Un cruzado, Jorge Retamoza. Un arriesgado. Hace lustro y medio le había dado por pasar a saxo los secretos de Reunión cumbre, notable disco de jazz y tango que Astor Piazzolla y Gerry Mulligan habían grabado en 1974. Y había salido airoso. Luego, durante la pandemia, le dio por componer una suite en clave similar, y mostrará el resultado este miércoles a las 20.30 en el nuevo Bebop Club (Uriarte 1658). “Es una obra que nunca hemos tocado en vivo”, aclara el vientista, con tino y tono de subirle el precio al convite, para luego meterse dentro de ella. De las sensaciones hechas música que la componen: “La obra tiene dos vertientes. Una es el centenario de Piazzolla y la otra es el tema de la pandemia mundial que ha afectado al mundo estos dos últimos años”, dice.
Suite del año de la tanguedia -así se llama la obra- fue grabada y filmada en estudio por Retamoza en saxo barítono, Matías Rubino en bandoneón, Gastón Harisquiry al piano, y Roberto Seitz en contrabajo. Consta de cuatro partes que, como anticipa su autor, cruza un sonido reflexivo, fruto de la pandemia, con la matriz piazzolliana, que el músico capta desde sus vientos. Tal alquimia es lo que se escucha en las cuatro partes que la pueblan: “Año tanguedia”, “Emergencias”, “Las ausencias” y “Hora de cierre”.
“El disparador de la obra fue el centenario de Piazzolla, sí, pero el tema también era hacer algo referido a ese acontecimiento desde mi perspectiva, porque si bien él es uno de mis grandes referentes, intento desde hace mucho tiempo que las referencias sean eso: una presencia y no una copia”, subraya el saxofonista, cuya cosecha en discos solistas alcanza a ocho, todos imbuidos de esos entresijos sonoros que aparecen entre el tango, el jazz y la música clásica, vertiente esta última en que Retamoza incursionó -más puro- a través de varias faenas. Entre ellas, Tres escenas porteñas para dos clarinetes bajos y banda sinfónica o el Concertango para saxo barítono y orquesta, además, claro, de haber sido el primer saxofonista argentino en grabar íntegramente los Seis estudios tanguísticos de Piazzolla.
“Es innegable que la obra de Astor se proyecta sobre el presente y el futuro, estableciéndose como un hito. De hecho, todos los festejos que se realizaron por su centenario, aquí y en todo el mundo, no hicieron más que confirmar su presencia, su legado y el establecimiento de su música como algo universal”, destaca el músico, acerca de la principal referencia de una suite que también se deja impregnar por las dagas estéticas de Horacio Salgán y Eduardo Rovira, por el lado del tango; de John Coltrane y Miles Davis, desde el jazz; y por los clásicos Ravel y Mahler. “Creo que la producción discográfica o la interpretación de cualquier músico en la actualidad remite a sus referentes de manera muy concreta”, justifica. “Y esas influencias no son algo que puedas controlar, están presentes. Está presente lo que escuchaste y lo que estudiaste, en tu producción y en tu manera de tocar. Pero para mí, como dije antes sobre Astor, lo importante es poder trascender esa influencia. Que sea una influencia y no una copia de modelos, quiero decir”.
Además de la Suite a estrenar, Retamoza y su cuarteto tocarán algunas piezas de Reunión cumbre que el saxofonista traspasó completa y puntillosamente a su instrumento, en 2014, cuarenta años después de aquella intrépida incursión que conmovió tanto a jazzeros como a tangueros. “Cada tanto la reponemos, porque es una música que siempre está en mí y de alguna manera es el disco inaugural de lo que estamos haciendo ahora. Y no solamente de este proyecto sino de muchos otros. Además, los temas que integran este disco nos suenan mucho mas canyengues, mucho más tangueros que en el original”.
Un tercer fragmento del concierto, el músico lo destinará a sus dos últimos discos: Colores de otoño y Seis estudios tanguísticos. El primero, estrenado en 2015, poblado por nueve piezas propias influenciadas por el Conjunto 9 de Piazzolla, más una versión árida, angular, del mencionado Rovira, llamada “Solo en la multitud”. “Nos gusta reencontrarnos con los muchachos del cuarteto para desarrollar este tipo de proyectos. Si bien yo soy el líder, el grupo es de los cuatro, básicamente porque los aportes de cada uno son fundamentales y definen el perfil del grupo”.
Retamoza tiene proyectado publicar su noveno disco en breve y el contenido está previsto. “La verdad es que sigo explorando y profundizando la sonoridad del cuarteto, con pasajes de las obras estrictamente escritas y con espacios para la improvisación de cada integrante. Improvisación, claro está, con el vocabulario del tango, porque el cuarteto está integrado por los instrumentos típicos de un grupo de tango”.
-Una formación instrumental en principio singular para el cruce de géneros. ¿Bajo qué palabras arriesgarías una definición desde adentro?
-Lo de singular es porque le da un color y una sonoridad muy original al grupo, es otra energía la que circula. Además, los integrantes del cuarteto hemos tocado tango, jazz, rock, y también música de cámara o sinfónica. Esto nos permite tener otro tipo de interacción al momento de tocar y esta experiencia se hace notar. ¿Cómo definiría esta música? Como un tango interpelado por la música de cámara y por el jazz.