El karaoke más catártico y patético de la historia. Así es el final del piloto de Life & Beth (estreno del último viernes por Star+). Beth acaba de recibir una de esas noticias que son un mazazo, sube al escenario y se dispone a destrozar “The Sign”, de Ace of Base. A diferencia del hit de los suecos, la protagonista no había visto ninguna de las señales de lo que se venía. Esta dramedy, creada, escrita, dirigida y protagonizada por Amy Schumer, exponen a su criatura “acercándose a los 40” frente a una reevaluación existencial. En el scanner hay lugar para duelo, separación, mudanza, cambio de trabajo y un patatús de salud. La producción original de Hulu -diez episodios de media hora- propone un pinball entre la comedia más ácida y el drama de interiores.

“Es tan fácil. No requiere esfuerzo. La gente confía en vos. Todo lo que te llevó a este momento… son tus instintos”. Esas son las primeras palabras de Beth. Lo que parece un gran discurso acerca del ser esconde un elaborado monólogo para vender cajas de un vino “tomable”. A eso se dedica esta exitosa profesional con una relación estable y tóxica con Matt (Kevin Kane). No hace falta rascar demasiado para notar que su presente es un durlock con humedad. “Soy la persona más feliz y satisfecha en este shopping. Amo mi vida cool. Tengo un gran departamento y un novio neoyorquino que es un 8 o un 9”, le dice a su madre en medio de una salida de compras. La relación picante con su progenitora (Laura Benanti) y las llamadas con su hermana (Susannah Flood) son otro indicativo de que esa pared está a punto de desmoronarse. Cuando todo se venga abajo, tendrá que repasar sus traumas de la infancia en Long Island.

La responsable de Inside Amy Schumer aquí le da un nuevo vuelo a su criatura de aspecto inocente, imponente y guarro. Y Life & Beth sale bien parada en lo más complejo de su propuesta: congeniar un humor cáustico con una historia de corte intimista. Ahí está la escena en que, tras un velorio, le proponen casamiento con una coreografía digna de video viral. O cuando Beth le dice a su médico que desayuna “vegetales, semen y algo de pasta”. Capítulo a capítulo, el pasado de su alterego -explorado a través de flashbacks- va ganando en tiempo y relevancia. Es un carnaval de bullying, humillación y ruptura del seno familiar que sale a flote por el cariño hacia el personaje y, sobre todo, por la interpretación Violet Young como la Beth adolescente. Otro plano del relato no logra el mismo balance. Específicamente el cortejo en el presente con el granjero local (Michael Cera) que suena a forceps romántico para un personaje que requiere otra clase de remedo.

Schumer, entonces, se florea al límite del ego trip. Según confesó la realizadora –y próxima presentadora de los Oscars-, la idea para esta ficción nació de una visita a la casa de sus padres y el revisar sus diarios de adolescente. No es la única en esta impronta. Life & Beth marida muy bien con Somebody Somewhere (HBO), serie concebida por su comadre Bridget Everett. Ambos programas cuentan con protagonistas de regreso a su pueblo natal entre sollozos, muertes, recuperaciones y risas. Aquí hay algo de Entre copas (Alexander Payne; 2004) pero con la impronta de quien encabezó Sexy por accidente (Marc Silverstein, Abby Kohn; 2018) y Esta chica es un desastre (Judd Appatow; 2015). Si en su historial Schumer se había probado el traje de una “dama en guerra”, en Life & Beth pide una tregua.