Politizar aquello que se creía íntimo y personal. Eso es lo que Socorristas en Red viene haciendo en Argentina desde hace diez años. El 30 de marzo de 2012, fue el día en el que tuvo lugar la primera reunión en la que estuvieron presentes, entre otras, Laura, Lidia y Ruth Zurbriggen (hermanas), María Trpin y Belén Grosso, quienes hasta hoy integran la Red que cuenta con 50 colectivas. Una Red que no ha dejado de crecer y se extiende de sur a norte y de oeste a este en nuestro territorio acompañando la decisión de abortar. Desde aquel momento decidieron convertir el acompañamiento a quienes abortan en una práctica política que colaboró en cambiar el modo en el que los abortos se perciben socialmente y, mucho más, si pensamos el largo trecho que faltaba para la sanción de la ley 27.610.
Parte del trabajo de esta articulación de colectivas y grupas feministas es brindar información para abortar siguiendo los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Impulsada desde la Patagonia por la pasión y el deseo de las integrantes de la Colectiva La Revuelta, SenRed sigue diseñando estrategias feministas que se sostienen en acuerdos políticos y colectivos. Desarrollaron sus propias herramientas y, desde 2014, relevan datos, los sistematizan y socializan. Así registran cada acompañamiento que realizan y recaban información contundente.
17. 534 mujeres, varones trans, lesbianas y personas no binarias con capacidad de abortar se comunicaron con Socorristas en Red durante el primer año de la pandemia, para conocer métodos de aborto seguro.
Abortar acompañadas: algo impensado hace una década
Diez años antes de que el aborto fuera ley en Argentina, ellas dieron impulso a esta manera de abortar acompañadas. Así empezaron aprendizajes y tomaron decisiones sobre el hacer socorrista: una irrupción feminista que dejaba, poco a poco, de seguir el discurso médico para imprimir los propios saberes. Tenían una convicción: sacar al aborto del lugar individual, secreto y privado para volverlo público y colectivo. Para politizarlo.
¿Qué vuelve tan peculiar esta experiencia? La capacidad que tiene el socorrismo de destrabar palabras. “Una situación que podía ser traumática se convirtió en una oportunidad para recibir amor”. “Me di cuenta de que no era la única. Y todas teníamos edades distintas. Sentí alivio y ya no me dio tanta vergüenza estar ahí”. “Quiero seguir estudiando, no quiero que mi futuro se vea truncado por un embarazo que no busqué”. “Me siento liviana y aliviada ahora”.
En ese acuerpamiento, el socorrismo produce transformaciones subjetivas y sociales. Los sentidos del aborto se narran en intercambios que sintonizan una escucha. Narrar experiencias de abortos desde los afectos hace trastabillar la idea del aborto como lo peor que puede pasarle a una persona que desea interrumpir un embarazo. En cada encuentro circula la palabra, se despejan dudas, aparecen angustias y risas. Se despliega la información, se comparten folletos sobre los usos seguros de la medicación, se conversa sobre el momento más oportuno para iniciar el tratamiento y, desde la reglamentación de la ley, cada persona elije si prefiere concurrir al sistema de salud o se decide por un aborto autogestionado, como lo llaman en los talleres.
Diez años atrás, fue en el comedor de la casa de Lidia Zurbriggen, en la ciudad de Córdoba (que de noche se transformaba en el garaje donde guardar el auto), el lugar en el cual ese puñado de compañeras participó de la primera reunión. “De alguna manera estábamos involucrándonos con el cotidiano del aborto. Nosotras activábamos mucho en la calle con intervenciones públicas. Éramos referentes para nuestras amigas de movimientos sociales, fue todo muy artesanal hasta que tuvimos esa primera reunión”, cuenta Lidia desde Córdoba. “Lo que más queríamos era escuchar. Si las Revueltas en Neuquén podían hacerlo (habían armado el Socorro Rosa), ¿por qué acá no íbamos a poder? Ahí definimos tener las líneas telefónicas públicas”, suma Laura.
Las tres cuartas partes de quienes conectaron a SenRed durante el 2020 para abortar, estaban comprendidas en edades en las cuales un embarazo no constituye en sí mismo una problemática social, como sí sucede cuando se trata de embarazos en edades más tempranas, es decir, en niñas o/y adolescentes.
La Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito y el fallo F.A.L.
En marzo de 2012 había salido el fallo F.A.L. (caso judicial surgido en Chubut en el que la madre de una joven de Comodoro Rivadavia, violada por su padrastro cuando tenía 15 años, recurre a la Justicia para que su hija pudiera realizarse el aborto en un hospital público), que fue uno de los puntos de discusión de aquella primera reunión, junto con la decisión de compartirse saberes en relación a la medicación y lo que sucedía al interior de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que siempre era movilizante. Años atrás había salido el libro “¿Cómo hacerse un aborto con pastillas”, de Lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto, que fue de gran ayuda en la formación. “Algo tenemos que hacer”, dijeron porque cada vez las llamaban más personas, y no solamente de Neuquén, la Revuelta acompañaba a personas de todo el sur del país. “En esa reunión en Córdoba, vimos la película francesa “Ella tiene los ojos bien abiertos”. Me acuerdo que la pusimos en el temario para mirarla juntas y pensar sobre lo que ahí sucedía. Estábamos muy atravesadas por la demanda de la ley como parte de la Campaña”, agrega Ruth. “En 2013 la visibilidad fue nuestro principal acuerdo. Y dar a conocer el uso del misoprostol. Imprimimos 10.000 afiches grandes y otros materiales que presentamos en el por entonces llamado Encuentro de Mujeres de San Juan”, recuerda Belén. “Fuimos a la Escuela de Estrategias por el Aborto Legal con megáfonos y afiches que poníamos en algunas aulas y decíamos: este es un taller de uso seguro de misoprostol”. Esos talleres implicaron que más personas se comunicaran con ellas.
Desde los inicios fue rápida la articulación con las compañeras de América Latina y el Caribe, que desembocó en la creación de la Red Compañera, una alianza estratégica que reúne a activistas de toda Latinoamérica y el Caribe, lanzada el 20 de mayo de 2021.
“En estos 10 años que nos celebramos pienso que es poco tiempo para todo lo que pudimos hacer. Pudimos sostenernos en esta red, acompañarnos y acompañar. Tuvimos momentos difíciles, como fue la ruptura de 2018, pero pudimos seguir caminando y seguir construyendo. Es grandioso todo lo que hicimos como red, la disposición política que tuvimos todo el tiempo para plantearnos nuevos desafíos y las distintas campañas que fuimos desarrollando, como esta última de difusión de la ley IVE”, subraya Lidia y da cuenta de un recorrido repleto de compromiso feminista.
En el 2012, no sabían hacia dónde iban. Sin embargo trazaron un extenso camino que sigue corriendo los límites de lo posible, con complicidades, emociones, cuidados y mucha información.