celebración contará con Adrián Abonizio, Juan Carlos Baglietto, Jorge Fandermole, Fabián Gallardo, Silvina Garré y Rubén Goldín; acompañados por Julián Baglietto, Adrián Charras, Juancho Perone y Guido Martínez.
Los recitales de este fin de semana suman de manera relevante a la trayectoria renovada que impulsa la Trova. “Nos juntamos en el 2019, hicimos algunos shows, Cosquín, luego el Colón, Rosario, Córdoba, después nos agarró la pandemia y no nos volvimos a encontrar, si bien hicimos un streaming. Ahora nos reunimos con motivo de los 40 años de la salida de Tiempos Difíciles y nos juntamos un poco a celebrarlo. Lo he repetido muchas veces pero me parece que vale la pena: no nos juntamos solo a rememorar el pasado sino a disfrutar del presente; cuarenta años después, en mayor o menor medida, todos estamos activos haciendo cosas y seguimos con la misma actividad, no es que alguno se arrepintió y puso una pizzería. Está buenísimo celebrarlo y revisitar aquellas viejas canciones, cuando algunas de ellas no las volví a cantar nunca; y poder llevar adelante esta celebración en Rosario y en el Anfiteatro, un lugar tan querido para nosotros. Es una feliz combinación de cosas”, comenta Juan Carlos Baglietto a Rosario/12.
-Es habitual escucharte decir lo muy agradecido que estás con el público.
-Absolutamente. Creo que hay que ver siempre las cosas en perspectiva. En el momento en el que lo estábamos haciendo estábamos tan metidos adentro y con tan poca experiencia que no teníamos la más pálida idea de la dimensión de lo que podía disparar lo que sucedió en noviembre del ’81, cuando grabamos ese primer disco. De hecho, a todos un poco nos asombró lo que pasó en lo inmediato pero es mucho más lo que ha pasado en el transcurso del tiempo, sobre todo porque nosotros nos hemos puesto más jovatos, parte de nuestro público envejeció con nosotros, pero se fue sumando otro, a lo mejor por contagio de este publico inicial. La música que generamos en ese momento sirvió de nexo de comunicación entre gente de distintas generaciones y hoy nos encontramos con que el público que nos va a ver es muy variado en edades. Ese momento, esa coyuntura que se dio para que el disco surgiera, no sólo fue un cimbrón y tuvo un alto impacto en quienes éramos los directos interesados, sino que caló profundo en el público que nos ha ido acompañando y nos permitió llegar hasta acá. No me canso de reconocerlo también por el hecho de que si mirás para los costados o para abajo, que es muy sano, ves que hay gente más talentosa que nosotros y no ha tenido esa misma suerte, la de un público que los acompañe, los siga, los apoye y les permita 40 años después estar en actividad.
-¿Qué rasgos elegirías destacar de aquel grupo de pibes de hace 40 años?
-Compartíamos una cosa, que es lo que me parece la llave que nos permite seguir alimentando nuestra relación: la pasión por lo que hacíamos. Éramos y seguimos siendo apasionados. Es lo que nos hace tirarnos de cabeza a los proyectos que encaramos. En aquel momento sin la experiencia, con la impunidad del desconocimiento. ¡Nos peleábamos por un acorde, o por el sonido que tenían la guitarra o el tambor! En algunos casos encarnizadamente, en pos de que todos queríamos el mejor resultado. Creo que el denominador común era ése: la pasión.
-Cuando tuviste el vinilo de Tiempos Difíciles en tus manos, ¿qué te pasó por la cabeza?
-Fue un momento y una situación con la que yo había soñado durante años. Era como la concreción de un sueño, pero no tenía la más mínima posibilidad de entender la dimensión de ese sueño. Todo el proceso de grabación de ese disco fue una cosa realmente conmocionante. Lo que pasó con nosotros fue una sucesión de hechos que tuvimos que digerir y que, te repito, terminamos de entender a la distancia. Tiempos Difíciles fue el último disco que se grabó en el estudio de la EMI, luego la compañía decidió, a nivel internacional, no tener más estudios propios. Se cerró y al corto tiempo se había convertido en un templo budista. Cuando entramos a aquel estudio, nos encontramos con artistas que sólo veíamos en las revistas. De pronto grabábamos con Manolo Juárez, con el Chango Farías Gómez, ¿me entendés? Era una locura. Cuando participamos del Festival de La Falda, en febrero del ’82, no nos conocía nadie, tampoco a la música que hacíamos, el disco estaba grabado pero todavía no había salido. ¡La sorpresa y la emoción de pararse delante del público y que ese público respondiera de la misma manera como lo hacía con artistas consagrados, que admirábamos! De golpe compartíamos el backstage con Charly García, con Litto Nebbia, con tipos que admirábamos profundamente. Fue toda una sucesión de asombros. Luego volver a Rosario y llenar El Círculo cuatro veces, cuando 6 meses antes habíamos estado en La Comedia y no habíamos logrado meter ni 100 personas, con los mismos tipos y la misma música. Es difícil concentrar en pocas palabras lo impactante que fue para nosotros toda esa experiencia.