Kiev, bajo toque de queda, está determinada a resistir el avance de las tropas rusas, que mantienen igualmente un fuerte asedio sobre Mariupol. La ciudad del sudeste de Ucrania fue atacada este martes con dos "bombas superpotentes", de acuerdo a las autoridades locales. El presidente estadounidense, Joe Biden, expresó el temor de que Moscú pase a mayores, recurriendo a armas químicas o biológicas. Las potencias occidentales, reticentes a implicarse directamente en el conflicto, anunciaron que reforzarán sus sanciones económicas contra Rusia el próximo jueves, mientras que el vocero del gobierno ruso, Dmitri Peskov, dijo que su país todavía no alcanzó ninguno de los objetivos militares en Ucrania.
Tercer día de toque de queda en Kiev
Bolsas de arena para bloquear algunos accesos, sirenas antiaéreas y detonaciones en la lejanía forman parte del panorama habitual de la región de Kiev, con gran parte de sus 3,5 millones de habitantes desplazados por la invasión iniciada el 24 de febrero pasado. Todos los comercios se encuentran cerrados cumpliendo con el toque de queda, el tercero desde el inicio de la guerra, y la orden es que todo el mundo se quede en casa y baje a los "refugios en cuanto las sirenas empiecen a sonar", según el alcalde y excampeón del mundo de boxeo Vitali Klitschko.
"En el peor de los casos moriremos, pero nunca nos rendiremos", agregó Klitschko en declaraciones ante el Consejo de Europa. Maxim Kostetskyi, un abogado de 29 años de Kiev, ve al toque de queda como una pausa. "No sabemos si los rusos seguirán intentando rodear la ciudad, pero nosotros nos sentimos mucho más seguros, la moral está alta", dijo este miembro de una unidad de voluntarios.
Al menos una persona murió en un ataque con drones contra un instituto científico de Kiev este martes, indicaron fuentes oficiales. Los rescatistas militares extrajeron un cuerpo cubierto con una lona de plástico del edificio de siete pisos que alberga el Instituto de Materiales Superduros, en el noroeste de la capital.
Bombas superpotentes en Mariupol
La situación es peor desde hace semanas en Mariupol, en el sudeste del país, donde más de 200 mil personas están atrapadas sin agua ni electricidad. La ciudad es una plaza clave porque le serviría a Rusia de puente entre las fuerzas en Crimea y los territorios controlados por Moscú en el norte y este de Ucrania.
Desde hace días hay corredores humanitarios para intentar evacuar a la población sitiada, pero la situación sigue siendo desesperante y la localidad fue descripta por Human Rights Watch como "un infierno helado lleno de cadáveres y edificios destruidos". "Dos bombas superpotentes cayeron en la ciudad", indicaron las autoridades locales sin aportar ningún balance inmediato.
De acuerdo al gobierno ucraniano, el panorama también es crítico en Jerson, al sur del país y ocupada por soldados rusos, donde cerca de 300 mil personas están por quedarse sin comida y medicamentos. "La situación humanitaria se está deteriorando rápidamente. Los recién nacidos y los pacientes graves constituyen la población de especial riesgo", señaló en un comunicado el ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano.
Naciones Unidas informó que ya tiene confirmada la muerte de 953 civiles desde el inicio de la guerra, 78 de ellos niños. Pero la cifra real sería "considerablemente mayor" por el retraso en la verificación y la falta de datos de zonas clave como Mariupol.
Negociaciones "más sustanciales"
Uno de los actores que se ofreció como mediador para frenar el conflicto es el papa Francisco, quien se comunicó por teléfono con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, para abordar la situación en el país. "Apreciaríamos el papel de mediador de la Santa Sede para poner fin al sufrimiento humano" en Ucrania, escribió Zelenski en Twitter, quien además informó al papa sobre "la situación humanitaria difícil y el bloqueo de los corredores humanitarios por las tropas rusas".
El Kremlin considera que las negociaciones entre ambas partes deberían ser "más enérgicas, más sustanciales", según su vocero Dmitri Peskov. En tanto, Estados Unidos y sus aliados europeos anunciaron que el jueves darán a conocer más sanciones contra Rusia. Será en el marco de la visita que el presidente estadounidense, Joe Biden, realizará a Europa. El jueves participará en una cumbre extraordinaria de la OTAN y en una reunión del G7 en Bruselas.
Biden aseguró que es "claro" que Rusia está considerando el uso de armas químicas y biológicas en Ucrania y advirtió de una "severa" respuesta de Occidente si decide hacerlo. "Su espalda está contra la pared", dijo Biden sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, recordando que Rusia recientemente acusó a Estados Unidos de almacenar armas químicas y biológicas en Europa.
Rusia contempla usar armas nucleares
En paralelo el vocero del gobierno de Rusia, Dmitri Peskov, dijo este martes que su país contempla la posibilidad de usar armamento nuclear si se encuentra ante una "amenaza existencial". En una entrevista con el canal estadounidense CNN, Peskov respondió que "si se da una amenaza existencial, entonces podría ser", al preguntarle bajo qué circunstancias el Kremlin usaría su potencial nuclear.
La posibilidad de desatar un conflicto nuclear que derivara en la Tercera Guerra Mundial es uno de los argumentos más recurrentes del gobierno estadounidense para rechazar una participación directa en la guerra en Ucrania. Rusia y Estados Unidos son los dos países con mayor arsenal nuclear, aunque también cuentan con armas nucleares otros siete países: China, Francia, Reino Unido, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.
En la misma entrevista con la CNN, Peskov reconoció que Putin "todavía no ha logrado" ninguno de sus objetivos militares en Ucrania, aunque aseguró que la operación militar en el país eslavo se está produciendo "en estricto cumplimiento de los planes y fines fijados de antemano".