Antonio Caló, tras 18 años de estar al frente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), deja la conducción del poderoso e histórico sindicato. Ahora queda como secretario general Abel Furlán, jefe de la seccional Zárate-Campana, exdiputado del Frente para la Victoria y muy cercano a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Como secretario adjunto asumirá otro histórico en el gremio Naldo Brunelli. El cambio se concretó en el marco del congreso de delegados metalúrgicos que deben elegir la nueva conducción nacional. Luego de intensas negociaciones en busca de una lista unidad y ante la incapacidad de conseguir el suficiente respaldo, Caló --identificado como albertista--decidió dar un paso al costado y se retiró de la competencia y del secretariado nacional del gremio metalúrgico.

Poco después de ser elegido, Furlán habló ante los periodistas que esperaban a la salida de la reunión de los delegados de la UOM. Allí un cauteloso Furlán afirmó que “al Presidente (Alberto Fernández) le tiene que ir bien porque si eso sucede le va a ir bien a todos los trabajadores”. El dirigente, electo en un virtual colegio electoral por 230 votos a favor, 40 abstenciones y un solo voto nulo, sobre un total de 271 electores, agregó que el gremio que ahora conduce está "dispuesto a defender un modelo industrial y de desarrollo, que defienda a los trabajadores y alcance la felicidad de nuestra gente".

Es más, el nuevo jefe metalúrgico indicó que asume la nueva conducción "con la esperanza de estar cumpliendo con nuestro compromiso, que es la defensa de los derechos de los trabajadores y los intereses de nuestra patria”.

Sale un albertista, entra un kirchnerista

El cambio en la conducción en la UOM expresa un reacomodamiento de las fuerzas internas en este importante gremio pero que de alguna manera anticipa lo que ocurre puertas adentro en el resto del universo sindical. En los cuerpos de delegados se discute la situación crítica que atraviesan los trabajadores ante la falta de políticas públicas fuertes y efectivas que les permita recuperar el poder adquisitivo. Pero además, y sobre todo, entre los trabajadores hay una mayor preferencia política por la vicepresidenta a diferencia de lo que sucede con buena parte de las conducciones gremiales. Estas, y Caló es un ejemplo de ellas, prefirieron siempre a Alberto Fernández antes que a CFK. Por cuestiones políticas pero también patriarcales.

Caló supo dirigir una de las CGT que convivieron con dificultad en el último período del segundo gobierno de CFK. Pero la que él conducía estaba identificada con la entonces presidenta, pero el fin del mandato resultó también en el final de la relación. Durante el gobierno de Macri, el metalúrgico no rompió lanzas con Cambiemos y mantuvo vínculos institucionales. Es más, el último ministro de Producción macrista, Dante Sica, supo asesorar a la UOM que se entusiasmó con su designación. No duró mucho, el funcionario no rompió con la política anti-industrial del gobierno de Cambiemos. Eso no se olvidó en la UOM.

La designación de Alberto Fernández alegró a Caló, quien militó su candidatura y en estos días llamó a expropiar aquellas empresas que no cumplan con los acuerdos de precios que lleva adelante el gobierno de Fernández. Un posicionamiento que algunos dirigentes de la UOM consideraron a destiempo y un tanto sobreactuada porque con ella buscaba mejorar sus posibilidades de reelección en el gremio. En realidad, además de sus alianzas políticas lo que también le cuestionan a Caló es la mala prestación de la obra social e incluso la disputa por los salarios en estos últimos años.

Abel Furlán y Cristina Fernández de Kirchner

Furlán, en cambio, desarrolló su relación con el kirchnerismo incluso después de que CFK terminara su gobierno. Se mantuvo en el bloque del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados mientras otros sectores se desvinculaban rápidamente. El ahora titular de la UOM mantiene además un buen vínculo con los dirigentes sindicales que son parte de la Corriente Federal de Trabajadores, un agrupamiento de raiz kirchnerista. Es por eso que este cambio de autoridades es leído por algunos como una expresión de la tensión que se vive por estos días en el Frente de Todos.

Si bien Furlán señaló que se había logrado una lista unidad que Caló "acompañó", lo cierto es que no hubo posibilidades de acuerdo para integrar los dos sectores en una sola lista que deberá ser refrendada el próximo 5 de abril cuando el congreso de la UOM ratifique lo definido en esta oportunidad.

Así, por primera vez en la historia la seccional Capital, Caló no será parte de la conducción y su salida corta un mandato que había impuesto en su momento Augusto Timoteo Vandor, quien había sentenciado en un congreso que la seccional Capital siempre parte de la conducción nacional. Pero Caló no fue el único que deja de ser parte del secretariado nacional del poderoso gremio metalúrgico. A principios de marzo, Francisco "Barba" Gutiérrez perdió la conducción de la seccional Quilmes a mano de Adrián Pérez, un dirigente aliado al kirchnerismo y, sobre todo, a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. Eso fue un anticipo de que el poder de Caló estaba sufriendo un acelerado descalabro.

La CGT

Ahora bien, la derrota de Caló no fue total ya que por ahora la nueva dirección de la UOM decidió que continúe ocupando la silla que el gremio tiene en el consejo directivo de la CGT. Se trata de la Secretaría de Interior, la que tiene a su cargo el seguimiento, contención y normalización de las diferente regionales de la central obrera que funcionan en las provincias.

Diferente es la situación de Gutiérrez que no seguirá al frente de la secretaría de Relaciones Internacionales de la UOM y será reemplazado por Esteban Cabello de la seccional La Matanza, que responde a otro histórico metalúrgico y exdiputado, Carlos "El Ruso" Gdansky, un hombre que no tiene buena relación con Gutiérrez y está distante de Caló.

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