Con fuertes críticas al Gobierno nacional y sin hacer ningún tipo de autocrítica ni asumir la responsabilidad en la deuda que contrajo con el FMI, reapareció este lunes el expresidente Mauricio Macri. Lo hizo en una entrevista con la señal de noticias LN+, en la cual el fundador del PRO dejó traslucir que mantiene su receta neoliberal, al insistir en querer quitarle recursos a Aerolíneas Argentinas y, en última instancia, privatizar la aerolínea de bandera.
"Hasta cuándo van a seguir tirando 700 millones de dólares por año en Aerolíneas Argentinas", dijo Macri y pidió que ese dinero sea utilizado para construir "escuelas, hospitales y rutas". En esta oportunidad, los periodistas no le repreguntaron cuántos de esos centros médicos o institutos escolares se hubieran podido edificar con el préstamo de 44 mil millones que la gestión de Cambiemos le solicitó al Fondo Monetario Internacional.
En la entrevista, Macri insistió: “Si Aerolíneas Argentinas no es viable, hay que privatizarla. Un avión es un taxi que vuela. Hasta cuándo nos van a vender esos avisos románticos y lindos de aerolíneas que es Argentina”, expresó en una extraña definición del medio de transporte. Cuando Macri sí ocultó su deseo privatizador fue en 2015 cuando, antes del balotage con Daniel Scioli, Macri sumó en su listado de cosas que “no iba a hacer” –como devaluar, quitar subsidios y acercarse al FMI–, la privatización de las empresas en manos del Estado argentino. “YPF y Aerolíneas seguirán en manos del Estado, pero bien administradas”, aclaró rápido de reflejos cuando el focus group del momento apuntaba a defender esa posición.
La desmentida, con una sola foto
En la entrevista televisiva, el expresidente también apuntó contra Pablo Biró, secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), al acusar que los subsidios a Aerolíneas Argentinas "van" al dirigente gremial "y sus amigos" para que "se diviertan”. En ese sentido, el expresidente se arrogó formar parte de un colectivo de ciudadanos que "no usa" la aerolínea estatal. Lo extraño es que una mera foto lo desmiente: el 25 de febrero de 2017, el por entonces jefe de Estado volvía -en primera clase- junto con su esposa Juliana Awada, su hija Antonia, un puñado de ministros y allegados desde España. ¿El avión? De Aerolíneas Argentinas.
Tras ese viaje, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aconsejó al presidente que no viaje en vuelos de línea y decidió gastar en aeronaves privadas "hasta que el gobierno compre una propia".