El dólar blue bajó 50 centavos y terminó en 202 pesos. Fue en la misma jornada en que se observó un salto en el precio de las acciones, principalmente las dedicadas al rubro de energía. Por ejemplo, la petrolera YPF anotó un avance de 4,2 por ciento en su modalidad de ADR, es decir el título que se opera en dólares en la la bolsa de Nueva York. Las acciones de energía mostraron importante volatilidad en las últimas semanas vinculadas con el movimiento del precio del petróleo y el gas a partir del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania. 

El Banco Central presentó este lunes el Informe de Política Monetaria en el que se hace un balance detallado de estos movimientos del precio global de la energía, y el impacto para la economía internacional y local de estos desequilibrios. “El precio (internacional) del petróleo venía aumentando desde diciembre por la recuperación de la demanda de combustibles y una oferta que ha tardado en responder. Las sanciones impuestas a Rusia y los problemas de transporte del petróleo impactaron fuertemente en el Brent, que alcanzó los 139 dólares por barril el 8 de marzo, el máximo desde 2008; y bajó hasta valores cercanos a 100 el barril durante la semana posterior”, mencionó el reporte.

Además detalló que Rusia es el principal exportador mundial de gas natural, y Europa depende fuertemente de las importaciones energéticas desde aquel país. A comienzos de la crisis bélica, el gas cotizaba a 116 euros por MWh, y llegó a alcanzar los 212 euros por MWh el 7 de marzo, lo cual representa un incremento de 83 por ciento en el mercado de referencia de Holanda.

Al mismo tiempo el incremento de la energía se acompañó con un fuerte aumento de precios en otras materias primas de alimentos. “Aumentaron los precios de diversas materias primas alimenticias debido a que Rusia y Ucrania se encuentran entre los principales productores globales: entre ellas, el trigo y el girasol y, en menor medida, el maíz”, indicó el Banco Central.

En conjunto, según el detalle del documento del BC, Ucrania y Rusia concentran aproximadamente el 25 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo, el 56 por ciento de aceite de girasol y el 10 por ciento de maíz. “El precio del trigo alcanzó un récord de 523 por tonelada el 7 de marzo para luego bajar, acumulando al cierre de este informe un incremento de 23 por ciento desde que comenzó el conflicto y un 40 en el año”, agregó.

Para la autoridad monetaria los resultados del conflicto en Europa, además del alza en el valor de los commodities, implican una mayor presión en el frente financiero para las economías en desarrollo. Las presiones inflacionarias vinculadas con la suba de los alimentos y energía aceleran las decisiones de la Reserva Federal (banca central de Estados Unidos) de incrementar la tasa de interés y así modera los flujos de capitales hacia economías emergentes.

“La guerra entre Rusia y Ucrania acentuó el endurecimiento de las condiciones financieras globales que se venía observando en los últimos meses, aumentando también la volatilidad”, explica el Banco Central. Luego, detalló que “los flujos de capitales hacia países emergentes, que venían siendo positivos y con baja volatilidad, comenzaron a mostrar salidas en las últimas semanas. Los flujos desde comienzos de año fueron negativos en 13 mil millones de dólares”.

El nuevo contexto global adelanta, según el documento del Central, una mayor dificultada para la economía mundial para sostener los niveles de crecimiento. “El conflicto armado intensificó dos tendencias previas: mayores precios de energía y alimentos y de los costos de transporte, implicando mayores presiones inflacionarias globales y menor nivel de actividad. Hacia delante, la dinámica del conflicto determinará la magnitud de ese impacto”, resumió.

Los problemas para la economía global también pueden endurecerse en función de lo que ocurra con la evolución de la pandemia, la desigualdad en el ritmo de vacunación, la velocidad y cuantía del retiro de los estímulos monetarios y fiscales en países avanzados. Estos son algunos de los factores de riesgo, a los que pueden sumarse los altos niveles de deuda y la posible sobrevaluación de activos.