El 72 por ciento de los trabajos domésticos no remunerados en la Argentina son realizados por mujeres, el 70 % de las personas con menores ingresos también son mujeres y el 77 % de las trabajadoras del servicio doméstico, integrado en un 98 % por mujeres, trabajan en forma irregular, sin derechos laborales, y cargan con los salarios más bajos de la economía. “Incluso, cuando ellas son quienes perciben el principal ingreso del hogar, también realizan los trabajos domésticos de sus propios hogares”, aclara EcoFeminita, en base a datos de la EPH-Indec. Las cifras vienen a cuento esta semana, porque sucumben a la trepada inflacionaria de los dos primeros meses del año, de un 8,7 %, empujada por el aumento salvaje de alimentos y bebidas, que ascendió a un 6,5 %, y de equipamiento y mantenimiento del hogar, un ítem concentrado en los segmentos de higiene y limpieza, con un incremento del 4,3 %, estima un estudio del Instituto Estadístico de lxs Trabajadorxs (IET) de la Universidad Metropolitana del Trabajo (Umet). 

Todos esos rubros atraviesan visceralmente la carga de la organización social de los  cuidados, y desde ya serán las mujeres y diversidades quienes se verán obligadxs a redoblar los esfuerzos para hacer sostenible la vida. Si bien se destaca el “moderado repunte” del empleo y los salarios en el último período de 2021, el documento de la Umet advierte que "en vistas de una perspectiva de más largo plazo, estas mejoras son muy débiles dentro de una tendencia de deterioro”: el empleo formal privado se ubica en el menor valor desde 2009, en tanto que el salario real privado está 14,7 % por debajo de 2013. El informe “El 8M en perspectiva económica: a dos años de la pandemia y con la igualdad como meta”, elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), confirma que la salida de la doble crisis generada por las condiciones macroeconómicas que dispuso el gobierno macrista y la pandemia de Covid-19, implicó una recuperación desigual del empleo registrado y del trabajo informal según género. En el caso de los varones, la tasa de informalidad se recortó con respecto a niveles prepandemia al 30,6 % en el tercer trimestre de 2021, frente al 34,2 % en el mismo período de 2019. Pero en las mujeres, este indicador volvió al mismo punto que en 2019, con un 36 % de informalidad.

“No solamente se sostuvo el nivel de informalidad, sino que se profundizó el diferencial entre la informalidad de varones y mujeres, ascendiendo de 1,8 puntos a 5,4 puntos”, revela el trabajo. Las brechas de ingreso entre las personas asalariadas informales no solo se profundizaron respecto del tercer trimestre de 2019 y 2020, sino que alcanzaron el mayor nivel de los últimos cinco años. Los trabajadores informales varones perciben un 38,2 % más de ingresos que las mujeres. En contraposición, la brecha de las y los asalariados formales es del 19,6 %. “Sin convenios colectivos que amortigüen las brechas de género -concluye- y bajo el pleno arbitrio del mercado, las mujeres perciben menos ingresos que los varones en el mundo de la informalidad.”