Revolut es la fintech más grande de Inglaterra y una de las más importantes del mundo. Estos datos le pesaron poco y nada a su jefe de ingresos (Chief Revenue Officer) que abandonó en los últimos días la compañía para lanzar una startup propia para desarrollar infraestructura y negocios para la industria de la Web3.
Stripe es la empresa de tecnología para pagos por internet más dinámica de Occidente. En los últimos meses incorporó a su staff un nuevo equipo de ingenieros que se dedicarán exclusivamente a desarrollar soluciones para mover dinero por la Web3. La semana pasada lanzó los primeros productos al mercado.
El ritmo al que se transforman los negocios digitales es sorprendente y lo que ahora parece ser una novedad o la tecnología de punta puede quedar en desuso en un chasquido. En el mundo de las high tech de Wall Street piensan que esto es lo que le pasa a la internet actual, que llaman Web2, y a los modelos de negocio que la gravitan.
Las compañías que reciben financiamiento de Silicon Valley y de corporaciones gigantes de Estados Unidos están apuntando sus cañones a desarrollar una nueva lógica para internet, piensan que es una revolución sin vuelta atrás y la llaman Web3.
El planteo es que este nuevo paradigma es la evolución natural de la red de redes. Esto se debe a que en los noventa internet tenía una capacidad limitada y permitía a los usuarios ver información pero no modificarla. Tiempos de la Web1.
En la medida que mejoró la velocidad de conexión y de procesamiento este esquema fue transformándose hacia lo que se utiliza en la actualidad y le permite a los usuarios interactuar con el contenido y compartirlo en tiempo real. Esta versión de la Web2 es fácil pensarla cuando se hace una videollamada por Whatsapp.
Pero el punto es que en esta construcción de internet los contenidos que se comparten, la información que circula y el uso que se le da a la data dependen de intermediarios que centralizan los servidores, bases de datos y algoritmos. La megaempresa de servicios en la nube de Amazon o las redes sociales de Facebook son ejemplos de estas plataformas que al final del día manejan lo que ocurre en la web.
Por ello ahora las apuestas y la innovación pasarían principalmente por poder desarrollar un nuevo estándar para impulsar la industria de la Web3 que tenga la capacidad de descentralizar los servicios y saltearse a estos intermediarios. Es decir, que use y escale las tecnologías y la visión de blockchain a un nivel sin precedentes.
El resultado sería un cambio radical sobre los modelos de negocio de internet incrementando la capacidad de los usuarios de decidir a quién, cómo y cuándo le comparte sus datos, y cómo intercambiar todo lo que pueda considerarse un activo electrónico. Parece utópico pero la elite de la industria tecnológica lo presenta como un hecho.
El interés por el desarrollo de la Web3 no llega únicamente de Occidente. En China vienen trabajando en profundidad las transformaciones para internet. Las posibilidades que genera combinar el 5G, la blockchain y la inteligencia artificial parecen ilimitadas y la potencia asiática que busca liderar la carrera tecnológica del siglo XXI no las pasa por alto.
En las últimas semanas se publicó un artículo interesante en China Finance, una revista fundadada en 1950 y de amplia influencia. Lo escribió el director de la Oficina de Supervisión de Tecnología de la Comisión Reguladora de Valores de China. Hizo un recorrido extenso y minucioso sobre la Web3, sobre la cual indicó que es una nueva generación de internet que se acerca gradualmente.
De su planteo se destaca la siguiente lectura: "La Web3 reconstruirá la forma organizacional y el modelo comercial de la economía de internet. Se espera que mejore en gran medida el ecosistema existente, resuelva de manera efectiva los problemas de monopolio, falta de protección de la privacidad y algoritmos maliciosos en la era de la Web2. Permitiendo que internet sea más abierta, inclusiva y segura".