Inés Estévez no cree en el destino, pero sí en que en la vida las cosas suceden por alguna razón. Sin caer en la lógica de autoayuda tan tristemente de moda en estos tiempos, la actriz que se animó a la escritura y a la música es de las que considera que la vida abre caminos impensados pero inconscientemente buscados. Hay energías que circulan y que, tarde o temprano, emergen inevitablemente desde algún lugar de los insondables mundos que habitan ocultos en cada persona. En su caso, la música se le presentó como algo más que la banda de sonido de su vida, desde su Dolores natal, al punto que tras separarse (afectiva y artísticamente) de Javier Malosetti, ahora le da rienda suelta a su carrera solista como cantante. “A esta altura de la existencia tengo la certeza de que la vida te coloca donde te corresponde de una manera u otra. Lo que sí puedo asegurar es que dedicarme a la música nunca formó parte de mis planes, ni en dúo ni como solista. No estaba entre mis proyectos. Pero sucedió”, le explica a PáginaI12, en la entrevista previa a su debut en soledad como cantante, el jueves a las 20 en el Teatro Sony (Cabrera 6027).
La nueva etapa musical está contenida en Estévez & Magic 3, tal el nombre que le puso a la banda en la que Mariano Agustoni la acompaña al piano, Ezequiel Dutil en el contrabajo y Javier Martínez Vallejos en la batería. El trío no es otro que el que acompañó a Estévez & Malosetti en los más de cincuenta conciertos que realizaron el año pasado. Claro que ahora el centro de la atención de todas las miradas y oídos recaerán en Estévez, que se planta como frontwoman con la experiencia del camino recorrido. “Esta etapa fue consecuencia natural de una instancia personal y profesional. Integrábamos el dúo Estévez & Malosetti mientras estábamos unidos afectivamente, y al disolverse la pareja intentamos seguir dando pasos profesionales juntos, lo cual se hizo complejo sostener con una ruptura tan reciente y teniendo tanto en común. De modo que Javier volvió al bajo y a una formación que era incipiente y que había sido interrumpida por el éxito del dúo, y me propuso seguir con el trío”, confiesa Estévez.
Cuenta la dama, cuyo nombre también aparecerá este año en las librerías y en la pantalla chica (ver aparte), que la propuesta de continuar su carrera musical con la misma formación le generó algunas dudas iniciales. “Mi primera reacción fue negarme. Nunca antes me había puesto al frente de una banda y nunca se me hubiera ocurrido hacerlo sin el antecedente de más de un año de experiencia previa”, reconoce. Sin embargo, entre la insistencia de su expareja y la de su propia inercia por seguir ligada a la música, de repente se encontró ensayando, programando grabaciones, estrenando manager y diseñando un repertorio nuevo. “Por supuesto, tuve momentos de pánico –subraya—, en los que dudé acerca de lo que estaba echándome sobre los hombros, pero mi huida siempre ha sido hacia adelante. Y aquí estamos”.
–En esta etapa de su vida parece estar atrapada por lo musical. ¿Se imaginaba que iba a construir un vínculo tan fuerte con el canto?
–Siempre estuve estimulada por la música. Incluso, lo podría dividir en tres grandes motores. El primero tuvo que ver con mi padre, que tocaba instrumentos, cantaba y se juntaba a hacer jazz con amigos desde que recuerdo. A mis 8 o 9 años, comenzó a llevarme a esas tertulias y allí aprendí todos los standards. En mi casa, el asado del domingo era con la trompeta y la voz de Louis Armstrong de fondo. El segundo disparador fue fortuito: el Grupo MASS me llamó a principios de 2015 para un evento importante, sabían que cantaba y me propusieron contratar a un pianista. Lo desestimé, hasta que se lo comenté a Javier y propuso acompañarme en esa ocasión. El ya venía sugiriendo la idea de tocar juntos, pero yo no la había tomado seriamente hasta el momento. El tercer empujón fue la consistencia con la que Javier encaró el proyecto de ambos, cuánto confió en mí –sin dudas, mucho mas que yo misma-, y con qué tranquilidad me sacó al ruedo a cantar en público con solo dos ensayos con la banda completa. Esta etapa es una consecuencia natural de eso, mas incursiones en la música que consideré accidentales, como comedias musicales (mi primer premio Ace), haber cantado en un par de bandas sonoras de films, haber grabado singles publicitarios y haber sido la voz de una banda funk a los 20 años.
–Recién contaba que diseñó un repertorio nuevo para esta etapa. ¿Cuál fue el criterio de selección de los temas y cómo pensó el concierto que brindará pasado mañana?
–En principio, no pensé en otra cosa que en cantar los temas que más me gustan. Aunque sin proponérmelo, hubo un cambio relacionado con la agilidad en las melodías. Eso está dado por detalles tales como la introducción de algunas canciones mas actuales, el mix de una bossa cantada en francés, por ejemplo, y sobre todo haber salido del sonido melancólico de la canción de jazz romántica para virarlo todo un poco mas hacia el swing. Pero es similar a lo que venía haciendo en cuanto al tipo de música: jazz y derivados, es decir que a los standards se suman soul, blues, algo de bossa y hasta me le animo a un bolero, género que adoro, todo pasado por el tamiz del sonido clásico del jazz. Podría resumirlo diciendo que en esta nueva etapa el romanticismo de los shows anteriores le cedió paso a la sensualidad.
–Vuelve al blues, la bossa nova y el jazz. ¿No se le anima al rock?
–Bueno, en esta ocasión tocamos un blues que veníamos haciendo antes, que es, en su origen, un tema de rock. La idea es ir reemplazando cosas que no pudimos para esta fecha por falta de tiempo. Hay y habrá algunos temas de los ‘70 más souleros, pero también hay uno de los Rolling Stones por ejemplo, que cantaba Tina Turner y que vamos a versionar. Nos apuró la fecha y usamos dos o tres temas de la lista que habíamos iniciado en el verano, aunque con otros arreglos, más adecuados a una voz femenina y a esta formación actual. Así como algunos gustan del rock pero tienen espíritu tanguero, siempre digo que gusto del jazz pero tengo un espíritu rockero.
–Hoy en día, ¿qué lugar ocupa la música en su vida y cuál la actuación? ¿Cómo es esa convivencia?
–Me he diversificado mucho, y eso me hace sentir más plena y por consiguiente más completa. Diseñé un sistema nuevo de aprendizaje de actuación y doy seminarios hace diez años, publiqué una novela, dirigí teatro. Ahora estoy grabando el unitario de Po-lka El Maestro, con un personaje atractivo que me encanta y un elencazo envidiable. Pero la banda, el canto y el rumbo que tome todo esto es lo que me desvela y me apasiona. Es la novedad y la prioridad en este momento.
–¿Qué encontró en la música, ya sobre el escenario y en el rol de cantante, que tal vez no sentía en la actuación?
–Actuar es como abrir un grifo, son treinta años de experiencia. Es fácil para mí ingresar en ese lenguaje y lo disfruto, pero requiere de una disciplina y un rigor que a estas alturas me resultan algo agotadores. En mi vida –si vale la chanza metafórica—, la actuación equivale a un ex marido al que le tengo cariño, y con quien me encuentro a cenar y conversar cada tanto, y así seguirá por siempre, pero no deseo la convivencia porque conlleva una exigencia extra. La música, en cambio, es el gran desafío. Si bien me siento más expuesta porque no estoy protegida por un marco de ficción, tiene una bohemia y un relax inigualables, es celebratoria, disfrutable, genera comunión tácita, conectividad, libertad expresiva, une, motiva, entusiasma, transforma. Siguiendo con la metáfora, la música se parece al sexo, al amor vivo, a la entrega y a un compromiso puro, exento de tensiones, que produce deseo de permanencia.
–¿Encuentra una faceta más “lúdica” en la música, y una más “profesional” y estructurada en la actuación?
–Es también una definición aproximada. Creo que ambas son lúdicas. Solo que actuar involucra mente, cuerpo, alma, emocionalidad, concentración, disociación, horarios extensos y madrugones constantes. La música es cuidar el instrumento, afinarlo, conectar y elevarse. Listo. He cantado en estados de euforia, de amor, de tristeza profunda, de dolor, de gracia, y siempre he logrado unir el estado emocional a la expresión artística. Actuando tenés que desprenderte de vos para poder ingresar a un personaje. Requiere de otros recursos mas complejos.