A nivel mundial, existen muchas mujeres y grupos LGTBIQA+ practicando la autodefensa. En Latinoamérica somos una red amplia, con diferentes puntos de vista en relación a la práctica pero con un mismo objetivo: entregar herramientas para sobrevivir a situaciones de violencia.

Donde trabajo, ESD Global (Autodefensa y Empoderamiento Global por sus siglas en inglés), es una red dedicada a crear equipos de Instructoras de ESD que apoya y acompaña líderes(as) comunitarias en todo el mundo y que fomenta el desarrollo de la Autodefensa para el Empoderamiento como herramienta para el fortalecimiento de las comunidades, la educación, la economía de las mujeres, etc. Me importa hablar de esto porque la red existe y veo que a la hora de criminalizar los actos de autodefensa el foco se desvirtúa. La Autodefensa para el Empoderamiento es un sistema de aprendizaje y (co)creación de herramientas para evitar el peligro, reducir la intensidad de los conflictos, aumentar la eficacia en la resolución de conflictos y desarrollar habilidades de autodefensa física. Los fundamentos de la Autodefensa para el Empoderamiento se basan en la comprensión de la historia, la psicología y el pathos de la violencia contra las mujeres y las poblaciones vulnerables. La violencia hacia nuestros cuerpos es innegable y no podemos quedarnos de brazos cruzados.
La organización ha formado a muchas instructoras en países diferentes: Nicaragua, Argentina, Chile, Costa Rica, México y ahora mismo con una capacitación en Brasil. El año pasado realizamos dos capacitaciones en México donde se graduaron casi 30 nuevas instructoras abarcando gran parte del territorio del país. En Chile desde el 2017 mas o menos venimos practicando la autodefensa. ¿Nos van a decir que la autodefensa no es necesaria en contextos sociopolíticos como los que vivimos en Latinoamérica?

La red de instructoras de autodefensa crece cada vez más por lo que es imperativo cambiar la mirada que se tiene sobre la misma y saber que las personas que son víctimas de violencia nos estamos queriendo defender y ello no puede ser criminalizado, esta es la realidad. Estamos cambiando el foco: de víctimas a defensoras. Esto último fue lo que hizo Higui y desestructuró todo.
Nosotras respaldamos lo que hizo Higui, podríamos decir incluso que lo promovemos en nuestras prácticas y en nuestro discurso. Defenderse es profundamente político y una reacción humana natural de supervivencia. Merecemos vivir tranquilas y sin miedo.

* Carina Aspillaga Borquez es dramaturga, directora escénica e instructora de Autodefensa. Directora del Laboratorio Escénico de Autodefensa.